Perote, Veracruz | 28 de septiembre de 2025. A pocas horas del inicio de la tradicional fiesta patronal en honor a San Miguel Arcángel, habitantes del municipio de Perote ultiman detalles para recibir a miles de visitantes, en una celebración que combina devoción religiosa, expresiones culturales y una economía temporal que da un respiro a comerciantes locales. Las festividades comenzarán oficialmente el 29 de septiembre y se extenderán durante varios días con misas, procesiones, ferias y eventos populares.
Organizada por el comité parroquial y respaldada por grupos de vecinos, la fiesta ha perdurado por generaciones como uno de los pilares de la identidad peroteña. Sin embargo, pese a la relevancia social y económica del evento, la participación institucional del gobierno municipal ha sido descrita por organizadores como “tibia” y “meramente protocolaria”, en contraste con el entusiasmo ciudadano que sostiene la celebración año con año.
La fiesta de San Miguel Arcángel en Perote es una de las más antiguas del centro de Veracruz. Con raíces coloniales, la festividad rinde homenaje al arcángel que, según la tradición católica, lideró a las huestes celestiales contra las fuerzas del mal. Para los habitantes de Perote, la figura de San Miguel representa más que una imagen religiosa: es símbolo de protección, identidad y cohesión comunitaria.
Desde inicios de septiembre, vecinos de los distintos barrios adornan calles, organizan actividades culturales y coordinan la logística para recibir a visitantes provenientes de municipios cercanos e incluso de otras entidades. No obstante, este esfuerzo contrasta con la falta de inversión pública sostenida en infraestructura cultural, espacios seguros y promoción turística, señalaron fuentes del comité organizador.
“Cada año sacamos esto adelante con cooperación vecinal, rifas, kermeses y mucho trabajo voluntario. Las autoridades llegan el mero día, se toman la foto y se van”, declaró Rosa María López, integrante del comité parroquial y vecina del barrio El Calvario. “No pedimos lujos, sólo apoyo real y respeto por nuestras tradiciones”, añadió.
Durante la fiesta patronal, el centro histórico de Perote se transforma en un hervidero de vida: comerciantes instalan puestos de comida típica, juegos mecánicos y artículos religiosos. La derrama económica —aunque no registrada formalmente por el municipio— representa una bocanada de oxígeno para cientos de familias que dependen de estos días para subsistir.
“El año pasado, en cuatro días, logré vender más que en tres meses”, compartió Antonio Vargas, artesano y vendedor de dulces regionales. “La gente viene con fe, pero también a consumir. Esto mueve dinero, sólo que nadie lo mide ni lo impulsa.”
A decir de especialistas en cultura popular consultados por Bitácoras Políticas, este tipo de festividades no sólo tienen valor devocional, sino que actúan como mecanismos de cohesión social, transmisión intergeneracional de saberes y dinamización económica local. No obstante, su preservación depende en gran parte de la voluntad colectiva, pues el Estado suele ausentarse salvo en lo protocolario.
Consultada al respecto, la regidora de cultura del Ayuntamiento —quien pidió anonimato— reconoció que “el operativo de seguridad es limitado y dependiente del apoyo estatal”, pero aseguró que “se trabaja para mejorar en años futuros”. Una promesa ya conocida por muchos habitantes, que año tras año improvisan sus propias formas de autocuidado comunitario.
El párroco local, José Manuel Suazo, destacó la importancia espiritual del evento: “No se trata sólo de celebrar, sino de renovar la fe y agradecer por la vida. San Miguel nos recuerda que el bien todavía puede vencer al mal, incluso en tiempos de tanta confusión social.”
Sin embargo, la pregunta persiste: ¿Cuánto tiempo más podrá sostenerse esta tradición sólo con la fuerza de la comunidad? En un país donde lo folclórico se celebra en discursos pero se ignora en presupuestos, la fiesta de Perote es un espejo del México profundo: alegre, resistente y también, muchas veces, solo.