El 16 de septiembre del presente año se cumplen 215 años del inicio del Movimiento de Independencia por parte de mujeres y hombres que anhelaban unidad, independencia y verdadera fe, para vivir con dignidad. Por eso, más que echar las campanas al aire con ingenuos triunfalismos, hay que reconocer hoy que se ha hecho mucho pero que todavía queda muchísimo por alcanzar, respecto de la justicia social, del auténtico desarrollo integral para todos, del estado de derecho y de una verdadera democracia participativa. Se está todavía muy lejos de alcanzar el auténtico desarrollo para los mexicanos pues hay millones de personas en el territorio nacional que viven en la pobreza extrema y condenados a no salir adelante de las situaciones estructurales de pobreza, pues no se les ve como agentes de su desarrollo, sino únicamente como receptores de apoyos económicos.
Este mes patrio es una gran oportunidad para buscar y construir la reconciliación nacional con la historia pasada y con el presente pues hay todavía muchas narrativas que presentan sin veracidad y profundidad los acontecimientos históricos de México. Es necesario conocer la historia en toda su amplitud y radicalidad para que todo mexicano abrace y nutra su identidad con la grandeza y entrega de mujeres y hombres que forjaron lo que debe ser México.
El mes patrio debe ser un recordatorio permanente para que cada ciudadano, sin exclusión de nadie, trabaje a favor de un modelo de desarrollo que respete la dignidad de la persona y no pretenda corregir la pobreza a través de soluciones que atenten contra los derechos humanos, que promueva el valor de la familia y colabore siempre con conciencia y responsabilidad al bien integral de la familia y de la sociedad, y, sobretodo, que fortalezca la educación de calidad, a fin de que niños, jóvenes y adultos sean mejores personas y ciudadanos para que respeten y promuevan la unidad, la independencia y una verdadera vocación de eternidad.