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miércoles, 17 de septiembre de 2025

Los trabajadores del agua

 Sin tacto

Por Sergio González Levet


Dios regala el agua pero no la entuba, y esa simple expresión condensa el trabajo esforzado, ninguneado y vital que realizan los empleados de los sistemas de agua potable y alcantarillado en los municipios de Veracruz.

Es obvio que el problema del suministro domiciliario del líquido está convertido es uno de los más sensibles y delicados, por lo que representa en la calidad de vida para los habitantes de pueblos y ciudades.

El agua lo es casi todo: es vida, es alimento y vehículo para el organismo, es fuerza, es medio de transporte, es energía, es higiene y salud, es deporte y entretenimiento, es arte y belleza, es fuente de trabajo para muchos y riqueza para algunos.

Y es un medio de conflicto cuando escasea porque sin ella se van la comodidad y la prestancia, la seguridad y la pulcritud, la agudeza y la fuerza. Se pierde la tranquilidad cotidiana y el sosiego en el hogar.

Y por eso cuando falta en las casas, los empleados del agua son la primera línea en recibir las quejas y los reproches, las acusaciones por las corruptelas de tantos funcionarios de tantas administraciones que han robado hasta convertir en cajas chicas los recursos que debían servir para mejorar, ampliar y garantizar el suministro de agua de la mejor calidad.

“Por tanta robadera es que no le alcanza el agua a ningún municipio” -me dice un amigo poeta que sobrevive como empleado del agua potable en un ayuntamiento de cuyo nombre o quiero acordarme-. “Los sistemas de acopio y distribución tienen innumerables boquetes -y no lo digo como una metáfora- por donde se van las aguas que fueron encauzadas para servir en los hogares. Y así como son los boquetes hidráulicos también hay enormes agujeros económicos que han surtido y a enormes fortunas personales a lo largo de los años… y lo siguen haciendo”.

Pero los esforzados trabajadores del agua sólo cobran su modesto salario que les medio alcanza para mantener a su familia. Y a cambio cumplen jornadas agotadoras, siempre en el lodo, siempre enfangados en las ciénegas artificiales que producen las fugas.

Mírelos usted ahí en la calle, con sus uniformes color caqui, armados de tubos y de picos y palas, siempre en la lucha por contener como puedan el huidizo recurso que es el más caro y el más preciado de la creación.

Honor a esos esforzados paladines con herramientas avejentadas, con botas muchas veces luidas por el uso rudo y la falta de insumos oportunos. Reconocimiento a esos neptunos que viven en el agua y viven del agua. Comprensión a ellos porque su trabajo es ingrato, pues solamente se nota cuando hay una fuga o una sequía, y porque son los que reciben el malestar de los usuarios y a veces hasta los insultos, como si fueran ellos los que desvían los presupuestos, los que hacen obras de pacotilla, los que se embolsan el fruto de la corrupción.

Son los verdaderos héroes sin capa y con casco.


sglevet@gmail.com