Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
La poesía en tiempos de la 4T es la nueva sección del
noticiero nocturno de Ciro Gómez Leyva, donde tuve la oportunidad de escuchar la
prosa de ese resabio de la izquierda setentera habilitado como Secretario de
Salud de Veracruz, que se llama Roberto Ramos Alor.
Ignoro si vi el primer episodio o si hubo algunos
antes, pero eso es lo de menos. Hasta donde sé la sección dará a conocer frases
chuscas, albures, yerros y una gama muy amplia de la estupidez verbal de los
políticos.
Esta vez le tocó al pediatra Ramos Alor que con su
frase “No les embona ningún chile” dirigida a los reporteros, saltó a la fama nacional
aunque sea por unos días.
Pero vamos por partes.
Protagónico por naturaleza y amante de las candilejas
mediáticas, a Ramos Alor le molesta últimamente enfrentarse a los reporteros,
sobre todo a raíz de la compra nada clara de medicamentos a una empresa propiedad
del delegado federal en Jalisco, Carlos Lomelí Bolaños, que está bajo sospecha
de tener nexos con la delincuencia.
El funcionario no ocultó su irritación cuando los
compañeros lo cuestionaron sobre el contrato de más de 36 millones de pesos hecho
con la empresa Abisalud del referido delegado, y tratando de hacerse el
gracioso les contestó: “El pueblo necesitaba medicamentos, no había
medicamentos, llegan los benditos medicamentos y ahora (ustedes preguntan)
¿dónde los compró? Bueno, la verdad como ciudadano diría híjole este.. dirían
ahí por el baño, no les embona ningún chile”.
Y es que –según dijo- no se fija si la empresa
contratada anda en malos pasos, él compra y punto. Trompicándose con las
palabras y gesticulando en demasía agregó: “Yo no estoy investigando, si yo voy
a la tienda de doña Petra la de la esquina y el frijol y el arroz está ofertado
lo compro y no sé quién le vendió; lo que quiero es producto de calidad”.
Más adelante aseguró que con el escándalo se pretende
afectar al gobierno de Cuitláhuac García porque: “Eso de los medicamentos fue
un show orquestado que salió de alguna de estas páginas (de los diarios de Veracruz)
para tratar de afectar a la Secretaría, fue en verdad un show y yo me lo sé;
hay un circote enorme para torpedear”.
Más calmado aconsejó a los colegas: “Ustedes son
padres de familia, dejen tantito los compromisos con quien los tengan, y denle
(a la información) un sentido objetivo y social”.
Y de despedida les dejó caer otro carambazo al
manifestar que no se vale que “torturen” a un gobierno que eligió el pueblo.
Entre aturdidos y confundidos por tanta verborrea, a
los reporteros les quedó bien claro una cosa: que el pediatra Roberto Ramos
Alor no come chile; se lo embona.
Pero dejando de lado lo que haga con el tubérculo,
debería interesarle saber de dónde vienen las medicinas para su Secretaría porque
su compra en nada se parece a las que le hace a doña Petra.
La adquisición de esos medicamentos (junto con el de 160
patrullas) es tan turbia, que el gobierno estatal se reservó el derecho de
darla a conocer hasta dentro de cinco años. Y eso no sólo debería interesarle, sino
preocuparle porque el día de mañana el cuete le puede tronar. De hecho, es uno
a los que muy seguramente les va a tronar.
Los presuntos vínculos de Abisalud con la delincuencia
no son un show. Ni la información salió de Veracruz y menos la inventaron los reporteros
locales; fue hecha pública por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos
que trae en la mira a Carlos Lomelí y sus empresas.
Por último, los reporteros nunca han amanecido con
ganas de “torturar” al gobierno de Cuitláhuac García como asegura
mentirosamente el pediatra, lo que quieren son explicaciones claras y no que
les digan que no les embona ningún chile.
Después de oírlo decir tanta sandez, me queda claro
que Ramos Alor será uno de los frecuentes protagonistas de la sección La Poesía
en tiempos de la 4T, lo que lo convertirá en la botana de México gracias a
folclórica prosa.
¡Dios salve al poeta!