Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
De acuerdo con cifras dadas a conocer por el propio
gobierno federal, este domingo 7 de junio ha sido -hasta ahora- el día más
violento en lo que va del 2020 ya que se contabilizaron 117 personas
asesinadas. Como paradoja, en Veracruz fue un día más o menos tranquilo ya que
“solo” registró cuatro homicidios dolosos, aunque tuvo un fin de semana
violento con más de ocho asesinatos.
Para justificar su ineficiencia el secretario de Seguridad
y Protección Ciudadana Alfonso Durazo, recurrió al mismo sonsonete de su patrón
y le echó la culpa a los de atrás. En su cuenta de Twitter dijo que parte de
esa violencia “se originó en gobiernos anteriores que hicieron de la fuerza el
instrumento único, exclusivo y excluyente del combate a la criminalidad”.
Como eso ya lo sabemos, no debe admitirse como excusa.
Si treinta millones de incautos votaron por López
Obrador es porque prometió que una vez que llegara a la presidencia acabaría
con la violencia en un año y como no pudo pidió otro año más. Ya estamos a la
mitad de ese año y la violencia no sólo no ha decrecido, sino que sigue hacia
arriba.
Con lo que sí está acabando Andrés Manuel es con
instituciones que mal que bien pero funcionaban.
Recortar el presupuesto al sector Salud no solo fue un
yerro sino un acto criminal y el resultado lo estamos viendo con la pandemia
del coronavirus que sacó a flote infinidad de carencias. Pero como contrapunto
y a pesar de ellas, el personal médico trabaja con un profesionalismo más allá
del juramento hipocrático salvando vidas, lo que debería provocarle vergüenza...
si la tuviera.
El mes anterior 12.5 millones de burócratas dejaron de
percibir ingresos y en el último trimestre se fueron a la calle más de un
millón de trabajadores. Sin embargo, Andrés Manuel no ha tenido siquiera una
palabra de esperanza para ellos.
¿Por dónde comenzará a reintegrar a los desempleados a
sus puestos de trabajo? ¿Por dónde comenzará a generar nuevos empleos? ¿Cómo le
va a hacer para empujar hacia adelante a la economía?
Quién sabe.
Su obsesión es construir un tren con el que le pegará
en la torre al único pulmón natural que tenemos, un aeropuerto al que le
estorba un cerro y una refinería que antes de su inauguración ya es obsoleta.
En su visita a Veracruz habló mucho y no escuchó a
nadie. No escuchó a los agricultores que tiene problemas para poner en el
mercado sus productos; no escuchó a los constructores; tampoco a los enfermos
de dengue a los que nadie hace caso; no escuchó a los prestadores de servicios
turísticos, ni a los micro y pequeños empresarios; no escuchó a los obreros, a
los campesinos, ni a las madres de los secuestrados y desaparecidos. No escuchó
a la sociedad veracruzana entera que está pidiendo paz y tranquilidad en sus
ciudades y hogares y no en los sepulcros.
De hecho, ni siquiera tuvo unos segundos para aceptar
un documento que le quisieron entregar los familiares de las treinta víctimas
del bar El Caballo Blanco y solo alcanzó a decirles, ya cuando iba en su
camioneta, “Pronto habrá justicia, la justicia es lenta pero llega”. Y se fue.
Para lo que sí tuvo tiempo fue para soltar aquella
arenga inolvidable a favor del gobernador Cuitláhuac García, a la que al día
siguiente agregó los nombres de Rocío Nahle y Manuel Bartlett, como personas
honestas y trabajadoras que lo están ayudando a realizar su cuarta
transformación. ¡Válgame Dios!
Lo que es un hecho incontrovertible es que en 18 meses
de López Obrador al frente de los destinos del país, estamos peor que con
cualquiera de los gobiernos que lo antecedieron ya que no ha podido con la
inseguridad y la violencia, los problemas en el rubro de la Salud, el
desempleo, la educación y el sustento para los mexicanos a pesar de sus
programas sociales.
En síntesis, el señor se perfila para resultar todo un
fiasco.
En relación a lo que dijo sobre Cuitláhuac García, uno
de mis dos lectores me escribió: “El mensaje del presidente fue muy claro: Es
cierto que Cuitláhuac es incapaz, inoperante, torpe y falto de carácter. Es
cierto que permite la corrupción y el desvío de recursos. Es cierto que se ha
hecho guey con los delincuentes y por eso Veracruz es más violento que antes.
Es cierto que ha violado la ley y ha permitido de manera grosera el nepotismo.
Pero es honesto y es una bendición que ustedes paisanos veracruzanos, lo tengan
como gobernador. Así que jódanse”.
Y sí, al parecer no queda de otra.