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domingo, 5 de octubre de 2025

El acompañamiento según la edad y la etapa de la vida

 Ruan Ángel Badillo Lagos


Este tipo de acompañamiento busca el crecimiento y la maduración personal. Su fin es atender las dimensiones del ser humano y conducir al acompañado hacia un encuentro con Dios. Para lograrlo se apoya el discernimiento por la vida y por Dios en ella. El objetivo es que la persona descubra su camino, tome decisiones y articule un proyecto personal en el cual integre todas sus potencialidades.

El acompañamiento también ayuda a superar las heridas, asumir responsabilidades y mirar el futuro con esperanza. Impulsa a soñar escenarios deseables, factibles y alcanzables. Así se inicia la construcción de un proyecto de vida coherente e íntegro, el cual, con la gracia divina, permite descubrir el hilo esencial de la existencia.

La escucha atenta y respetuosa es fundamental. Se centra en la historia personal, las experiencias fundantes, los sentimientos y las vivencias conscientes o inconscientes de la persona acompañada, considerada como tierra santa.

Si bien se enfatiza en el acompañado, el acompañante también debe poseer un perfil adecuado.

Cada etapa de la vida representa una oportunidad para el crecimiento humano, espiritual y en otras dimensiones. El proceso depende de la etapa en que se encuentre el acompañado. En esta ocasión, se aborda un esbozo del acompañamiento en la adolescencia y en la etapa intermedia de la vida.

El acompañamiento en la adolescencia. Esta inicia alrededor de los 12 años de edad. Su meta es alcanzar la autonomía personal y social propia de la etapa adulta. En este periodo se presentan cambios fisiológicos, adquisición de la lógica formal, construcción de la identidad personal y una mayor socialización con amigos y grupos de pertenencia.

·       Objetivos. Lograr una identidad personal sólida que permita el reconocimiento personal. Desarrollar una personalidad propia con conductas acordes a la madurez adulta. Elaborar un proyecto de vida con sentido y mantener una comunicación íntima con otros como, por ejemplo, la pareja, los amigos y los adultos significativos.

·       Medios. El acompañante debe ser mayor de edad, cuidar su testimonio y mantener cercanía, profundidad, experiencia y coherencia personal.

·       Dificultades. Cada generación de adolescentes presenta características diferentes.

El acompañamiento en la transición de la mitad de la vida. Comienza alrededor de los 40 años de edad. Surgen los primeros signos de pérdida de vigor físico y de envejecimiento, como las arrugas. En algunos casos la salud empieza a decaer. El aprendizaje se vuelve más lento y arduo, aunque la experiencia compensa esas limitaciones. La sexualidad suele tornarse más serena, con mayor expresión de ternura y sentimientos.

·       Objetivos. Brindar apoyo en el afrontamiento sano de crisis concretas, como la soledad, la depresión, los conflictos matrimoniales o las dificultades laborales. Acompañar el proceso de individuación y guiar hacia una unificación de la vida que supere la simple resolución de conflictos pendientes.

·       Medios. Aprender a gestionar de manera sana la propia historia persona.

En otro momento se desarrollarán las etapas siguientes.