Viajar a España puede ser una buena ocasión para cualquier persona
pueda visitar la medieval ciudad amurallada de Ávila en el corazón del viejo
reino de Castilla. Una ciudad que fue cuna de grandes personajes, como los
Santos Teresa de Jesús y Juan de la Cruz.
Ávila de los Caballeros, Ávila del Rey es la capital de una de las
nueve provincias que conforman la Comunidad Autónoma de Castilla y León.
Situada junto al rió Adaja, se encuentra a 113 Km. de Madrid, capital de España
y perfectamente comunicada con la misma.
Un viejo dicho sostiene que Ávila es “Tierra de cantos y de santos”. De
cantos por el rigor de la tierra abulense, sobria y granítica, austera e
inquebrantable, acorde con la solemnidad de la mística y el recogimiento y con
la dureza del temple de la guerra, De santos, por la cantidad y la importancia
de los mismos, como Santa Teresa de Jesús, patrona de la ciudad, y San Juan de
la Cruz.
La UNESCO declaró a la ciudad de Ávila “Patrimonio de la Humanidad” en
reconocimiento a la gran importancia de sus monumentos, tesoros de una ciudad
que sintetiza magníficamente el espíritu castellano de antaño, en lo que lo
militar y lo sagrado avanzan juntos, inseparablemente unidos. Sus murallas, sus
iglesias, sus palacios... son el reflejo de un pasado enormemente rico, que ha
dejado también sus frutos en hermosas tradiciones. Ejemplo de estas tradiciones
es su Semana Santa y todos cuantos actos se celebran alrededor de la misma,
estando considerada actualmente por el Gobierno de España, desde el año 2005,
de “Interés Turístico Nacional”.
Ávila, para sus habitantes y para todos los que nos visitan está
considerada como la “Jerusalén Castellana” por su similitud geográfica con la
ciudad en la Nuestro Señor Jesucristo vivió su Pasión, su Muerte y su
Resurrección.
Después de los numerosos actos que se celebran durante la Cuaresma, con
exposiciones, jornadas de música sacra, conferencias... la Semana Santa
abulense cuenta con 14 cofradías, hermandades o patronatos que integrados en la
Junta de Semana Santa, organizan 16 espectaculares procesiones, iniciándose las
mismas el Viernes de Dolores y terminando el Domingo de Resurrección, cubriendo
todos los días de la semana, incluso algunos de ellos con dos y tres
procesiones.
Treinta y ocho imágenes y grupos escultóricos tallados por grandes
imagineros, acompañados por centenarias cofradías penitenciales que conservan
sus primitivas raíces en el más puro sentir castellano, representan, en las
empedradas calles, la Pasión de Cristo, siguiendo con una tradición antiquísima
que tiene su origen en el año 1540
cuando el Ilustre Patronato de la Santa Veracruz organizó la primera de
las procesiones que dan inicio al amplio historial con que cuenta la Semana
Santa abulense, en la que la austeridad, el recogimiento, el silencio y el
bellísimo marco por el que discurren las procesiones hacen de la misma una
semana Santa digna de contemplar para los fieles que se agolpan, por miles, en
las aceras, unos de la propia ciudad y otros llegados de cualquier lugar del
mundo.
Describir las procesiones penitenciales abulenses es transmitir la
emoción de momentos e instantes que quedan grabados en la retina de los
espectadores que en esos días se acercan por la vieja ciudad que vio nacer a
Santa Teresa de Jesús. El lento caminar de pasos y cofrades, los anderos y
costaleros que portan los pasos a los
sones de impresionantes bandas de
música, la sombra de Crucificados y Nazarenos reflejados en la muralla, las
velas y faroles de los nazarenos, el canto del Miserere, el encuentro entre
Jesús y su Madre a las puertas de la catedral en la noche de Lunes Santo, el
Vía Matris con sus lecturas en diferentes plazas de la ciudad, el Vía Crucis
alrededor de la muralla con más de diez mil fieles acompañando al Cristo de los
Ajusticiados en la madrugada del Viernes Santo, hacen de la Semana Santa de
Ávila, una Semana Santa especial, de la que se dice que hay que contemplar
todas sus procesiones puesto que cada es distinta a la anterior y a la
siguiente.
Son días en los que las tradiciones más enraizadas se unen en una
profunda devoción. Y a esta visita debemos de añadir la rica gastronomía
abulense tradicional durante todo el año, pero que en esos días nos deja el
sabor especial de las flores, las torrijas y el hornazo, acompañados, como
bebida, por la tradicional limonada.