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sábado, 15 de noviembre de 2025

Zoociedad Anónima

 


*México es hoy primer lugar mundial en crimen organizado, pero no para siempre.*

Por: Ramón Alberto Reyes Viveros

 

Análisis desde la perspectiva de los premios Nobel Philippe Aghion, Peter Howitt, Joel Mokyr y María Corina Machado.
Es momento de pensar, marchar y redireccionar el rumbo de México en paz, mientras suena la tambora con Ilusión 98.

 

I. Un país que usa su ingenio para sobrevivir, no para crecer

 

México siempre ha sido un país de talento extraordinario.

La creatividad está en todos lados: en las calles, en las aulas, en los mercados, en la ciencia, en el arte… y, tristemente, también en el crimen organizado.

 

En 2025, el mundo lo confirmó con la frialdad de los números:

México ocupa el primer lugar global en crimen organizado, según el Global Organized Crime Index.

No es solo violencia.

Es algo más grave: somos una sociedad donde la inteligencia se usó para esquivar al Estado, para convertir a los gobernantes en cómplices del crimen o a los criminales en gobernantes, y donde los buenos mexicanos aún confían en él.

 

Ese mismo año 2025, en Estocolmo, premiaron con el Nobel de Economía a Aghion, Howitt y Mokyr, y con el Nobel de la Paz a María Corina Machado.

Todos ellos hablan de lo mismo desde ángulos distintos: que el progreso nace de la libertad, de la competencia, de la innovación y del coraje para defender instituciones que permiten soñar.

 

México está en el punto exacto donde esas ideas duelen, porque cada vez estamos más lejos de ellas.

 

 

II. La destrucción que no construye nada

 

La teoría de Aghion y Howitt es simple y profunda:

las sociedades avanzan cuando permiten que lo nuevo sustituya a lo viejo.

Innovación → cambio → crecimiento.

La famosa “destrucción creativa”.

 

Pero en México, esa destrucción dejó de ser creativa.

Ahora solo destruye.

 

El asesinato del alcalde Carlos Manzo Rodríguez, en Uruapan, lo mostró con brutalidad:

cuando un país mata a sus autoridades locales, lo que está en juego no es un cargo, sino la idea misma de Estado.

Ahí donde debería haber innovación productiva, hay logística criminal que avanza como empresa moderna, pero sin ética ni ley.

 

No competimos por mejores ideas, competimos por sobrevivir a quienes no soportan que alguien más tenga y defienda sus ideas.

 

 

III. Las instituciones que dejamos caer

 

Mientras otros países protegen a sus árbitros y fortalecen contrapesos, México hizo lo contrario.

En los últimos siete años, Morena debilitó o destruyó al INE, al INAI, a la COFECE, al IFT, a las fiscalías, a la CNDH y a prácticamente todos los órganos que deberían regular la competencia, defender la transparencia o garantizar libertades.

 

Cuando un gobierno destruye sus instituciones, la violencia no tarda; el crimen no se contiene; la economía no innova; la democracia no respira, y el gobierno se cree invencible.

 

Aghion y Howitt lo explicaron desde la teoría.

Mokyr lo documentó desde la historia.

Y María Corina Machado lo encarna desde la resistencia:

 

Sin libertad política, no existe libertad económica;

sin instituciones fuertes, no existe progreso posible.

 

México necesita volver a aprender esa lección antes de que se haga irreversible.

La dictadura ya gobierna, pero aún no ha podido someternos.

 

 

IV. Los datos que muestran el fondo del problema

 

El índice global revela tres verdades que no pueden ignorarse:

• México es #1 en mercados criminales: narcóticos, trata de personas, huachicol, tala, minería ilegal, extorsión digital y más.

• Está entre los tres primeros en criminalidad total del mundo.

• Tiene resiliencia institucional por debajo de 4.5, uno de los niveles más bajos del continente.

 

El crimen no solo existe:

se organiza, se adapta, se moderniza y se diversifica más rápido que la capacidad del gobierno para contenerlo dentro y fuera de él.

 

México es el país perfecto para innovar… si eres criminal.

Es el país más difícil para innovar… si quieres hacerlo legalmente.

 

Y esto no va a cambiar si no cambiamos al partido en el gobierno, porque algo que Morena nunca hará será volver a construir contrapesos, reglas claras y organismos verdaderamente autónomos.

 

Eso requerirá una redistribución de fuerzas políticas en 2027, no discursos ni simulaciones.

 

 

V. El rumbo que sí podemos elegir

 

México tiene dos futuros frente a sí.

 

El primero:

seguir perfeccionando el ingenio criminal que ya hizo del país un laboratorio de economías ilícitas con un narco gobierno.

 

El segundo:

apostar por la inteligencia creadora que describen los Nobel de 2025:

la que usa la libertad para innovar, la competencia para crecer y el conocimiento para transformar.

 

El país no está condenado a ser rehén de los criminales.

Está esperando.

Y quienes están llamados a decidir son quienes hoy parecen más cansados del cinismo y del ruido.

 

Y aquí surge el ejemplo más claro: Carlos Manzo Rodríguez.

Su historia no termina en su ausencia: se convierte en música, en empuje, en resistencia.

La Banda Perla de Michoacán lo entendió antes que nadie: Ilusión 98 ya no es solo una canción—es el son de Carlos Manzo, el recordatorio vivo de que hay futuro, y de que la memoria también canta.

 

Porque el dolor no es derrota: es urgencia.

Y la música que un día fue celebración hoy es himno: himno de resistencia, de dignidad y de rumbo.

 

Jóvenes y adultos: tomen la melodía, tomen el recuerdo, tomen la voz y el sombrero, y construyan por sí mismos un México donde escuchar sea más valiente que hablar, donde la crítica sea un deber ciudadano y donde la libertad no tenga que pedir permiso.

 

Que el país que heredamos no sea el país que entreguemos.

Que este sea el momento de pensar, de marchar, de crear y de cambiar el rumbo de México.

Y que mientras lo hacemos, siga sonando Ilusión 98. Siga sonando —ahora y siempre— la esperanza.