Más allá de lo que pueda hacer su maquinaria electoral -como lo que hizo el año pasado- sus desencuentros internos, ya de por sí fuertes, pueden llegar a rompimientos y terminar en pérdidas de gubernaturas y no tener el control de la Cámara de Diputados, lo que sería una catástrofe para el morenismo que solo sabe imponer desde la aplastante mayoría.
En Morena todos quieren conservar el poder o más bien su espacio de poder y ese es el problema.
Para empezar la presidenta Sheinbaum quiere ser realmente presidenta y para eso necesita tener una mayoría de incondicionales en la Cámara y gobernadores que los sienta suyos. López Obrador quiere ser el factótum de Palacio Nacional y conservar su influencia en el Congreso y con los gobernadores, pues la 4T es él y nadie puede hacer mejores las cosas que él.
Si así están en la cúspide, de ahí para abajo están peor y lo observamos claramente en Veracruz.
Ya veremos qué táctica adopta la gobernadora Rocío Nahle para tratar de ganar el mayor número de las 19 diputaciones federales y las 30 curules locales de voto directo en disputa en 2027.
Las elecciones locales de este año la dejaron débil políticamente. Aunque desde Palacio la presidenta Sheinbaum, en una mañanera , quiso echarle la mano presentando unas cuentas alegres sobre el resultado de los comicios para elegir alcaldes que en Veracruz nadie creyó por manipuladas, la realidad es que entregó malas cuentas.
Ya peleada con el coordinador en el Senado, Adán Agusto López, y con el coordinador en la Cámara de Diputados, Ricardo Monreal, la selección de candidatos hizo que se convirtiera en un dolor de cabeza tanto para la dirigenta nacional Luisa Alcalde como para el secretario de Organización de Morena, Andy López Beltrán.
No quieren a la Gobernadora y están correspondidos, así que, dentro de unos meses, cuando tengan que perfilarse a quienes serán los candidatos a diputados ¿harán a un lado a la Gobernadora, bajo el argumento de que falló rotundamente en la elección de alcaldes, o Nahle amenazará con “independizarse” de Morena o aplicar otros presiones para salirse con la suya y hacer valer que manda en Veracruz por ser la gobernadora?
El exgobernador Cuitláhuac García y su gente, que también no quieren a la gobernadora; el exsecretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros, que cada vez asoma más la cabeza buscándole tres pies al gato; el senador Manuel Huerta, con quien Nahle mantiene un enfrentamiento abierto y otros actores locales del morenismo también presionarán y, en la búsqueda de candidaturas, no les importará arrollar los intereses de la mandataria.
¿Y en esa guerra en la que seguramente se habrá de convertir la designación de candidatos, hacia dónde se irán las lealtades de los principales actores de Morena, hacia la Presidenta o hacia el líder?
Por lo pronto ha trascendido que López Obrador tendría planeado hacer una gira por el país con el pretexto de presentar otro libro –creo que ya le ganó a Miguel Alemán Velazco en eso de escribir numerosos libros-, pero de concretar esa intención le generaría más desestabilización a la Presidenta.
De estar por aquí seguramente veremos a un gran número de políticos locales rodeándolo y pidiéndole que los haga candidatos.
Así las cosas ¿quiénes cederán o, dicho de otra forma, quiénes aceptarán obtener menos candidaturas?, porque no todos podrán ganar los espacios deseados. ¿Y estarán más concentrados en ganar o en hacer perder a los enemigos internos?
