Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
Quienes están cerca de él, aseguran que al alcalde de
Xalapa Hipólito Rodríguez Herrero, le ha entrado una obsesión compulsiva por
encontrarle algún chanchuyo a su antecesor Américo Zúñiga Martínez y esta
obsesión no lo deja dormir.
Su odio hacia el ahora líder estatal del PRI se ha
convertido en patológico y lo tiene frustrado e irascible. Frustrado porque no
le ha podido encontrar nada; e irascible… por lo mismo.
Alguien debería decirle que el odio consume a quien lo
padece mientras que el odiado anda a todo dar.
Y un ejemplo de lo anterior son el mismo Hipólito y Américo.
Mientras al primero se le han venido los años en apenas dos meses en la
alcaldía (representa setenta muy mal llevados), Américo anda feliz de la vida
promoviendo a su partido y a su candidato a la gubernatura.
Cansado de buscar y no encontrar, está por írsele
encima a la empresa Proactiva encargada del relleno sanitario en El Tronconal,
cuya concesión fue ampliada a quince años por la administración de Zúñiga
Martínez.
Según Hipólito “hay evidencias” de que la empresa no
ha cumplido con el contrato lo cual es lamentable. No sólo que Proactiva no
esté cumpliendo (lo que estaría por verse), sino que el alcalde recurra al
mismo fraseo que utiliza su jefe Andrés Manuel López Obrador.
Cada vez que el tabasqueño presume de tener una
noticia bomba dice: “Tengo evidencias; hay evidencias; tenemos evidencias”. Evidencias
que nunca ha presentado.
A falta de inteligencia y personalidad propia,
Hipólito repite lo que dice su patrón.
“Hay evidencia jurídica de que podemos rescindir el
contrato. En los próximos días vamos a hablar con la empresa (Proactiva) para
decirle que no ha cumplido, que lo que se hizo con anterioridad no tiene bases
firmes en términos jurídicos y vamos a buscar otra alternativa", indicó a los
reporteros.
En política se dice que cuando algo no está
funcionando bien el siguiente paso es buscar alternativas, probar sus bondades
y una vez comprobadas llevarlas a la práctica.
Pero en un claro ejemplo de lo que es actuar y después
pensar, Hipólito Rodríguez quiere cancelar la concesión de un plumazo y después
buscar “otra alternativa”.
Mientras tanto, que los xalapeños se inunden de basura.
“Es un pésimo negocio para Xalapa y veremos cómo
renegociar con instrumentos jurídicos ese convenio porque no nos sirve, nos
cobra cerca de 30 millones al año. Es inaceptable que hayan celebrado una
prórroga con una empresa que no te da buen servicio. Nadie en su sano juicio
hubiera hecho eso” dijo el alcalde.
Pero el que no tiene bueno el juicio es el propio
Hipólito ni tampoco se sabe a qué intereses económicos esté obedeciendo.
Esto lo digo porque desde que lo nombraron alcalde
electo anda con la idea de cambiar el relleno sanitario al municipio de Emiliano
Zapata.
Pero el asunto no es
fácil. Un relleno sanitario no se cambia así nada más como así; tiene que pasar
por varios filtros que tardar meses en dar su anuencia. No es de enchílenme
otra gorda.
Por otra parte, hay quienes aseguran que esos 30
millones podrían servir para las campañas de AMLO y Cuitláhuac, de ahí su urgencia
por echar abajo el convenio con Proactiva.
Si lo que quiere es negociar el costo de la concesión,
nada como sentarse a platicar, pero andar amenazando a lo tarugo es muestra de
inmadurez política. Como lo fue declarar que hubo infiltrados de Miguel Ángel
Yunes Linares en las manifestaciones que le armaron los trabajadores del Ayuntamiento,
y por eso puso vigilancia en Palacio Municipal.
Infiltrados los hay en toda manifestación y también en
las dependencias oficiales. ¿Acaso no lo sabía?
El viernes anterior le escuché al periodista Fernando
Batiza decir que los infiltrados los tiene Hipólito en sus narices y él mismo los
contrató.
“Son los policías del IPAX que cuidan las entradas de
la Presidencia Municipal y dependen de la secretaría de Gobierno. A estas horas
ya debe saber el gobernador cuántos tacos de carnitas se comió Hipólito a
mediodía, y si los pidió con salsa verde o roja” dijo el periodista.
Y es verdad.
En apenas dos meses de gobierno Hipólito Rodríguez ha
abierto demasiados frentes que invariablemente lo van a desgastar. Lo que debe
hacer es ponerse a trabajar y no andar buscando culpables donde no hay.
Ojalá alguno de sus asesores le aconseje que deje de obsesionarse
con Américo Zúñiga Martínez que ha de estar muerto… pero de la risa, por los
trapos sucios que Hipólito le pueda encontrar.