Por
Miguel Angel Cristiani Glez.
Este
lunes pudimos constatar a primera hora, como cantaría Cri Cri que cerca de 26
millones de alumnos en educación básica, regresaron a las escuelas públicas y
privadas en todo el país, para comenzar con el nuevo ciclo escolar 2014-2015.
De
acuerdo con datos de la Secretaría de Educación Pública (SEP) unos 4 millones
803,077 son estudiantes de preescolar mientras que 14 millones 344,885 son
estudiantes de nivel primaria y 6 millones 821,621 de secundaria.
Este
es el primer ciclo escolar dentro de las nuevas Reformas Educativas que fueron
discutidas y aprobadas en el Congreso de la Unión y que por lo tanto son ley en
vigor.
Pero
con todo y la famosa reforma, seguiremos viendo las protestas de padres y madres
de familia, que se quejan por las famosas “cuotas voluntarias” que ni son
cuotas ni son voluntarias, para poder inscribir a sus hijos en prácticamente todos
los niveles de educación.
Se
les cambia de nombre, pero al final son lo mismo, son “moches” que pocos saben
en dónde y como serán invertidos, pero lo que todo mundo sabe es que hay que
pagarlos, si no quieren dejar fuera a sus hijos de la escuela.
Superada
ya por la mayoría, el Calvario de surtir las listas de útiles escolares, para
que los niños puedan estrenar uniforme, cuadernos y utensilios, aunque se tenga
que hacer una parada previa en el Nacional Monte de Piedad o alguna de sus
casas de empeños competidoras.
Las
autoridades educativas harán las respectivas declaraciones de que las cuotas de
inscripción son voluntarias, que nadie está obligado a cubrirlas, que son
acuerdos entre padres de familia, pero al final de cuentas se toparán con la
realidad: o pagas o no entras.
Al
inicio del nuevo ciclo escolar, en que regresan a clases 25 millones 969,583
alumnos de educación básica así como 1.2 millones de profesores de Educación
Básica se harán también las declaraciones por asociaciones civiles, sobre el
número de maestros que –solapados por algún sindicato o autoridad- cobran
millones de pesos sin trabajar en todo el año.
Volveremos
a ver y sufrir por las filas de autos estacionados en doble fila frente a las
escuelas.
Al
caos normal por el número de vehículos que se mueven por toda la ciudad para
llevar a los niños a la escuela y luego dirigirse al trabajo, hay que agregar
el desbarajuste creado por las autoridades municipales de Xalapa, que han
cerrado calles y avenidas del primer cuadro de la ciudad, para repavimentarlas,
pero que van lentas, muy lentas, con el creciente descontento ciudadano por los
problemas que ocasionan las obras mal planificadas y peor ejecutadas.
Así
las cosas, con reforma o sin reforma educativa, la emoción del inicio de un
nuevo ciclo escolar, es lo que mueve a millones de alumnos y maestros en todo
el país, a continuar con un período que se espera rinda fructíferos resultados
para todos.
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