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uan Ángel Badillo Lagos
En la cultura prehispánica los mexicas honraban a la muerte como parte del ciclo de la vida mediante rituales dedicados a Mictecacihuatl, la diosa del inframundo. Con la llegada de los españoles la tradición se transformó en una fusión de ambas culturas.
Esta herencia se extiende por todo el país. En el estado Veracruz, especialmente en la región Huasteca, se celebra el tradicional Xantolo, una festividad que combina altares, comida, música y danzas. Su propósito es honrar a los difuntos y mantener la convivencia entre vivos y muertos.
Las festividades comienzan a finales de octubre y concluyen a inicios de noviembre. Se trazan caminos con pétalos de cempasúchil para guiar a las almas hacia las ofrendas, donde las esperan platillos y bebidas tradicionales, es decir, café, chocolate, cerveza, licores, caña o aguardiente, según los gustos del difunto. Se preparan alimentos típicos, por ejemplo, el zacahuil, los tamales, el mole y el atole. También se realizan danzas como la de los huehues. En esta los participantes usan máscaras y disfraces para representar a diferentes personajes, entre ellos calaveras y espíritus. Los altares se decoran con arcos, veladoras y papel picado.
Las familias colocan ofrendas para los niños el 31 de octubre y para los adultos el 1 de noviembre. Después, visitan los cementerios y las tumbas de sus difuntos. En estas visitas no falta quien, entre copas y recuerdos, llora la ausencia de algún ser querido. Es una tradición profundamente emotiva y significativa.
El término Xantolo proviene del castellano xanto (santo) y del náhuatl olo (abundancia), esto significa “Todos los Santos”. Su origen se relaciona con las celebraciones católicas del Día de Todos los Santos, el 1 de noviembre, y el Día de los Fieles Difuntos, el 2 del mismo mes. Ambas festividades se unieron para crear una expresión cultural única que define la conmemoración actual.
En la actualidad, Hollywood agrega un toque de terror a esta tradición. Por ello, muchos evitan celebrarla. Además, coincide con el llamado Día de Brujas, fecha relacionada con prácticas de origen pagano y con un trasfondo ocultista, satánico y anticristiano. Resulta importante mantener la autenticidad de nuestras costumbres, aunque se respetan cada preferencia.
Conviene regresar a la celebración del Día de los Fieles Difuntos y de Todos los Santos. Por una parte, el propósito de la primera celebración consiste en orar por quienes han partido de este mundo, en especial por las almas que se encuentran en el purgatorio para purificarse antes de ir al cielo. La tradición incluye asistir a misa, visitar cementerios y elevar oraciones por los difuntos.
Por otra parte, la segunda celebración representa una solemnidad cristiana dedicada a honrar a los santos, conocidos y desconocidos, los cuales ya gozan de la presencia de Dios. Son ejemplo de virtud y entrega. Entre ellos destaca el quinto obispo de Veracruz, Rafael Guízar y Valencia, figura cercana y admirable. Este fue un hombre incansable, sacerdote dedicado al auxilio espiritual de los soldados moribundos y benefactor del pueblo veracruzano.
El sincretismo resultante unió dos culturas, religiones y sistemas de pensamiento en una sola expresión de fe y tradición.
