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viernes, 26 de junio de 2020

Cumplir 68

Dice un antiguo adagio nepalés que lo divertido, lo emocionante, lo importante no es llegar a la cima, sino ascender la montaña.
[Y miren que los habitantes de ese país le saben algo a la filosofía y a las subidas, porque en él cabe la milenaria religión de los monjes tibetanos, así como las montañas más altas del mundo, coronadas por el Everest con sus 8.848 metros sobre el nivel del mar, que deja turulato al Mont Blanc suizo, con sus 4,810 metros, o a nuestro Citlaltépetl, de 5,636 m].
Así pues, lo importante, dicen los lamas, no es llegar, sino haber vivido la experiencia del esfuerzo, del peligro, del cansancio, y la satisfacción de haber tratado de hacer bien las cosas, de cumplir nuestro deber como seres humanos, que es trabajar honestamente y ayudar a los semejantes en lo que se pueda.
Me queda entonces una satisfacción ambivalente, la de haber llegado a esta edad, que como sea es un triunfo entre tanta inseguridad y coronavirus, pero la de pensar que el camino hacia otra cumbre se acorta y se acorta, hasta que ya no haya más años posibles para los sueños y las buenas ambiciones.
Puse dos párrafos antes: trabajar honestamente… y ganar para mantener una vida decorosa, algo que es considerado un delito por el patriarca de México.
Antonio Machado lo dijo por todos los que nos empeñamos en hacer de la escritura un medio de vida y de subsistencia, incluidos los periodistas:

Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

Llego pues hoy a una cima, si a eso se le puede llamar al cumplir 68 años de vida, que de acuerdo con las nuevas y benditas mediciones de la ONU, se colocan dentro de la primera edad adulta, porque ancianos, ancianos, se consideran los que tienen 75 años o más.
Por fortuna, y hasta el momento en que escribo estas líneas, no se le ha ocurrido a Andrés Manuel López Obrador echar para atrás la edad en que los adultos mayores pueden cobrar su subsidio/limosna, como me la hizo hace tres, cuando lo puso hasta los 68 apenas a unos días de que yo cumpliera los 65.
Ésa es la razón por la que hoy mismo, una vez que me canten las rigurosas mañanitas y engulla mi desayuno, llevaré sin falta mis papeles a la Secretaría de Bienestar, con el fin de que sea integrado en el padrón universal de viejitos de la 4T y así empezar a cobrar mis jugosos 2,600 pesos bimestrales, con los que piensan ciertos incautos que van a comprar mi voto en favor de Morrena para los comicios del 2021.
Pero se la van a…

sglevet@gmail.com