CAFÉ DE MAÑANA
Por José Luis Enríquez Ambell
Los desastres naturales combinan factores de distintos sectores institucionales y sociales, y en el corto, mediano y largo plazo, la reactivación económica debe entrar en acción.
La dinámica inmediata, además de las tareas de salvaguarda en materia de seguridad, limpieza y salud, incluye la asistencia financiera —por medio de seguros o apoyos directos— que atienda daños personales y patrimoniales, con el ánimo de reestructurar el comercio en su conjunto e impulsar el trabajo para la población.
Si bien la protección de activos suele quedar en alto riesgo, lo que obliga a enfrentar nuevos e inciertos escenarios laborales y comerciales, la ayuda oficial oportuna permitirá que los negocios formales e informales empiecen a superar la crisis, de la mano de programas gubernamentales orientados a la reconstrucción posible y sostenible.
Las acciones inmediatas para la reactivación económica parten del levantamiento informativo de daños. Una vez superada la fase de limpieza y registro de asistencias otorgadas, en Veracruz se entiende que la gobernadora Rocío Nahle impulsará —como lo ha venido haciendo— que dependencias como Sedecop, Trabajo y Sefiplan, entre otras, encabecen el engranaje financiero y económico para atender a los sectores afectados.
El ofrecimiento de apoyo y solidaridad de la presidenta Claudia Sheinbaum y del Gobierno de la República será el punto de enlace para canalizar programas y fondos que reparen los daños y atiendan las necesidades inmediatas de la población afectada.
En ese sentido, habría que esperar la activación de créditos para micro, pequeñas y medianas empresas, con reglas de operación transparentes. Tras los desastres, la reactivación económica enfrenta también nuevas condiciones de mercado y consumidores con hábitos distintos, lo que obliga a comerciantes y autoridades a diseñar estrategias que reduzcan costos y fortalezcan la liquidez mínima necesaria.
Un punto no menor es el estrés financiero que enfrentan trabajadores y empresarios ante la necesidad de renegociar plazos y condiciones de pago con sus acreedores.
DE SOBREMESA
El actual régimen estatal de Veracruz, ante la situación en el norte del estado tras las inundaciones recientes, tiene ante sí la oportunidad de encabezar una recuperación de largo alcance.
La “resiliencia futura”, entendida como la capacidad de los sistemas —individuales, sociales, económicos o ambientales— para resistir y reconstruirse, supondrá que los desafíos próximos mezclen aprendizaje, adaptación y fortaleza para salir de la crisis y reencontrar en el desarrollo económico un camino sostenible hacia el bienestar.
UN CAFÉ LECHERO LIGHT
Los próximos ayuntamientos deberán abrir canales y estrategias que mantengan cerca al sector comercial en la etapa inicial de sus administraciones, especialmente en los municipios donde la población y sus bienes resultaron más afectados.
UN CAFÉ CON PILONCILLO
Fomentar y explorar la contratación de seguros y fondos de emergencia en municipios vulnerables debería ser una prioridad. Los ayuntamientos necesitan asesorarse en esta materia, pues la gestión comunitaria de emergencias requiere una visión más allá del enfoque social.
La coordinación entre municipios, estado y federación puede fortalecerse mediante alianzas con organismos nacionales e internacionales y la adopción de prácticas globales en gestión de desastres, orientadas a mejorar la capacidad de respuesta y recuperación ante los embates de la naturaleza, privilegiando la prevención para evitar pérdidas económicas, sociales y, sobre todo, humanas.
¡ES CUANTO!
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