*México es hoy primer lugar mundial en crimen
organizado, pero no para siempre.*
Por:
Ramón Alberto Reyes Viveros
Análisis
desde la perspectiva de los premios Nobel Philippe Aghion, Peter Howitt, Joel
Mokyr y María Corina Machado.
Es momento de pensar, marchar y redireccionar el rumbo de México en paz,
mientras suena la tambora con Ilusión 98.
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I. Un país que usa su ingenio para
sobrevivir, no para crecer
México siempre ha sido un país de talento
extraordinario.
La creatividad está en todos lados: en las
calles, en las aulas, en los mercados, en la ciencia, en el arte… y,
tristemente, también en el crimen organizado.
En 2025, el mundo lo confirmó con la
frialdad de los números:
México ocupa el primer lugar global en
crimen organizado, según el Global Organized Crime Index.
No es solo violencia.
Es algo más grave: somos una sociedad donde
la inteligencia se usó para esquivar al Estado, para convertir a los
gobernantes en cómplices del crimen o a los criminales en gobernantes, y donde los
buenos mexicanos aún confían en él.
Ese mismo año 2025, en Estocolmo, premiaron
con el Nobel de Economía a Aghion, Howitt y Mokyr, y con el Nobel de la Paz a
María Corina Machado.
Todos ellos hablan de lo mismo desde
ángulos distintos: que el progreso nace de la libertad, de la competencia, de
la innovación y del coraje para defender instituciones que permiten soñar.
México está en el punto exacto donde esas
ideas duelen, porque cada vez estamos más lejos de ellas.
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II. La destrucción que no construye nada
La teoría de Aghion y Howitt es simple y
profunda:
las sociedades avanzan cuando permiten que
lo nuevo sustituya a lo viejo.
Innovación → cambio → crecimiento.
La famosa “destrucción creativa”.
Pero en México, esa destrucción dejó de ser
creativa.
Ahora solo destruye.
El asesinato del alcalde Carlos Manzo
Rodríguez, en Uruapan, lo mostró con brutalidad:
cuando un país mata a sus autoridades
locales, lo que está en juego no es un cargo, sino la idea misma de Estado.
Ahí donde debería haber innovación
productiva, hay logística criminal que avanza como empresa moderna, pero sin
ética ni ley.
No competimos por mejores ideas, competimos
por sobrevivir a quienes no soportan que alguien más tenga y defienda sus
ideas.
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III. Las instituciones que dejamos caer
Mientras otros países protegen a sus
árbitros y fortalecen contrapesos, México hizo lo contrario.
En los últimos siete años, Morena debilitó
o destruyó al INE, al INAI, a la COFECE, al IFT, a las fiscalías, a la CNDH y a
prácticamente todos los órganos que deberían regular la competencia, defender
la transparencia o garantizar libertades.
Cuando un gobierno destruye sus
instituciones, la violencia no tarda; el crimen no se contiene; la economía no
innova; la democracia no respira, y el gobierno se cree invencible.
Aghion y Howitt lo explicaron desde la
teoría.
Mokyr lo documentó desde la historia.
Y María Corina Machado lo encarna desde la
resistencia:
Sin libertad política, no existe libertad
económica;
sin instituciones fuertes, no existe
progreso posible.
México necesita volver a aprender esa
lección antes de que se haga irreversible.
La dictadura ya gobierna, pero aún no ha
podido someternos.
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IV. Los datos que muestran el fondo del
problema
El índice global revela tres verdades que
no pueden ignorarse:
• México es #1 en mercados criminales:
narcóticos, trata de personas, huachicol, tala, minería ilegal, extorsión
digital y más.
• Está entre los tres primeros en
criminalidad total del mundo.
• Tiene resiliencia institucional por debajo
de 4.5, uno de los niveles más bajos del continente.
El crimen no solo existe:
se organiza, se adapta, se moderniza y se
diversifica más rápido que la capacidad del gobierno para contenerlo dentro y
fuera de él.
México es el país perfecto para innovar… si
eres criminal.
Es el país más difícil para innovar… si
quieres hacerlo legalmente.
Y esto no va a cambiar si no cambiamos al
partido en el gobierno, porque algo que Morena nunca hará será volver a
construir contrapesos, reglas claras y organismos verdaderamente autónomos.
Eso requerirá una redistribución de fuerzas
políticas en 2027, no discursos ni simulaciones.
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V. El rumbo que sí podemos elegir
México tiene dos futuros frente a sí.
El primero:
seguir perfeccionando el ingenio criminal
que ya hizo del país un laboratorio de economías ilícitas con un narco
gobierno.
El segundo:
apostar por la inteligencia creadora que
describen los Nobel de 2025:
la que usa la libertad para innovar, la
competencia para crecer y el conocimiento para transformar.
El país no está condenado a ser rehén de
los criminales.
Está esperando.
Y quienes están llamados a decidir son
quienes hoy parecen más cansados del cinismo y del ruido.
Y aquí surge el ejemplo más claro: Carlos
Manzo Rodríguez.
Su historia no termina en su ausencia: se
convierte en música, en empuje, en resistencia.
La Banda Perla de Michoacán lo entendió
antes que nadie: Ilusión 98 ya no es solo una canción—es el son de Carlos
Manzo, el recordatorio vivo de que hay futuro, y de que la memoria también
canta.
Porque el dolor no es derrota: es urgencia.
Y la música que un día fue celebración hoy
es himno: himno de resistencia, de dignidad y de rumbo.
Jóvenes y adultos: tomen la melodía, tomen
el recuerdo, tomen la voz y el sombrero, y construyan por sí mismos un México
donde escuchar sea más valiente que hablar, donde la crítica sea un deber
ciudadano y donde la libertad no tenga que pedir permiso.
Que el país que heredamos no sea el país
que entreguemos.
Que este sea el momento de pensar, de
marchar, de crear y de cambiar el rumbo de México.
Y que mientras lo hacemos, siga sonando
Ilusión 98. Siga sonando —ahora y siempre— la esperanza.

