Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
Este día se cumplen 49 años de un hecho sangriento,
cruel y vergonzoso ocurrido un jueves de 1971, el Jueves de Corpus, en que
miles de estudiantes que salieron del Casco de Santo Tomás rumbo al Zócalo del
DF en apoyo a una huelga en la Universidad Autónoma de Nuevo León, fueron brutalmente
reprimidos por el gobierno apoyado en el grupo paramilitar de Los Halcones que
asesinaron a 120 jóvenes aproximadamente.
Desde entonces cada 10 de junio estudiantes de todos
los niveles recorren el mismo trayecto, hacen una que otra pinta, rompen uno
que otro cristal, sueltan un choro en la plancha del Zócalo y se van a sus
casas.
Pero de unos años a la fecha se está haciendo costumbre
que se infiltren grupos de anarquistas encapuchados que vandalizan, roban, golpean,
pintan, rayan y destruyen ante la complacencia de las autoridades. Lo curioso
es que jamás se han acercado siquiera a la casa del responsable de aquella
masacre; un anciano solo, olvidado y apergaminado que el 17 de enero cumplió
sus primeros 98 años.
Este 10 de junio amenaza con ser más intenso por lo
que se ha venido fermentando desde hace semanas.
El 4 de mayo unos policías de Ixtlahuacán de los
Membrillos municipio de Jalisco, detuvieron al albañil Giovanni López de 30
años de edad por el delito de no traer cubrebocas. Pero al día siguiente sus
familiares lo encontraron muerto y con golpes en varias partes del cuerpo. Lo
anterior ocasionó protestas aisladas contra la brutalidad policiaca que cayeron
en el vacío.
Como el gobierno no les hizo caso, grupos de
inconformes convocaron a una manifestación por redes sociales para el 4 de
junio en la que pedían a los participantes acudir con cubrebocas para exigir
justicia de “manera pacífica”. Pero a estos grupos se unieron anarquistas que
vandalizaron el Palacio de Gobierno de Jalisco, algunos comercios, quemaron
patrullas y le prendieron fuego a un policía.
El 6 de junio en la Ciudad de México, también hubo una
manifestación para pedir justicia por Giovanni en la que una joven llamada Melanie
fue pateada por policías que la verdad sea dicha, se pasaron de lanzas. Por
este hecho, al menos tres uniformados fueron puestos a disposición de las
autoridades lo que provocó el enojo de sus compañeros que se negaron a laborar.
Esto dio pie para que dos días después, cientos de anarquistas volvieran a las
calles de la capital donde, sin policías al frente, vandalizaron y saquearon a
su antojo comercios, librerías, tiendas de conveniencia y agredieron a
periodistas.
Este vandalismo se puede extender a Veracruz.
El sábado 2 de mayo, dos días antes de la muerte de
Giovanni, policías estatales detuvieron en Xalapa al serigrafista Carlos Andrés
Navarro de 33 años, presuntamente porque estaba haciendo escándalo. Un video
muestra al joven con un madero en las manos manteniendo a raya a los
uniformados y gritando que lo querían secuestrar. Pero fue sometido y llevado
al cuartel de San José donde horas después… se murió.
Las autoridades dijeron a la familia que Carlos Andrés
falleció de un infarto, pero esta sostiene que su muerte fue producto de una
golpiza.
La muerte del serigrafista no provocó una reacción mediática
como la de Giovanni. Aun así, este lunes familiares y amigos de Carlos Andrés
organizaron una marcha en demanda de justicia a la que se agregaron un grupo de
entre diez y doce anarquistas que se dedicaron a vandalizar comercios e
instituciones bancarias del centro de Xalapa, pero a diferencia de sus compas
de Guadalajara, ni se acercaron al Palacio de Gobierno.
Hoy y al conque de que se conmemora el 49 aniversario
de la Matanza del Jueves de Corpus, la mesa está más que puesta para que los
anarquistas tomen otra vez las calles y armen un monumental desmadre mientras
las autoridades se cruzan de brazos.
No creo que haya un mexicano que esté a favor de la
brutalidad policiaca, pero vandalizar para exigir justicia no es ni con mucho
el mejor camino, pues lo único que se logra es colmar la paciencia de una ciudanía
que está hasta el cepillo de tantos desmanes.
De seguir como van, estos ataques pueden escalar a una
situación de violencia que nadie desea para el país.
¿Se replicará hoy en Xalapa el vandalismo del lunes
anterior?
Espero que no.
De entre las voces que se alzaron en las redes
lamentando el bandolerismo en la capital veracruzana, destaca la del Senador
suplente Ernesto Pérez Astorga que escribió: “El diálogo, la tolerancia y el
respeto son los mecanismos correctos para exigir justicia ante los condenables
hechos en contra de los ciudadanos. Derivado de las manifestaciones que se
realizaron el día de hoy (lunes), reconozco y me sumo a las exigencias, sin
embargo, lamento los actos vandálicos y las agresiones realizadas en la capital
veracruzana”.
Sin duda la opinión de Pérez Astorga es la de los
xalapeños, la de los veracruzanos y la de la gran mayoría de los mexicanos.