Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
Este fue un año triste por donde se le mire. En un
pueblo de no sé dónde se efectuó la boda más triste del mundo y la imagen de
los novios con cara de funeral se hizo viral en redes sociales.
En Roma, la gente protestó porque el árbol de Navidad
que puso el ayuntamiento de esa ciudad tenía un aspecto muy triste.
El árbol, un abeto rojo cuyas ramas son muy
resistentes, se veía bastante escuálido y frágil; como que no enraizó bien. Nada
que ver con el frondoso abeto instalado en la Plaza de San Pedro.
Los romanos comenzaron a llamar a su árbol spelacchio,
que es algo así como despellejado o pelado. Y es que se le caían las ramas
antes de tiempo, hasta que descubrieron que estaba muerto casi desde que lo arrancaron
de su hábitat.
¿Y de qué murió? De pura tristeza, fue la conclusión.
Pero para árboles de Navidad tristes, nada como el que está en la Plaza
Lerdo de Xalapa. Ese sí, para que veas lector, te arranca las lágrimas nomás de
verlo fúnebre y opaco de día, aunque de noche se defiende con sus cientos de
foquitos luminosos.
El 2017 fue un año triste porque escaseó el empleo; porque aumentó la
gasolina, porque bajó la venta de vehículos, porque tras los sismos y huracanes
aún hay cientos de damnificados.
En el caso particular de Veracruz fue un año triste porque nos las
pasamos con puras aproximaciones: Que hay empresarios interesados en invertir
en la entidad; que va a haber más empleos; que se van a construir mejores
carreteras; que habrá hospitales de Primer Mundo; que ya mero agarran a Karime.
Pero en concreto hubo nada.
Fue un año triste porque ha sido el más violento en la historia reciente
y porque los malos van ganando la batalla a una ciudadanía que ya le tiene
miedo a todo.
En poblaciones del sur y algunas del norte veracruzano, la gente se
encierra en sus casas a las seis de la tarde y no le abren a nadie.
Se fue un año y con él se evaporaron el cúmulo de promesas que llevaron
a un señor a la gubernatura. Gran parte de esas promesas se están yendo por el
caño y apenas una mínima parte se han cumplido.
Todo lo que dijo fue para la foto y para agenciarse votos. Y hubo más de
790 incautos que le creyeron y votaron por él.
Pero ni hablar, así es esto de la democracia.
Estamos prácticamente a unas horas de que llegue la Navidad y el
espíritu navideño brilla por su ausencia y es muy probable que este año no
llegue a Veracruz.
Mejor para él porque así no se expone a un secuestro o a un plomazo.
Hay quienes aseguran que el 2018 será peor que este 2017 y ojalá la
lengua se les haga chicharrón.
Como buen capricornio, soy optimista y quiero pensar que ya tocamos
fondo, y que el año que está por llegar será menos violento lo cual será una
enorme ganancia.
Me voy de vacaciones lector, aunque sea una semana porque ya no
registro; ya ando con el automático. Pero deseo para ti y tu familia una
excelente Navidad y que el 2018 sea el mejor año de tu vida.
Primero Dios, nos vemos el 3 de enero.