Por: Alejandro Bustos
Sinapsis
Hace
once años, Marvel Comics publicó una historia que, en su momento, parecía una
exageración futurista propia de historietas: Tony Stark (Iron Man), bajo los
efectos de un hechizo que invirtió su eje moral, lanzó Extremis 3.0, una
aplicación capaz de generar perfección física y belleza instantánea a sus
usuarios. Al principio, el gancho es que se ofrecía de manera gratuita para
generar adicción; sin embargo, la sorpresa vendría al revelar el precio real al
término del periodo de prueba: 99.99 dólares diarios. La perfección,
evidentemente, no se podía regalar.
En
aquel entonces, la trama del Superior Iron Man sonaba a una advertencia de
psi-fi acerca del ego, la dopamina, la tecnología y el poder de manipular las necesidades
humanas más profundas. Y es que Tony Stark había convertido la dependencia
tecnológica en un producto premium. Hoy, esa ficción parece más cercana que
nunca.
Vivimos
en una era donde las aplicaciones no nos prometen perfección física, pero sí
una versión «mejorada» de nosotros mismos: más productivos, más creativos, más
eficientes y más bellos. Las herramientas con inteligencia artificial integrada
ya escriben, piensan, crean música, diseñan, e incluso nos aconsejan (a quien
se deja). Todo a tan sólo un clic de distancia… hasta que deja de ser gratuito.
Las
suscripciones mensuales, los planes “pro” y las funciones exclusivas me recordaron
inevitablemente al modelo de Stark: primero la atracción a través del acceso
libre, después la dependencia y, finalmente, el cobro desmedido. Y aunque hoy
no hay un “Extremis” como tal que modifique nuestros cuerpos, sí hay algoritmos
que moldean nuestras decisiones, gustos y prioridades, así como apps que
modifican nuestra apariencia creando fotos o videos que difícilmente se pueden
distinguir como falsos.
Por
ejemplo, la popular app de belleza FaceTune te regala una semana
gratuita para que navegues ampliamente sobre todo su contenido y pruebes las
capacidades que ofrece para mejorar tu aspecto, peso e imperfecciones físicas
que resaltan en algunas fotos. No obstante, al finalizar la prueba, te invitan
a suscribirte a su servicio a cambio de $199.00 semanales o $1799.00 anuales.
Las
apps de productividad no están muy lejanas. La versión Plus de ChatGPT
cobra $399.00 mensuales para poder usar todo su potencial al máximo. Desde
consultas breves, hasta desarrollo de texto y creación de imágenes divertidas o
videos, los usuarios deben comprar una suscripción o el servicio alcanza un
límite por día generando también una necesidad o una adicción.
La
línea entre la ciencia ficción y la realidad nunca fue tan delgada. Quizá Tony
Stark no estaba tan lejos de predecir el futuro: un mundo donde la tecnología
promete hacernos mejores, pero a cambio, nos pide algo más valioso que el
dinero: nuestra atención, nuestros datos y, a veces, nuestra propia autonomía.
Lo
que hace una década parecía una advertencia sobre la corrupción tecnológica del
héroe más brillante del planeta, hoy es un espejo de nuestra cotidianidad:
aplicaciones inteligentes que no sólo mejoran lo que somos, sino que, poco a
poco, redibujan lo que significa ser humano.
Comentarios:
X: @alecbustos
alejandrobustosf@gmail.com