Alejandro Soto Domínguez
(VIGÉSIMA QUINTA Y ÚLTIMA PARTE)
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Recientemente
INEGI publicó las cifras de formación bruta de capital fijo por entidad
federativa, para el periodo 2003-2016, encontramos que Veracruz ocupa el
penúltimo lugar en términos per cápita (31), solo arriba de Baja California,
que con todo respecto su población se concentra en muy pocas localidades
ubicadas en pleno desierto.
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Se
concluye que para las diferentes administraciones del gobierno estatal, el
proceso de planeación ha sido letra muerta, y sigue vigente esta aseveración.
Los recursos públicos tienen el mismo esquema, la improvisación. La prioridad
es lo electoral.
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Empresarios
y ciudadanos en general claman por la seguridad de sus bienes y personas. La
seguridad sería una especie de palanca para el inicio del progreso de nuestro
aporreado Veracruz.
Bueno, como todo en la
vida: lo que inicia, termina. Gracias por el espacio de este medio de
comunicación y a ustedes amables lectores durante el presente año se abordó el
tema de la competitividad de Veracruz, que en opinión de expertos es el estado más
rico del país, por sus recursos naturales y humanos, entre otros atributos. Sin
ninguna pretensión, en mi personal opinión creo que se abordaron temas
medulares –sin la profundad debida-, que apuntan a las causas que han impedido
el desarrollo económico y por el contrario han ocasionado que nos ubiquemos
dentro de las entidades federativas más pobres del país –del lugar 19 saltamos
para atrás al 29, solo arriba de Oaxaca, Guerrero y Chiapas-, gracias, salvo
honrosas excepciones a gobernantes soberbios, ineficaces y corruptos, con actos
irracionales e ignorando las consecuencias de sus actos han ocasionado un gran
daño a los veracruzanos. La evaluación de sus logros está plenamente
documentada por Naciones Unidas (PNUD), Coneval, Inegi, Secretaria Hacienda y
Crédito Público (SHCP) y la Auditoria Superior de la Federación (ASF), por
citar las instituciones más representativas. Son una vergüenza nacional esta
casta de políticos con flaca memoria, como decía un ex gobernador:
succionadores profesionales e insaciables.
En las primeras
colaboraciones del presente año, señalamos las causales de la quiebra
financiera del gobierno del estado, cuando los funcionario de aquel entonces
negociaron con los ojos cerrados el convenio de colaboración fiscal en 1980, con
la SHCP, no se tomó en cuenta en el cálculo de nuestro producto interno bruto,
la producción petrolera y de gas. Con esta misma negligencia en 1996-1997, la
federación nos castigó con los recursos del Fondo de Aportaciones para los
Servicios de Salud (FASSA) y con el Fondo de Aportaciones para la Educación
Básica y Normal (FAEB). Para completar el cuadro, a partir del sexenio de
Miguel Alemán creció en forma exponencial el gasto corriente, continuando con
esta tendencia con Fidel Herrera y Duarte, con el agravante que en estas dos
últimas administraciones los ingresos propios cayeron de manera sospechosa y
desviaron recursos federales etiquetados. Los efectos más importantes de esta
calamidad, es la reducción de la obra pública en vías de comunicación, escuelas,
clínicas y hospitales, obras de irrigación y un sinfín de acciones en
infraestructura de suma importancia que han hundido a nuestro estado en
competitividad. Para dimensionar esta situación, recientemente INEGI publicó
las cifras de formación bruta de capital fijo por entidad federativa, para el
periodo 2003-2016, encontramos que Veracruz ocupa el penúltimo lugar en
términos per cápita (31), solo arriba de Baja California, que con todo respecto
su población se concentra en muy pocas localidades ubicadas en pleno desierto. No
hay sorpresa, Veracruz es la entidad federativa más atrasada en infraestructura.
Así jamás vamos atraer inversiones privadas con sus empleos respectivos.
Por lo antes descrito, se
concluye que para las diferentes administraciones del gobierno estatal, el
proceso de planeación ha sido letra muerta, y sigue vigente esta aseveración. Los
recursos públicos tienen el mismo esquema, la improvisación. La prioridad es lo
electoral, donde se incluye la compra y distribución de despensas, en lugar de
la obra pública que activaría la actividad económica del estado que hoy
presenta signos de crecimiento negativo, en lo agropecuario, industrial,
comercio y servicios, cuyos empresarios y ciudadanos en general claman por la
seguridad de sus bienes y personas. La seguridad sería una especie de palanca
para el inicio del progreso de nuestro aporreado Veracruz.
Colaboradores, directivos
de este medio de difusión, amigos todos, benévolos lectores les deseo una feliz
navidad y un buen año 2018, siempre con la esperanza que las cosas van a
mejorar.