IMPRONTA
Carlos Miguel Acosta Bravo
La participación de mujeres en el crimen organizado en México ha incrementado notablemente en los últimos años. Según datos de la Secretaría de la Defensa Nacional aumentó 123% entre 2024 y los primeros meses del 2025. En 2012 fueron detenidas 631 mujeres, mientras que en 2024 aumentó hasta 1,413 capturas. Para 2025 ya suman 1737 detenciones. Actualmente, representan un porcentaje significativo de las personas privadas de libertad por estos delitos.
Las mujeres desempeñan diversos roles dentro de las organizaciones criminales, desde el narcomenudeo hasta cargos claves de logística, comunicación y liderazgo. Aunque muchas ocupan posiciones de menor jerarquía, también existen lideresas de alto perfil, como Verónica Morales Soto, jefa del Cártel de Tláhuac, que coordina operaciones importantes.
Diversos factores sociales, como la pobreza, la violencia familiar y la falta de oportunidades, las han llevado a integrarse al crimen organizado, donde son valoradas por su capacidad para evadir la atención de las autoridades y gestionar operaciones sensibles. Además, su participación está diversificada en actividades como transporte de drogas, producción, lavado de dinero y reclutamiento.
Numerosos casos destacados evidencian la creciente presencia femenina en el narcotráfico y la delincuencia organizada, con ejemplos de mujeres que han sido cabecillas o figuras importantes dentro de cárteles reconocidos. En el marco social, hay un alto índice de violencia hacia estas mujeres, incluyendo feminicidios y violencia sistemática dentro de estos entornos.
Las mujeres juegan un papel cada vez más visible y diverso en el crimen organizado mexicano, desde roles de baja jerarquía hasta liderazgos importantes, motivadas por condiciones socioeconómicas complejas y con una exposición significativa a riesgos y violencia.
Las mujeres en los cárteles y organizaciones del crimen organizado desempeñan diversos roles y tareas. Son responsables de la planificación y organización de rutas para el transporte de droga y mercancías ilegales, manejo de comunicaciones entre diferentes células y coordinación de actividades delictivas.
Participan activamente en la venta directa de drogas en pequeñas cantidades, distribuyéndolas a nivel local. Se encargan de captar nuevos integrantes para el cártel, incluyendo jóvenes y niños, y administrar recursos humanos.
Manejan finanzas y operaciones para blanquear ganancias ilícitas a través de negocios legales o estructuras financieras. Algunas mujeres cumplen roles de escoltas, guardaespaldas o vigilancia en zonas bajo control del cártel.
Aunque menos frecuente, existen mujeres que ocupan cargos de alta responsabilidad y dirección dentro de los cárteles, tomando decisiones estratégicas y coordinando operaciones complejas. Realizan monitoreo de fuerzas de seguridad y contrainformación para evitar operativos contra el cártel.
Estos roles aprovechan características atribuidas socialmente a mujeres como el menor perfil en actividades ilegales, mayor movilidad social y habilidad para mantener redes discretas. Sin embargo, meten a las mujeres en alto riesgo de violencia y represalias internas y externas. En resumen, las mujeres en el crimen organizado ocupan roles claves en logística, venta, reclutamiento, finanzas, seguridad y liderazgo, ampliando su participación y desafíando estereotipos dentro de estas organizaciones.
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*Maestro en comunicación por la Universidad Iberoamericana, de la cual formó parte del cuerpo académico de la Licenciatura en comunicación, así como de la Universidad Anáhuac, campús norte de CDMX.
