DE PRIMERA MANO
El conflicto en la
Universidad Veracruzana que la tiene sumida en la peor crisis de su historia
por el berrinche de un sujeto que busca a como dé lugar mantenerse como rector,
violentando la ley, no se detiene, por el contrario, crece a cada minuto.
El pasado sábado 20
de septiembre, se celebró el 50 aniversario del Ballet Folclórico de la UV en
el Teatro del Estado, en Xalapa.
Como era de
esperarse, la ovación del respetable quedó de manifiesto cuando la persona que
fungía como maestra de ceremonias, mencionó al director del Ballet, Julio
César Flores Prado, pero el Teatro prácticamente se caía cunado mencionaron
a su director musical, el gran Maestro Alberto de la Rosa.
Honor a quien honor
merece, al final se cosecha lo que se siembra, es un máxima de vida.
Previo a la
ceremonia oficial, la misma conductora, “apeló” al público asistente “de la
manera más cordial, para que nos brinden su respeto; que esta velada transcurra
con una cultura de paz y armonía, (…) les pido por favor su comprensión (sic)”.
Resulta evidente
con este mensaje que esperaba lo que venía, era el preludio de la debacle.
Llegó el momento
ineludible de presentar a los invitados de “honor” y tuvieron que mencionar a
un tal Gerardo Martín Aguilar, el espurio que busca mantenerse en la
Rectoría; el abucheo de la sala, fue apoteósico, pero también espontáneo.
Fue ese momento en
que los asistentes mostraron su repudio al personaje que vulnera la legalidad
universitaria.
Gritos de “¡fuera!,
¡que respete a la Universidad Veracruzana!”, retumbaron en la conocida sala
grande (o Emilio Carballido) del Teatro del Estado Ignacio de la Llave, el
mismo escenario donde fue abucheado también el entonces gobernador Javier
Duarte.
El espurio, aunque
seguramente esperaba algún acto que manifestara el encabronamiento de la gente,
a juzgar por su cara, nunca esperó el sonoro abucheo de que fue objeto.
Más allá de saber
si quienes asistieron eran universitarios o no, sin lugar a dudas es
sintomático del sentimiento de repudio que existe entre la comunidad contra una
“autoridad” que insiste en mantenerse aferrado a la ubre del presupuesto, sin
respetar eso extraño conocido como ley, que juró guardar y hacer guardar hace
cuatro años y que lo llevó a la silla rectoral hace cuatro años, en el periodo que
fue rector.
Hoy Gerardo
Martín Aguilar es un remedo, que se deberá enfrentar a este tipo de
manifestaciones cuando salga a la calle, cuando esté fuera del capelo que busca
mantener a toda costa para que no sea molestado ni con el pétalo de una rosa.
Esos espacios se
acotarán a cada momento, que será directamente proporcional al repudio de la
gente y de la comunidad universitaria hacia su persona, que además crecerá de
manera exponencial cuando empiece a conocerse lo que ha hecho con el
presupuesto universitario.
Este tipo de
manifestaciones, aunque existan puristas que argumenten que no son
“vinculantes”, en definitiva son el retrato de lo que ocurre al interior de la
UV, que además depende de ellos en tornarlas vinculantes, para que el rector
espurio no permanezca en la toma de decisiones de la UV y continúe
infligiéndole un daño del que sea imposible salir.
¡Qué barbaridad!
deprimera.mano2020@gmail.com