IMPRONTA
Carlos Miguel Acosta Bravo*
La obligación judicial para el Grupo Salinas
de pagar créditos fiscales por 33 mil millones de pesos, derivada de un fallo
del nuevo Poder Judicial, tiene un impacto negativo importante en la confianza
inversionista en México, tanto para empresarios nacionales como extranjeros.
Los CEOs
estadounidenses han alertado sobre la politización del sistema judicial
mexicano, evidenciada en casos como el de Grupo Salinas. Esto genera
preocupaciones sobre la independencia judicial, incrementando la percepción de
riesgo para la inversión extranjera directa. La falta de certeza jurídica puede
llevar a una mayor cautela o incluso a la suspensión de proyectos.
BYD, que ha
tenido éxito notable al vender alrededor de 80,000 vehículos eléctricos en solo
dos años en México y planea construir una planta de ensamblaje, podría
enfrentar incertidumbre. Aunque el proyecto de BYD sigue en marcha, inversores
y la propia empresa podrían retrasar decisiones de inversión o expansión debido
a señales de riesgos regulatorios y judiciales, además de los recientes fallos
judiciales que parecen afectar la estabilidad del entorno para negocios.
El caso Grupo
Salinas, con múltiples recursos legales desestimados y una postura
gubernamental firme para cobrar los créditos fiscales, refleja una mayor
presión sobre grandes conglomerados. Esto puede generar un efecto dominó en la
confianza empresarial, especialmente si se percibe que el gobierno busca
amedrentar o sancionar a actores económicos relevantes de manera política o
fiscal.
El fallo
judicial contra Grupo Salinas y la reacción de inversionistas internacionales
debido a la percepción de politización judicial impactan negativamente el clima
de inversión en México. Empresas como BYD, aunque mantienen planes de
crecimiento, enfrentan un entorno de mayor riesgo que podría poner pausas o replantear
inversiones significativas. La estabilidad y confianza del sector privado
dependerán en buena medida de la percepción sobre la independencia y
predictibilidad del sistema judicial mexicano.
Inversionistas
extranjeros ven en este fallo, junto con la reforma judicial de 2024 que
introdujo elecciones populares para ministros y cambios en la Corte Suprema,
una mayor politización del sistema judicial. Esta situación genera temor sobre
la independencia del poder judicial y sobre posibles decisiones arbitrarias que
afecten derechos de inversionistas, lo que incrementa la percepción de riesgo
país y dificulta nuevas inversiones.
Debido a la
falta de certidumbre en la justicia local, muchas empresas e inversionistas han
recurrido a mecanismos de arbitraje internacional para proteger sus
inversiones. El caso Grupo Salinas y la falta de resolución clara han profundizado
esta tendencia, con advertencias de pérdidas de confianza que podrían
traducirse en suspensión o reducción de inversiones directas.
CEOs
estadounidenses y analistas financieros advierten sobre la politización y sus
riesgos, mientras firmas como Morgan Stanley han rebajado su calificación sobre
México por estos factores. Oxford Economics estima que se han frenado alrededor
de 35 mil millones de dólares en proyectos de inversión a causa de estas
preocupaciones y un deterioro en el clima de negocios.
Aunque BYD ha
tenido éxito al vender 80,000 vehículos en México y planea ampliar inversiones
a partir de ser el líder mundial en la fabricación de baterias de litio, la
incertidumbre creada por decisiones judiciales como las del Grupo Salinas puede
frenar decisiones de expansión o hacer que empresas evalúen con mayor cautela
su permanencia, por temor a un entorno regulatorio impredecible.
El fallo
contra Grupo Salinas ha generado una reacción negativa entre inversionistas
extranjeros, generando incertidumbre jurídica y elevando la percepción de
riesgos políticos y regulatorios. Esto afecta la confianza para nuevas
inversiones y obliga a los actores internacionales a buscar mecanismos
alternativos como el arbitraje internacional, poniendo en pausa o atrasando
proyectos relevantes en México.
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*Maestro en
comunicación por la Universidad Iberoamericana, de la cual formó parte del
cuerpo académico de la Licenciatura en comunicación, así como de la Universidad
Anáhuac, campús norte de CDMX.
