IMPRONTA
Carlos Miguel Acosta Bravo*
La
prospectiva de la economía mexicana luego del aumento en la deuda externa para
sostener programas sociales y su impacto en la generación de empleo tiene
varios aspectos clave en el corto, mediano y largo plazo:
Perspectiva económica a corto
plazo (2025) se espera un crecimiento moderado del PIB de alrededor del 2.1%,
impulsado principalmente por el consumo privado, recuperación del mercado laboral
y fortalecimiento de exportaciones a Estados Unidos.
El
déficit del sector público podría mantenerse elevado en torno al 3.9% del PIB,
con un saldo de deuda pública estable en 51.4% del PIB, pero existe
incertidumbre por la volatilidad externa y factores internos como cambios
regulatorios y clima de inversión.
Los
programas sociales han contribuido a sacar a 13 millones de personas de la
pobreza, pero su costo fiscal incrementa la deuda, generando un riesgo de
ajuste fiscal futuro y presión para contener el gasto público.
Perspectiva a mediano plazo
(2026-2028)habrá un esfuerzo por consolidar la disciplina fiscal y reducir el
déficit, buscando estabilizar la razón deuda/PIB. La sostenibilidad dependerá
de si el crecimiento económico puede mantenerse y si se mejora la certidumbre
jurídica y marco regulatorio.
Se
prevé un fortalecimiento gradual de la productividad y modernización del sector
productivo, con políticas para atraer inversión extranjera y apoyar
infraestructuras estratégicas hacia la integración en cadenas globales de
suministro.
Perspectiva
a largo plazo, la economía mexicana apunta a una trayectoria sostenible, pero
en gran medida condicionada a reformas estructurales que incentiven inversión,
innovación y competitividad.
El
equilibrio fiscal, reducción de la desigualdad y calidad de la democracia serán
factores determinantes para mantener estabilidad macroeconómica y evitar que la
deuda se convierta en una carga insostenible.
En
2025, el mercado laboral mexicano muestra recuperación sostenida con incremento
en la tasa de empleo formal, apoyada por programas sociales y crecimiento en
sectores como manufactura avanzada, servicios y construcción.
La
tasa de desempleo ha disminuido modestamente, pero persisten retos como empleos
informales y desigualdad salarial.
Programas
gubernamentales y políticas públicas buscan incrementar la capacitación laboral
y promover empleo digno con crecimiento salarial, diversificando la oferta
laboral.
En
resumen, la economía mexicana enfrenta un escenario de crecimiento moderado y
consolidación fiscal con riesgos derivados del endeudamiento y la necesidad de
mantener los programas sociales para combatir la pobreza. La generación de
empleo ha mejorado pero requiere continuar esfuerzos para formalizar y mejorar
la calidad del trabajo.
En el
primer semestre de 2025 se crearon aproximadamente 848,530 nuevos empleos
formales según el IMSS, con un crecimiento mensual promedio de 141,422 empleos
formales.
El
sector informal fue el que encabezó la creación de empleos, con casi 1,127,000
nuevos puestos en el primer semestre, compensando la pérdida de 278,470 empleos
formales.
Los
sectores con mayor generación de empleo formal incluyen transporte y
comunicaciones, servicios para empresas y hogares, con un fuerte aumento en trabajos
independientes y de plataformas digitales, principalmente en Ciudad de México.
En
contraste, sectores como construcción y agropecuario mostraron pérdidas de
empleo, debido a cambios estructurales y condiciones económicas específicas.
Estudios
indican que programas sociales tienen un efecto significativo en la preferencia
y comportamiento electoral en México. La mejor referencia lo es el índice de
popularidad de la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum que tiene una
aceptación del 80% entre la población mexicana.
La
entrega de beneficios sociales ha sido vinculada con un aumento en la votación
favorable hacia Morena, reflejando que la expectativa de mejoras económicas y
el respaldo institucional influyen en el voto (Parametría, 2024).
En
elecciones previas, se observó que la población beneficiada por programas
sociales mostró un mayor apoyo al partido en el gobierno, con un incremento de
hasta 4 puntos porcentuales en la preferencia electoral en zonas con mayor
cobertura de dichos programas (Fundar, 2010).
El
impacto electoral se ha atribuido a factores económicos tangibles más que a
variables como seguridad o calidad de gobierno, destacando la importancia de la
atención social.
En
síntesis, la generación de empleo formal se mantiene con crecimiento, pero con
dependencia importante de la informalidad; los programas sociales continúan
siendo un factor clave en la movilización del voto y el apoyo político en
México.
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a:
Maestro en
comunicación por la Universidad Iberoamericana, de la cual formó parte del
cuerpo académico de la Licenciatura en comunicación, así como de la Universidad
Anáhuac, campús norte de la CDMX.