PALABRA
DE MUJER
Por: Billie J Parker Méndez
#Justicia para Sol
Escribo
con la garganta y los ojos bloqueados por la indignación. Imposible condescender ante la rabia que producen los
asesinatos de inocentes, la tortura, la inseguridad
pública, amenazas de muerte, delincuencia organizada, negligencia médica, abuso
de poder, entre otras graves violaciones a los derechos humanos, lo
mismo a manos de las “fuerzas del orden” que sicarios .
Imposible
ser complaciente con la injusticia, impunidad y negligencia de las autoridades
que permiten la masacre de la población mexicana.
Repudio total al cobarde crimen de la fotoperiodista María
del Sol Cruz Jarquín, hija de la valerosa feminista y destacada periodista
Soledad Jarquín Edgar.
“Una joven compañera asesinada en Juchitán, obligada a
cubrir la campaña de la hija de un narco, como parte de un esquema de
explotación laboral”, denunció el
periodista Temoris Grecko.
El gobierno de Oaxaca (PRI) la obligó a cubrir una campaña de riesgo, bajo
amenaza de perder el empleo. Le quitaron la vida. Y aun cuando renunció el secretario que la
mandó a la tumba aprovechándose que era titular de la Secetaria indígena, este
sujeto trató de justificarse falseando la verdad. Ella ya no puede desmentirlo.
Su madre, Soledad Jarquín
pide a periodistas y quienes acompañan a los candidatos “a declarar un día
completo de brazos caídos” porque si no hay seguridad para realizar esta labor
“no hay que salir a cubrir a nadie” (SEMMéxico 2 de junio 2018).“Hoy fue mi
hija, pero mañana puede ser cualquiera” sostuvo al narrar que además, en este
sexenio de Enrique Peña Nieto, en enero de 2016 le arrebataron a su hermano
Heriberto Jarquín, cuando fue asesinado en su consultorio de Tlaquepaque, Jalisco,
reporta Sara Lovera en SEMMéxico.
No hubo respuesta del
gremio pese a estar bajo fuego del exterminio, y aun así continúan en la
individualidad. Sólo en Oaxaca y el extranjero se solidarizaron. Las feministas,
todas, la arroparon.
Retomo un fragmento de colectivos de mujeres en Oaxaca, que
condenan el asesinato de la joven fotógrafa, el mismo día que asesinan a 4
mujeres en Puebla y Oaxaca, ellas candidatas y a su equipo de campaña.
“María del Sol (Cruz Jarquín) no fue solo víctima de quienes le arrebataron
la vida a Pamela Terán, fue víctima de la corrupción que impera en el gobierno,
¿qué tenía que hacer una empleada de la Secretaría de Asuntos Indígenas
cubriendo los actos de campaña de un candidato del PRI? ¿Si saben que eso es
uso indebido de los recursos públicos? La corrupción mata, y hoy, nos ha
quitado a María”.
“Ninguna madre tendría que ir a reconocer a su hija en una
plancha, ninguna madre tendría que enterrar a la más pequeña de sus hijas,
ninguna madre tendría que recorrer kilómetros presa de la angustia y el pesar.
Las feministas, si, nosotras, las que siempre dan lata, las exigentes y
contestatarias, estamos hartas, molestas, dolidas, nos arrebataron a una de
nosotras, a la semilla de una de nosotras, a la hija de nuestra amiga, de
nuestra hermana, de nuestra compañera, de nuestra Maestra.”
“Nos
la arrebataron y esperamos justicia, esperamos que alguien se haga responsable
de esto, que alguien responda por esta pérdida, esperamos que Alejandro Murat reconozca
que su gobierno está fallando y que la inseguridad se ha apoderado de Oaxaca.
Esperamos que el titular de la Secretaría de Asuntos Indígenas de la cara, que
alguien de la cara”, exigen en el texto.
Los
cobardes no dieron la cara.
4 mujeres ultimadas y un hombre en horas, en
el marco de un proceso electoral sin civilidad, viciado, corrupto. En Puebla: Juana Maldonado Infante y Erika
Cázares. Y en Oaxaca María del Sol Cruz
Jarquín, la candidata Pamela Terán Pineda y su chofer Adelfo Guerra Jiménez.
500 asesinatos de mujeres en México, en los primeros tres meses del 2018 ubica la activista María Salguero. La
impunidad mata. En 412 de los casos se desconoce la identidad de los
feminicidas, 32 crímenes a manos de sus parejas sentimentales.
En México los crímenes contra civiles, periodistas, mujeres,
niñas, niños y la violencia política hacen ostensible el plan de exterminio de una
clase dominante, cruel, asesina y deshumanizada. No es gratuito que los gobernantes
falten a su deber legal. Tampoco que el impacto
en la sociedad sea invisibilizado por los analistas del sistema.
La población resiente
el abandono y la ausencia de los medios de defensa (material, jurídico y psicológico) dejando a la ciudadanía en circunstancias de degradación vital,
obligándolos a sobrevivir como mejor puedan, creando el desorden nacional que
crece.
La omisión y/o colusión del gobierno ante lo
que ocurre es delictivo. Insisto, faltan a su deber legal de proteger a la
ciudadanía desarmada. Dejan a las y los gobernados en total indefensión, sin
una estructura institucional que proteja sus derechos ciudadanos constitucionales y universales.
Escala la violencia institucional del
Estado y de gobierno. Las estructuras de la Procuraduría general, los Congresos,
la Corte Suprema, el Comisionado de los Derechos Humanos, evidencian acción
concertada, complicidad, sea como simuladores o de forma activa, represiva.
La defensa de los derechos esenciales del
ser humano para la convivencia pacífica. Derecho a la vida, a la libertad y a
la propiedad, son fundamentales no sólo porque permiten al hombre
desarrollarse, sino también porque suponen el fundamento en el cual se asienta
el Estado de Derecho.
Los gobernantes de este
país nos deben respuestas y justicia más que condolencias, o promesas de
campaña plasmadas en tuits falaces.
A 12 horas del crimen de
las 4 mujeres, ni el gobernador de Oaxaca Alejandro Murat, ni el de Puebla
Antonio Gali, ni el Presidente de la República Enrique Peña Nieto, salieron a
dar la cara, como en los casos nacionales, donde si se conduelen de lo que
sucede en el extranjero. Murat salió a
simular. Peña Nieto ni siquiera escucha.
Lo más lamentable es que son pocos los que alzan la voz. No hay
quien escuche, no hay quien defienda, no hay quien frene el exterminio de
civiles, no hay quien proteja los derechos individuales, sociales en México.
Es un
territorio sin ley, sólo existe la ley del más fuerte, la ley que impone
castigos a las víctimas, a los periodistas y a los defensores de los derechos
humanos.
Mientras
el mundo impávido sólo consume la sangre como espectáculo.
¡No hay quien escuche!