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domingo, 26 de octubre de 2025

Por mi raza hablará el espíritu

 Ruan Ángel Badillo Lagos


El lema “Por mi raza hablará el espíritu”, creado por José Vasconcelos durante su rectorado en la Universidad Autónoma de México (UNAM), simboliza la convicción de que la raza mestiza, principalmente mexicana, desarrollaría una cultura basada en la espiritual y el libre albedrío. Representa un esfuerzo por superar un pasado de opresión y contrasta con las ideas de superioridad racial predominantes en su tiempo, al plantear con fuerza capaz de impulsar la transformación universal.

Este lema revela una vocación humanista en su origen, aunque con el paso del tiempo su significado se ha desviado de la idea original y ha perdido vigencia. Vasconcelos plasmó en él la ideología de la quinta raza, entendida como la síntesis de todas las razas del mundo para crear una nueva civilización. La raza cósmica, según su planteamiento, surge de la mezcla de las razas roja (amerindia), blanca (europea), negra (africana) y amarilla (asiática).

En la actualidad puede hablarse de una sexta raza, fruto de la mezcla global impulsada por la apertura de un mundo interconectado. Las distancias se han reducido gracias a los avances tecnológicos y científicos; no obstante, este proceso ha provocado la pérdida gradual de lo genuino de cada país. Antes de que existiera el concepto de América Latina, José Vasconcelos agrupó a sus habitantes bajo una identidad política y cultural común. La propuesta resultó trascendente, pues permitió reflexionar sobre las similitudes entre los pueblos y la necesidad de avanzar en unidad.

El origen veracruzano y mexicano encarna la fusión de la herencia española y totonaca, símbolo de la diversidad que define a la nación. La educación otorga poder, equilibrio, movilidad y cambio social; refleja todo el espectro de la sociedad mexicana, la enriquece y la fortalece. José Vasconcelos legó un pensamiento digno de recordar, profundamente ligado con la historia educativa y la cultural del país, donde ejerció como el primer secretario de Educación Pública. El espíritu, en su visión, representa la herencia espiritual y cultural destinada a formar esta nueva raza mestiza.

¿Cómo hablará el espíritu de mi raza? El espíritu del ser humano, mientras permanece en él, es un soplo divino capaz de transformarlo en un ser activo, un alma viva manifestada a través de la conciencia. A veces esta parece invadida por una fuerza extraña que paraliza la voz e impide expresar pensamientos e ideas frente a las injusticias y las falsedades en la realidad actual. Así, muchos viven inmóviles, conformes, como si nada ocurriera.

El Espíritu de Dios se une al del ser humano e impulsa a anunciar y denunciar las irregularidades del presente. En un mundo complejo y, a menudo, represor por la ceguera ante la verdad, resulta necesario construir una nueva civilización basada en la cultura del encuentro. Es indispensable superar la indiferencia y la avaricia mediante la inclusión, el apoyo mutuo y la participación social. Debe valorarse la dignidad humana, dejando atrás los intereses de los más fuertes y cobijando la riqueza cultural. El amor constituye el camino y la base para crear una nueva civilización, eso expresa el espíritu.

La frase continúa siendo símbolo de la identidad, el orgullo y la pertenencia para la comunidad universitaria de la UNAM.