Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
Cuando este sábado Andrés Manuel López Obrador
manifestó en Tantoyuca su confianza de que la violencia en Veracruz se acabe
con “trabajo y bienestar”, tenía pocas horas que habían asesinado al activista
Abiram Hernández en el interior de su hogar en Xalapa.
Quienes conocieron a este abogado y sociólogo de apenas
37 años egresado de la Universidad Veracruzana, aseguran que era un apasionado
defensor de los derechos humanos y nunca negó su apoyo a familiares de los
desaparecidos.
AMLO estuvo viernes y sábado de gira en Poza Rica,
Tuxpan y Tantoyuca y lo que dijo sobre el asesinato es que había que
investigarlo.
El viernes en Xalapa, la diputada local Ivonne
Trujillo dio a conocer que hasta el jueves se habían contabilizado 64 feminicidios
en menos de cuatro meses, pero el viernes la cifra aumentó a 66 con la
ejecución a balazos de una mujer en Las Choapas, y otra que era policía municipal
en Platón Sánchez y que fue torturada antes de ser asesinada.
Y repitió la cifra: 66 feminicidios en menos de 120
días.
“Esto no se había registrado nunca en años anteriores
(en Veracruz). La realidad ha sobrepasado todas estas cifras que no se habían
visto jamás. Estoy preocupada como legisladora y como mujer” dijo la diputada.
Pero ese día en Poza Rica todo fue felicidad para el
presidente y para el gobernador Cuitláhuac García.
López Obrador anunció su apoyo a cañeros y cafeticultores.
Dijo que si el programa Sembrando Vida iniciado en Papantla cumple su propósito
de sembrar 150 mil hectáreas con cítricos o especies maderables y crear 60 mil
empleos, en 2019 será ampliado a 300 mil hectáreas y 120 mil empleos en
distintos puntos de Veracruz. “Vamos a reverdecer el campo veracruzano y el
campo de México”, manifestó.
¿Y la inseguridad? Oh, pérense.
En Tuxpan prometió una carretera nueva entre ese
puerto y Tampico y ordenó al delegado Manuel Huerta Ladrón de Guevara, que recorra
los municipios afectados por derrames petroleros, hable con pescadores y
campesinos agraviados y con las empresas responsables a fin de que los
indemnicen. Es decir, lo puso a trabajar.
Por cierto, Manuel Huerta no estuvo en el templete en
ninguno de los tres actos. Lo mandaron con la raza jarocha como uno más del
montón. Al respecto hay dos versiones: una, que Cuitláhuac no lo dejó subir porque
no lo puede ver. Y la otra es que no lo treparon para evitar que le chiflaran.
Pero la más aceptada es la primera a pesar que el gobernador dijo al presidente
que trabajan en “coordinación total”.
Sí, sí todo eso está bien, pero qué onda con la
inseguridad. Oh chingá, aguanten.
Fue en Tantoyuca donde AMLO dijo que “confía” en que los
problemas de violencia e inseguridad en Veracruz y el país se resolverán por
dos razones: “Porque habrá trabajo y bienestar y porque la autoridad no se va a
asociar con la delincuencia”.
Y eso fue todo. El primer mandatario se fue y Veracruz
volvió a lo cotidiano, es decir, a la inseguridad y violencia de todos los días.
Este domingo en San Andrés Tuxtla, dos personas que resultaron ser padre e hijo
fueron decapitados y les cercenaron las manos. En Cosamaloapan también
decapitaron a otro hombre y uno más fue asesinado a balazos en Córdoba.
¿Habló el presidente de un plan en concreto contra la
inseguridad que vive la entidad? Ah cómo chingan, ¿qué no oyeron que ese
problema se acabará cuando haya trabajo y bienestar? ¿Y cuándo será eso? ¿Eh? este…
no… eso no lo dijo.
Uta… entonces ya mero.