"Lámpara es tu Palabra para mis pasos, una luz en mi sendero" (Sal 119, 105)
XXVI Domingo Ordinario. Ciclo C
Pbro. José Manuel Suazo Reyes
El evangelio de este domingo (Lc 16, 19-31) nos presenta la historia de un hombre rico que no supo compartir su riqueza con un pobre que yacía a su puerta; cuando mueren, la situación se transforma para uno y para otro, el pobre va al seno de Abraham y el rico estaba en un lugar de tormentos.
Ya Jesús había enseñado a sus discípulos este principio: con el dinero tan lleno de injusticias gánense amigos para la vida eterna. Si aquel rico se hubiese portado de modo diferente, hubiera encontrado en este mendigo un amigo que lo hubiera introducido en las moradas de la eternidad. Sin embargo no fue así, ahora en el ese último destino, no se puede hacer nada.
El relato bíblico nos presenta a un hombre que usa la riqueza sólo en su propio beneficio; lo disfruta en forma egoísta y lo hace insensible. El problema del rico, no son sus bienes, Dios no condena la riqueza, el gran problema es el modo de poseerlas.
La parábola nos enseña que el modo de poseer los bienes de este mundo tienen un efecto en la eternidad. Con las riquezas de este mundo, pocas o muchas, uno puede ganarse el cielo o la condena eterna. Cuenta mucho si uno con los bienes se vuelve egoísta y miserable, o es compartido y generoso con los demás, sobre todo con los más necesitados.
Esta enseñanza de Jesús sobre el uso de las riquezas y el efecto que estas tienen en la eternidad, ya estaba prescrita en la ley judía. En efecto, el libro del Deuteronomio dice lo siguiente: Si hay junto a ti algún pobre de entre tus hermanos… no endurecerás tu corazón ni le cerrarás tu mano… debes abrir tu mano a tu hermano, a aquel de los tuyos que es indigente y pobre en tu tierra (Dt 15, 7-11). Los profetas también lo recuerdan constantemente. Es necesario ser solidario con quien vive en la necesidad.
Una enseñanza más de este pasaje bíblico, es el valor que tiene la Palabra de Dios como una luz que guía nuestro comportamiento. Cuando el rico pide que el pobre vaya a la tierra para alertar a sus hermanos para que no lleguen al mismo lugar, Abraham simplemente responde: Allá tienen a Moisés y a los profetas, que los escuchen. Es decir, tienen la Palabra de Dios donde se manifiesta el proyecto de salvación que Dios propone a las personas. Es necesario escucharla y ponerla en práctica.
Por lo tanto, el evangelio de este domingo nos enseña que debemos actuar con sabiduría haciendo buen uso de las riquezas que Dios pone en nuestras manos; es necesario ser solidario con los necesitados y para ello, la escucha de la Palabra de Dios es de gran ayuda a obtener este tipo de sabiduría.