Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
Me cuentan que en una reunión del candidato José Yunes
Zorrilla con miembros del PRI, uno de ellos le confió que duartistas que andan
a salto de mata o amparados, votarán por él a fin de evadir la cárcel. Pepe habría
atajado la acotación al señalar que nada lo une a esa gente y aunque así fuera,
jamás protegerá a sujetos acusados de ladrones ni entorpecerá la acción de la
justicia.
Al parecer el comentario se lo hizo el enviado de un legislador
que siente que la lumbre le está llegando a los aparejos porque dentro de un
par de meses se quedará sin fuero.
La versión de esta charla no la pude confirmar, pero
un colaborador cercanísimo en amistad con Yunes Zorrilla me aseguró que el
peroteño no será cómplice ni tapadera de nadie: “Eso lo puedes apostar. Quien
la hizo que la pague, por muy priista que sea”.
Y fue más allá al manifestar que los veracruzanos
robados y engañados, no le perdonarían a Pepe una omisión de esa naturaleza. Como
tampoco se la perdonaría el propio José Yunes.
Durante el malhadado gobierno de Duarte no fueron
pocas las ocasiones que el Senador de la República descalificó la política
económica y la inseguridad en Veracruz. Algunos de los señalamientos molestaron
tanto al gordo que ordenó investigar al peroteño para exhibirlo. “Busquen;
alguna transa o triquiñuela le tienen que encontrar” fue la orden. Pero no le
encontraron nada.
De sobra es conocido que casi ninguno de los diputados
federales y locales del PRI, fueron nominados candidatos por sus méritos
políticos, sino para tapar sus fenomenales latrocinios con el sagrado manto de la
impunidad vía fuero legislativo.
Envalentonados y creyendo que el fuero les duraría
toda la vida, usaron la Tribuna para defender a su patrón y cómplice en los
estertores del duartismo. Pero una vez que Duarte renunció huyó y lo pescaron,
guardaron silencio y bajaron su perfil al mínimo.
Todos sin excepción recurrieron a buenos abogados,
todos traen amparos bajo el brazo. Pero como saben que eso no es suficiente han
querido colgarse de otros partidos, principalmente de Morena, en un intento por
evadir la prisión.
Pero ni en Morena los quieren. “Con los ladrones que
tenemos nos basta y sobra”, me dijo con sorna un miembro de ese partido.
El viernes 31 de agosto a las 11 horas con 59 minutos
de la noche se acabará la magia, y el carruaje de la impunidad de esos sujetos
se convertirá en calabaza.
A partir de ese momento ni el presidente Peña Nieto,
ni César Camacho podrán defenderlos porque estarán ocupados tratando de
ahuyentar a sus propios demonios. Al primero le faltarán tres meses para dejar
el poder y el segundo dejará de ser líder de los diputados del PRI el mismo 31
de agosto.
Si Yunes Linares está desesperado porque a su hijo se
le está yendo la gubernatura, estos duartistas deben estar consumidos por la ansiedad
al tener la certeza de que se les está yendo su libertad.
Y su solución no será José Yunes.
“Como gobernador, no verás a Pepe rescatando
propiedades ni anunciando la detención de delincuentes, porque no será fiscal. Pero
si lo verás al pendiente de que se haga justicia a ocho millones de
veracruzanos que fueron atracados por unos bandidos que nunca debieron
pertenecer al PRI ni a ningún otro partido” me dijo su cercano colaborador y
amigo.