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viernes, 20 de octubre de 2017

Crimen de lesa humanidad

Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
La detención arbitraria de una doctora en Veracruz por un par de agentes ministeriales y el escándalo que provocó este hecho deleznable, desdibujaron el lunes el “notición” que el Fiscal estatal Jorge Winckler, tenía preparado a los chicos de la prensa.
De acuerdo a sesudas investigaciones las más de mil 500 despensas para los damnificados que fueron decomisadas hace casi treinta días podrían pertenecer a la Sedesol federal.
Como recordarás lector, esas despensas le costaron un día en la cárcel a Juan Antonio Pinilla Rodríguez, presidente del Colegio de Ingenieros Mecánicos Electricistas de Veracruz y a seis de sus amigos. Y es que las despensas fueron encontradas en la casa de la señora Fabiola Balmori Durazzo, titular de servicios públicos municipales del Ayuntamiento en el puerto jarocho y esposa de Pinilla.    
Pero la noticia sobre la procedencia de las dichosas despensas, que hubiera sido un bombazo mediático, terminó en una triste chinampina que apenas tuvo cabida en algunos portales informativos.
Jorge Winckler dijo que por su contenido, se presume que pueden ser de la Sedesol federal. “Se dio seguimiento a las brigadas de entrega alimentaria que han hecho en el estado y hay concordancia en el producto y en cómo lo empaquetan” indicó.
A ver, aquí hay unos puntos por aclarar. Por principio de cuentas, es digna de subrayar la inoperancia de la Fiscalía General del Estado que se tardó casi un mes para conocer la procedencia de las despensas, tiempo más que suficiente para que se echaran a perder en detrimento de al menos mil 500 damnificados.
¿Qué hacían unas despensas propiedad de la Federación en una casa particular?   
¿Está seguro el Fiscal que provienen de la Sedesol?
Esto lo debe aclarar muy bien porque de lo contrario se puede prestar a muy malas interpretaciones.
Y es que la titular de la Sedesol federal es Anilú Ingram Vallines que no oculta sus deseos de ser candidata del PRI a una senaduría. Y Anilú es muy amiga de la señora Fabiola Balmori, que también anda que se sube a las paredes por la candidatura a una diputación.
Con lo anterior la raza puede pensar que Anilú le dio más de mil 500 despensas a su amiga para que se “ayude” agenciándose votos y comprando voluntades que para eso sirven y mucho, unas despensas.
Pero Winckler nomás soltó la chinampina y se quitó de problemas al echarle la papa a la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales.
Con lo anterior se jodió el asunto porque la Fepade no investigará nada, Anilú seguirá su proselitismo escudada en “giras de trabajo” como delegada de la Sedesol, mientras que Fabiola Balmori tendrá más cuidado a la hora de guardar en su casa productos perecederos.
Y todos contentos.
Mientras tanto, más de mil 500 despensas se echaron a perder y los damnificados se quedaron con la mano extendida.
¿Y los responsables? ¿Quién pagará por este crimen de lesa humanidad?
Qué país, chingá… qué país.