Por Rafael Arias
Hernández.
A 338 días, del final
del mini gobierno del PANRD, empeora la
situación en la que sobreviven los veracruzanos.
Pobres y más pobres, en
una inseguridad que aumenta, hasta convertirse en ejemplo mundial.
Para colmo, excepciones
aparte, no hay servidores públicos ni para remedio, porque como en todo el
país, son arrastrados por el torrente de las elecciones.
La supuesta renovación
democrática, mantiene preocupados y ocupados a los presuntos responsables y
prófugos potenciales que, por su conocido y cuestionado desempeño, pueden
acabar en la cárcel; y, en general alienta
a quienes aspiran o detentan el poder oficial para beneficio personal, familiar
o de grupo.
Renovación que también
da oportunidad y muestra, la inocultable
presencia, operación y manipulación del
hampa electoral dentro y fuera de los gobiernos.
Repetida historia de
uso y abuso del presupuesto oficial, para despensas, asistencialismo clientelar
y condicionamiento de apoyos.
La realidad gubernamental
federal, estatal y municipal impuesta, hasta hoy es, en general, de más de lo mismo. Situación que agravan
contextos nacional e internacional adversos.
La responsabilidad
presupuestal institucional acumula errores y horrores; con una cada vez más
cara e ineficiente burocracia; creciente deuda pública, fortaleciendo cuantiosos
beneficios privados a costa del esclavismo financiero de la población presente
y futura; descarado negocio de concesiones y privatizaciones, a partir de la
promovida pérdida del patrimonio público y los servicios básicos ; debilitamiento y quiebra de instituciones gubernamentales; y falta de participación y evaluación ciudadana
y social, que legitime a los cada vez más autoritarios e insensatos gobiernos.,
En los hechos no hay
cambios con resultados para mejorar, ni
estrategia oficial congruente, ni información pública accesible y suficiente; y
muchos menos, verdadera fiscalización y evaluación y control, ante un sistema de
continuidad de la impunidad.
Acaso, escasas contenciones y algunos aislados
intentos sin consolidar; eso sí, excusas recurrentes y pretextos sin fin; así
como repetidos escándalos, distractores y manipuladores de opinión pública y atención de la sociedad,
como la del villano favorito y el auto
promovido superhéroe; o la de la cínica manipulación mediática con cargo al
presupuesto.
El gran reto de siempre
es el de generar y consolidar el cambio gubernamental y social, para avanzar y
mejorar. ¿Cómo hacerlo y en que formas? ¿Por y para quienes?
Esfuerzo que nunca
termina. Ensayo y corrección del error. Presencia y participación; organización
y movilización.
Todo a partir de
principios simples y sencillos.
No pedir permiso para
ejercer responsablemente, derechos y libertades ciudadanas; y exigir siempre sin
excepción, el cumplimiento puntual de
deberes y obligaciones a gobernantes, funcionarios
y servidores públicos.
En fin, reanudar el
esfuerzo,
no claudicar y
perseverar.
De ahí que se debe
insistir en las imprescindibles transparencia, acceso a la información,
rendición de cuentas, fiscalización y evaluación social.
Injustificables la
desinformación y simulación, obligados todos a insistir, preguntar y preguntar:
¿De qué tamaño es el
daño recibido y cuál es ya, el acumulado? ¿A cuánto asciende el total-total de
deuda pública estatal y municipal? ¿Dónde están los miles de millones de pesos
presupuestados y desaparecidos? ¿Y los resultados de la entrega recepción?
¿Cuántos despedidos y cuántos nuevos contratados van? ¿Renovar o autorizar más
concesiones y privatizaciones, para beneficiar a quienes? ¿Cuál es el costo de la
reestructuración de la deuda? ¿Por qué los descomunales y ofensivos súper
sueldos, prestaciones y beneficios, a funcionarios?
CÍRCULOS VICIOSOS.
No al reduccionismo
manipulador y convenenciero.
Al problema ancestral
de pobreza, hambre y marginación, Al reto permanente de impulsar economía,
empleo, ingreso y prestaciones dignas. A la vieja y nueva aspiración de
aumentar bienestar social y calidad de vida.
A todo esto y más, en
estos días hay que agregar el hartazgo social, la pérdida de credibilidad y
confianza en políticos y gobernantes, burócratas y parásitos del presupuesto
oficial.
Es inocultable que unos
y otros, unidos en perversidad o mediocridad, en acción u omisión, debilitan aún más, las dependencias e instituciones gubernamentales,
de todos niveles. Convirtiendo al remedio en enfermedad, o en parte de ella.
De ahí que es
importante resaltar que, en efecto, la crisis institucional no solo abarca
importantes aspectos de la administración y las finanzas públicas, sino que
también se extiende a un debilitamiento y empobrecimiento institucional en
aumento.
Fácil favorecerse, con
la costosa salida de crear nuevas dependencias o aumentar las existentes. Poco
o nada resuelve, probado está que solo se incrementa nómina y burocracia.
Ineficiencia,
corrupción y simulación, presentes en la vida cotidiana.
Imprescindible repetirlo,
frente a estos colosales y nuevos desafíos, en general imperan mismas fórmulas
y medidas experimentadas.
Y eso que supuestamente,
estos son gobiernos del cambio.
No entienden ni aceptan,
la rapidez con que se difunden información, ideas y opiniones; y se identifican
y señalan fracasos, daños y pérdidas, así como a los responsables.
Una vez más, desde
siempre: presente negado, futuro cancelado.
NATIVITAS DE POBRES.
En diciembre, “Guadalupe-Reyes”,
es un período especial para los mexicanos. Un “tiempo cuántico” de escape, un
“hoyo negro” repleto de fiestas y festejos, religiosos y comerciales; pero
también, para algunos es “tiempo de fortalecer la impunidad”, porque se
aprovecha la inigualable oportunidad para que gobernantes delincuentes se
cubran, justifiquen o anticipen leyes, acciones y disposiciones desfavorables a
la población presente y a las futuras generaciones. Total, pocos o nadie
reacciona. “Palo dado…ni Dios lo quita”
“Tiempo del arco del
triunfo”, por el que se pasa a los supuestos poderes independientes. “Tiempo
del autoritarismo y la arbitrariedad, del sí señor”.
Período ideal, para no justificar presupuestos, saquear y
aprobarse, con la mayoría de un Congreso cómplice, más gasto, más deuda y más
privatizaciones.
En dicho período, también se celebra la imposición romana del
nacimiento judío en un pesebre, del Dios
nacido y muerto pobre. Celebración que distingue a quienes defienden orígenes y
objetivos centrales, del que murió en la cruz y enfrento un imperio que,
también gobernado por delincuentes, después
aprovechó y oficializo esa religión.
En fin, tiempo de recobrar
en verdad la Navidad del Dios pobre y de los pobres, rica en expresiones de esperanza,
solidaridad y amor.
-Academico.IIESESUV
@RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH