Astrolabio Político
Por: Luis Ramírez Baqueiro
“La injuria deshonra a quien la infiere no a quien la recibe.” – Diógenes.
Vaya que caló hondo la respuesta de la candidata al Gobierno de Veracruz por la Coalición “Juntos seguiremos haciendo Historia”, Rocío Nahle García, a los señalamientos de presuntas triangulaciones en la compra de un terreno en el Fraccionamiento El Dorado… palabras más, palabras menos “no somos iguales”, espetó la senadora con licencia.
La respuesta rabiosa no tardó en llegar.
Señalamientos incluso que rayan en lo absurdo, como el de porque se victimiza, hasta el de invitarla a pasar la prueba del polígrafo son algunos de los señalamientos que evidencian que la respuesta les dolió en el alma.
Aun cuando el empresario Arturo Castagne no ha soltado el tema y ahora en sus redes sociales presenta la presunta copia de una escritura, el documento que pretende lastimar la imagen de la aspirante a la gubernatura de Veracruz abre más la brecha en dos sentidos. https://twitter.com/acastagne/status/1770292608603996416?s=48&t=1Oa6fckA_KwK1ohBxH5LHA
El primero, ciertamente no son iguales, pues la propia Nahle García señaló en entrevista con este reportero que la casa señalada en la escritura pública es rentada, así de simple, no es de su propiedad, por más intentos y brincos por acusar lo contrario, la escritura confirma su dicho.
Segundo, evidencia la existencia de un cartel inmobiliario por parte de la oposición, el cual está siendo empleado para pretender denostar, descalificar y lastimar la imagen de la hoy candidata puntera a la gubernatura.
El rol que ha decidido jugar el propio empresario citrícola –desdora su calidad moral- al exigir cuentas a la propia candidata cual, si fuera el juzgador, cosa que no es.
En su mensaje Castagné Couturier afirma: “Señora @rocionahle usted deberá mostrar el contrato de arrendamiento, el CFDI emitido por su sobrina con la cuenta predial, la tarjeta predial a nombre de su sobrina y los estados de cuenta bancarios de ambas para verificar los depósitos y retiros, más la declaración ante el SAT.”
Perdón, a menos que nos hayamos extraviado, el personaje es un ciudadano que revela información pública con datos personales, en el afán de demostrar ¿qué? y en calidad de ¿qué? Pide cuentas.
Resulta penoso, absurdo y por demás ocioso, pensar que por los dichos de cualquiera –mismos que evidencian un conocimiento especial, lo que confirma la presencia de un cartel inmobiliario- cualquier ciudadano deba rendir cuentas en un tribunal público como el que ha pretendido erigir en las “benditas redes sociales” y ahí dirimir sus diferencias o señalamientos.
Queda claro que personajes ligados a la oposición gustosos por regresar a realizar los grandes negocios a los que se acostumbraron, han venido filtrando información con la única intención de lastimar la imagen pública de la misma Nahle García.
¿Pero por qué tanta molestia? Sería la pregunta.
Es evidente, que las encuestas no les favorecen, la desesperación ha comenzado a dar visos de estrés extremo al punto de soltar a la jauría para pretender incriminar a quien claramente explicó que se habrá de concentrar en las propuestas.
El silencio mostrado por la oposición, confirma que es tan larga la lista de sus pendientes ante la justicia que, empleando, la más baja de las herramientas políticas –la diatriba, la denostación, la calumnia- han pretendido abrir un frente en el que con las manchas de su ollin pretenden tiznar a la morenista.
Será cierto que la ciudadanía ya despertó, y al menos los números que significan la marca coaligada “PAN-PRI” es tan mala, que ni yendo a bailar a Chalma podrán revertir el más de 70% de rechazo que significa esa unión.
Comienza a quedar claro que sí es muy cierto aquello de “no somos iguales”.
Al tiempo.
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