Previsión y prevención, alerta P. Judicial
El líquido vital se volvió mortal, ¿Por qué?
Helicópteros, tráileres y camiones llegan y sale
Gustavo Cadena Mathey
(Premio Nacional de Periodismo otorgado por periodistas de la Ciudad de México)
Buen día, apreciado lector:
En uno de los elevadores del primer edificio del Poder Judicial del estado, aquí en Xalapa, al cerrarse la puerta se puede leer: “Previsión y prevención, para proteger”. Esperemos tenga mantenimiento constante y no encierre a ocupantes.
Y es que somos tan dados a olvidar e ignorar tan valiosas palabras, que sólo las recordamos después de grandes desgracias, como la terrible y más reciente tragedia de Poza Rica, donde, otra vez, el líquido vital —el agua— se volvió mortal.
Es evidente la incapacidad exhibida por quienes debieron reaccionar de inmediato “antes de”. La modernidad y la tecnología se han vuelto los grandes enemigos que evidencian a los ineptos.
Hay videos de todo tipo que muestran la abominable realidad de sus innegables limitaciones y torpezas cotidianas.
Videos tremendamente dramáticos, hechos por nuestros esforzados compañeros periodistas que generosamente fueron a ayudar —uno de ellos, el paisano José Luis Ortega Vidal—, así como del mismo pueblo. Imágenes que ya no queremos atestiguar: como la de los viejitos abandonados a su suerte; la de perros, chicos y grandes, con la tristeza y resignación en la cara; la del ganado arrastrado, mugiendo desesperado ante lo inconcebible, incluso para ellos: la impensable inundación.
Cómo olvidar aquella de hace 26 años, cuando iniciaba el gobierno de Miguel Alemán Velasco y tenía un equipazo en Seguridad Pública, con personas sensibles e informadas como José Alejandro Montano Guzmán, el general Valentín Romano López, el teniente coronel Marino López Patraca —mi paisano— y el inolvidable Edmundo Martínez Zaleta, que actuaron de inmediato y con rapidez, evitando grandes pérdidas de vidas humanas.
Ahora es otra la cara de los que no podemos hacer nada ante hechos también inimaginables.
“Soy veracruzano. Nací y crecí en Poza Rica y me duele recordar la inundación de 1954. Llevo en la memoria los gritos de mi madre y la voz urgente de mi padre que ordenaba salir. Recuerdo bajar de la cama con el agua hasta la cintura, correr a oscuras entre lodo, gritos y miedo para salvar la vida. Aprendí que el agua enseña lo que el poder nunca aprende: la vida vale más que todos los discursos”, escribió el ilustre veracruzano Ignacio Morales Lechuga en sus siempre muy leídos artículos del periódico El Universal de México, y quien a diario envía ayuda a su pueblo, de lo cual no quiere presumir, para nada.
“...Horrible, es una de helicópteros saliendo y llegando, tráileres y camiones con ayuda de varios estados. Ayuda de otros lugares”, comentó la respetada señora Carmen Garcés, en su afán de vender diversos artículos artísticos y lograr algunos recursos para entregar a los más necesitados.
Pero, ¿qué maldición se ha cernido sobre Poza Rica?, alguna vez del altiplano salieron notas informativas que la señalaban como “la nueva Sodoma y Gomorra” y acusaban “mucha prostitución”: Obviamente era un asunto de nulos “convenios” con la autoridad de entonces.
Lo que no se puede ocultar en Poza Rica: el olor a muerte y los desaparecidos. (La Silla Rota).
Sobre el tema, Yesenia Santos escribió en La Silla Rota: “La tristeza y desolación se respiran en Poza Rica, al igual que el penetrante hedor a hidrocarburo mezclado con el olor a lodo, que se percibe a cada paso por el municipio que fue arrasado por las aguas del río Cazones, en lo que vecinos describen como un ‘tsunami’.
“No saben con certeza de dónde vino y cómo pasó, pero están seguros de que en esta emergencia parecen estar solos. Ellos no cuentan con botas de hule ni equipo especial; a pura chancla, tenis de lona y bolsas amarradas, improvisan impermeables para abrirse paso entre los escombros llenos de lodo e intentar buscar sus pertenencias, así como limpiar el lugar que han habitado por años…”
Y esta otra, la que recuerda el periodista Mario Román del Valle en Primer Párrafo:
“A 50 años de la explosión en la refinería de Poza Rica. Según cuentan algunos de los que entonces habitaban la ciudad de Poza Rica, Veracruz, el domingo 14 de agosto de 1966 parecía ser un día como cualquier otro en la que entonces era conocida como ‘la capital petrolera de México’. Al mediodía, el sol caía a plomo y el calor sofocante del verano se extendía por toda la región. Pero la rutina se rompió abruptamente alrededor de la 1:45 de la tarde, cuando una tremenda explosión sacudió violentamente a toda la ciudad.
“Los reportes oficiales señalaban que todo se originó con una ruptura en una línea de gas (24 pulgadas de diámetro), de alta presión, que se ubicaba en la principal casa de bombas de la refinería pozarricense. El área en donde se produjo el estallido era, justamente, la zona de donde partían los importantísimos oleoductos y gasoductos que iban hacia Azcapotzalco, Madero, Salamanca y Ciudad Pemex, y que, por lo tanto, constituía una zona de altísimo riesgo.
En un trabajo elaborado en 2001, el autor de este reportaje señalaba que, “en opinión de varios trabajadores petroleros, desde muchos años antes, la refinería no había tenido un adecuado programa de mantenimiento y reparación industrial, por lo que muchas de sus instalaciones estaban herrumbrosas y en pésimo estado. El accidente, aseguran veteranos obreros, tarde o temprano iba a ocurrir”.
Finalmente, lo más recordado en el gremio periodístico de hace 55 años: cuando un 25 de enero de 1970, el avión donde viajaban varios de los colegas que cubrían la campaña del candidato presidencial Luis Echeverría Álvarez se estrelló en el Cerro del Mesón.
Y de algo plausible, lo que dice Bernardo Bellizia Guzmán: “Calladita y sin la promoción de medios de comunicación que otros y otras de sus compañeros han hecho en estos días, la Mtra. Claudia Tello Espinosa, titular de la SEV, junto con su personal, se encuentran apoyando en las labores de limpieza y restauración del municipio de #PozaRica”. Qué bien.
Tenga el lector paz y armonía en su hogar. Cuide el agua y cuídese de ella en estos días. Cuide las plantas, por favor. Y sí, también la democracia. ¡Aguas!
gustavocadenamathey@hotmail.com