Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
Cuestionado sobre la falta de equipo para el personal
que atiende a los enfermos de Covid-19 en los hospitales del país, el Presidente
López Obrador contestó: “Yo tengo el reporte de que no hay carencias (es decir,
tiene otros datos), puede ser como lo estás mencionando que se entregue al
hospital (el material) y que ahí se almacene o no se distribuya, pero mañana
informamos”.
En su conferencia mañanera de este jueves agregó: “Aprovecho
para reiterar mi agradecimiento sincero (imagino que a doctoras, médicos,
enfermeras, químicos y camilleros) por su entrega, humanismo, por poner sus
propias vidas para salvar vidas ajenas. Es un acto de heroísmo y como hemos
hablado a estas alturas ya hay fatiga, es una situación difícil, pero ánimo,
ánimo, ánimo, vamos a salir adelante”.
Ese “vamos a salir adelante” sonó como a manada, como
a muchedumbre, cuando lo cierto es que López Obrador es el Presidente que menos
se ha movido para atender las necesidades de enfermos y hospitales. Todo el
personal sin excepción está laborando en condiciones deplorables lo que hace
más heroico su trabajo, porque del señor presidente lo único que han recibido
es apoyo moral y suministros que han dejado mucho que desear.
Este jueves los contagios llegaron a 81 mil 400 y la
cifra de muertos rompió la barrera de los 8 mil al contabilizarse 9 mil 44.
Y de la letalidad ni hablar; 11.1% en México contra
6.3% en el resto del planeta.
¿Entonces, aún no se aplana la curva?
¡Qué se va a aplanar!
Un Presidente que tuviera tantito así de respeto por
sus gobernados les hablaría con la verdad y ordenaría extremar las medidas de
confinamiento, pero López Obrador no es de esos. En su mañanera aseguró: “Ya se
domó la pandemia, ya se alejó el riesgo de una saturación en hospitales que
hubiera significado una pérdida de más vidas humanas y más dramatismo, eso
afortunadamente ya se superó”.
Vaya con la falacia monumental.
Este lunes 1 de junio (con la curva ascendiendo y con
el número de fallecidos aumentando), comenzará la “nueva normalidad” y el
martes López Obrador reanudará sus giras empezando en Yucatán y terminando en
Veracruz, uno de los cinco estados gobernados por Morena que tienen el 47% de
la totalidad de casos de Covid-19 en el país. Los otros son Ciudad de México,
Baja California, Tabasco y Puebla.
Qué necedad la suya y qué pésimo ejemplo da como Jefe
de la Nación. Fuera un chamaco de 15 años vaya y pase, pero es una persona de
66 que nomás por ese hecho debería estar confinado en su hogar de Palacio
Nacional en lugar de exponerse y exponer a los demás a un contagiadero.
Así como está de mal el país en lo económico, en lo
político y ahora en lo sanitario, no nos podemos dar el lujo de que se nos
enferme el Presidente que más que inaugurar obras a lo que viene es a buscar
votos para el 2021.
Pero esos votos se le pueden comprometer y mucho. Me
explico, lector. Por meses el doctor Hugo López-Gatell se ha negado a que se
practiquen las pruebas rápidas con las que China, Corea del Sur y Nueva Zelanda
contuvieron el coronavirus y que exige la Organización Mundial de la Salud.
A todos sorprendió y nadie comprendió la negativa del
científico hasta que apareció el peine. Y lo encontró el periodista Raymundo
Riva Palacio que este jueves escribió:
“Una vez más, la tozudez de López Obrador está por
encima de todo. Pero junto con ella, su tacañería. La razón por la cual no se
aplicaron las pruebas (rápidas) es porque López Obrador, de acuerdo con
personas que conocen sus argumentos, no quiere gastar dinero en ellas. La
instrucción fue ahorrar lo más que se pudiera, a lo que se añade que también se
han comprado insumos y equipos al costo más barato en el mercado… que resultaron
muy deficientes”.
A renglón seguido añadió: “Las instrucciones
presidenciales están en línea con su racional de no gastar. López Obrador dice
que aplica la austeridad, pero ha rebasado esos márgenes. La decisión de no
aplicar las pruebas no parte de una recomendación científica, sino de una
voluntad política”.
Si esto se comprueba, la buena suerte de López Obrador
puede sufrir una seria cuarteadura ya que podría ser acusado no sólo de
negligencia e irresponsabilidad, sino de algo más grave que tiene que ver directamente
con la muerte de más de 9 mil enfermos de coronavirus.
De crecer la denuncia de Raymundo, podría convertirse en
el Waterloo del tabasqueño que por lo pronto visitará por novena o décima
ocasión, a un Veracruz más violento que el que había el 2 de diciembre del 2018
en su primera visita oficial. Un Veracruz a la vanguardia en feminicidios, secuestros,
robos y donde ya no se esconde el nepotismo, la corrupción y mucho menos la
impunidad.
Un Veracruz más pobre, sin inversión, sin trabajo, donde
la sequía está matando tanto a las cosechas como al ganado y el dengue ha
matado a casi 800 veracruzanos. Una entidad desamparada que está lejos de ser
feliz feliz feliz.
Pero además, López Obrador visitará a un Veracruz
hastiado de la violencia y gobernado por unos sujetos que más parecen cuatreros
que políticos bien intencionados.