Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
Cada vez que pueden, los priistas le tunden con todo
al gobernador Miguel Ángel Yunes Linares y la verdad es que no tienen que ir
muy lejos por los argumentos. De todos es sabido la inseguridad que priva en
Veracruz donde los secuestros, ejecuciones, robo de vehículos y otros demonios
andan sueltos y nadie los puede detener.
Y Yunes Linares, que no tiene con qué revirarles, se
ha tenido que quedar callado.
Pero esta vez los tricolores se pusieron de a pechito
y el gobernador no perdió la oportunidad de contestarles.
El pasado sábado durante el Consejo Político Estatal
Extraordinario, el dirigente estatal del PRI, Renato Alarcón, dijo: “Ahora que
los priistas nos enfrentamos a un gobernador que piensa que es monarca y que
Veracruz es hereditario, tenemos que evitar esas tentaciones”.
Como era de esperarse, Yunes Linares no contestó a ese
señalamiento, pero les reviró con un descontón verbal que los dejó mudos: “Lo
que deberían hacer los priistas es ofrecer una disculpa a los veracruzanos por
haber postulado a gobernadores delincuentes que llevaron a Veracruz a la ruina”
dijo.
Agregó que no hay que olvidar que fue el PRI el que
postuló a Fidel Herrera y a Javier Duarte. Y durante 12 años los priistas guardaron
silencio con lo que pasaba en la entidad, mientras estos sujetos se despachaban
con la cuchara grande.
Y tiene toda la razón.
Cuando el tricolor se dio cuenta que ya no bastaba con
solaparlos sino que había que hacer algo más efectivo para acallar la gritería,
hizo lo que ha hecho desde siempre; mandó a Fidel fuera del país y a Duarte le
dio chance de que renunciara y huyera.
Como la gritería continúa, simula ignorar al primero
con el látigo de su indiferencia y pretende castigar al segundo con unos meses
en prisión mientras se calma la silbatina.
Pero esto ya no funciona.
Antes, cuando el PRI era el partido hegemónico y dueño
de las elecciones podía darse ese lujo; ahora ya no. Y menos con los millones
que conforman la oposición; y no estoy hablando de los partidos políticos sino
de la ciudadanía en general.
Si los tricolores quieren que el populacho vuelva a
creer en ellos deben ofrecer algo más apantallador que el anacrónico atolito
con el dedo que ya no sirve para nada.
En un acto de sublime humildad a quienes han jodido
por generaciones, deben ofrecer una disculpa pública por el par de bandidos que
impusieron en Veracruz y por todas las barbaridades que han hecho en más de
ochenta años.
Pero ¿quién es el guapo que se aventaría el tiro?
Por orden jerárquico debe ser el presidente de la
República ya que es el primer priista del país, después el presidente nacional
del partido, luego los líderes estatales y además los candidatos a puestos de
elección popular.
En el caso de éstos últimos, la humildad y el
arrepentimiento (aunque sean de dientes pa’ afuera) deben ser sus banderas y
sus cartas de presentación. Porque la amnesia combinada con la soberbia y el
pretender ignorar el pasado jurando en los mítines que no serán como sus
antecesores, les servirán para maldita la cosa en el 2018.
PD.
Sí, buen descontón el de Yunes Linares al PRI, casi
tan bueno como el que le dará la raza jarocha en las urnas si pretende imponer
a su hijo como candidato del PAN-PRD a la gubernatura.