Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
La detención arbitraria de una
doctora en Veracruz por un par de agentes ministeriales y el escándalo que provocó
este hecho deleznable, desdibujaron el lunes el “notición” que el Fiscal
estatal Jorge Winckler, tenía preparado a los chicos de la prensa.
De acuerdo a sesudas investigaciones
las más de mil 500 despensas para los damnificados que fueron decomisadas hace casi
treinta días podrían pertenecer a la Sedesol federal.
Como recordarás lector, esas
despensas le costaron un día en la cárcel a Juan Antonio Pinilla Rodríguez,
presidente del Colegio de Ingenieros Mecánicos Electricistas de Veracruz y a
seis de sus amigos. Y es que las despensas fueron encontradas en la casa de la
señora Fabiola Balmori Durazzo, titular de servicios públicos municipales del
Ayuntamiento en el puerto jarocho y esposa de Pinilla.
Pero la noticia sobre la procedencia de las dichosas
despensas, que hubiera
sido un bombazo mediático, terminó en una triste chinampina que apenas tuvo
cabida en algunos portales informativos.
Jorge Winckler dijo que por su contenido,
se presume que pueden ser de la Sedesol federal. “Se dio seguimiento a las
brigadas de entrega alimentaria que han hecho en el estado y hay concordancia
en el producto y en cómo lo empaquetan” indicó.
A ver, aquí hay unos puntos por
aclarar. Por principio de cuentas, es digna de subrayar la inoperancia de la Fiscalía
General del Estado que se tardó casi un mes para conocer la procedencia de las
despensas, tiempo más que suficiente para que se echaran a perder en detrimento
de al menos mil 500 damnificados.
¿Qué hacían unas despensas
propiedad de la Federación en una casa particular?
¿Está seguro el Fiscal que provienen
de la Sedesol?
Esto lo debe aclarar muy bien porque
de lo contrario se puede prestar a muy malas interpretaciones.
Y es que la titular de la Sedesol
federal es Anilú Ingram Vallines que no oculta sus deseos de ser candidata del
PRI a una senaduría. Y Anilú es muy amiga de la señora Fabiola Balmori, que
también anda que se sube a las paredes por la candidatura a una diputación.
Con lo anterior la raza puede
pensar que Anilú le dio más de mil 500 despensas a su amiga para que se “ayude”
agenciándose votos y comprando voluntades que para eso sirven y mucho, unas
despensas.
Pero Winckler nomás soltó la
chinampina y se quitó de problemas al echarle la papa a la Fiscalía
Especializada para la Atención de Delitos Electorales.
Con lo anterior se jodió el
asunto porque la Fepade no investigará nada, Anilú seguirá su proselitismo
escudada en “giras de trabajo” como delegada de la Sedesol, mientras que Fabiola
Balmori tendrá más cuidado a la hora de guardar en su casa productos perecederos.
Y todos contentos.
Mientras tanto, más de mil 500
despensas se echaron a perder y los damnificados se quedaron con la mano
extendida.
¿Y los responsables? ¿Quién
pagará por este crimen de lesa humanidad?
Qué país, chingá… qué país.