Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
El jueves anterior y en sesión extraordinaria, el Consejo Nacional de Morena votó porque todos los dirigentes estatales sigan en sus cargos hasta que concluya en proceso del 2027. La víspera, la lideresa nacional Luisa María Alcalde había lanzado la propuesta que avaló el máximo órgano del partido con 208 votos a favor, cinco en contra y cuatro abstenciones.
¿Y todos contentos?
No.
Un gran sector del morenismo veracruzano ve mal que Esteban Ramírez Zepeta siga en la dirección del guinda, después de las pésimas cuentas que entregó en la elección pasada donde Morena ganó en solitario la irrisoria cantidad de 11 alcaldías, cuando en 2022 se alzó con 129.
Aunque no toda la culpa es suya, a él le están cargando el muerto, sobre todo porque la víspera del 1 de junio dijo socarrón que su partido se llevaría el carro completo.
“Están premiando la torpeza y la incompetencia. Esteban es un desobligado que prioriza la pachanga y eso tiene al partido en crisis. La dirigencia nacional argumenta que la prórroga busca ‘fortalecer la cohesión y la unidad interna’, pero eso será en otros estados y no en Veracruz donde ni hay cohesión ni hay unidad. Morena está cuarteado por la incapacidad de Esteban para dialogar, concertar y aglutinar. Se ha peleado con casi todo mundo y así no se manejan las cosas en política. El primer aviso nos lo dieron en junio, pero si nuestra lideresa Luisa María (Alcalde) no lo quiere ver así, qué le vamos a hacer”, me dijeron.
Y en efecto lector, lo que menos hay es unidad en Morena y esas son muy malas noticias para su militancia.
Los pleitos de Esteban con Manuel Huerta los ha ganado todos el senador. A estos pleitos se sumó por enésima ocasión Juan Javier Gómez Cazarín al que también le ha zumbado Manuel. Y lo mismo ha pasado con Zenyazen Escobar cuando asoma la cabeza. El problema es que las victorias de Manuel no abonan al fortalecimiento del partido.
Morena está en crisis y se acerca peligrosamente al abismo porque carece de un líder conciliador e inteligente, que como paradoja, tiene muy buena suerte.
Gracias a la decisión del Consejo Nacional, Esteban Ramírez Zepeta seguirá gozando de las prebendas y prerrogativas que le otorga ser líder del partido en el poder, y que incluyen pachangas pagadas por el erario entre otras minucias.
Por mucho que se hable de unidad, Morena se ha convertido en un cántaro muy fisurado debido a las pedradas que ha recibido de militantes como el propio Ramírez Zepeta.
Todo indica que sin un buen guía, el partido en Veracruz está en riesgo de recibir otra pedrada en el 2027 que puede ser letal. Pero a nivel nacional no lo quieren ver así.
Y para ciegos de a deveras, aquellos que no quieren ver.
El otro Esteban
Y lo que son las cosas. Mientras Esteban Ramírez se ha convertido en un problema, el diputado Esteban Bautista Hernández, encabezó en Coyutla (al norte de la entidad) el encuentro informativo sobre la reforma al artículo 5º de la Constitución política de Veracruz que garantiza el pleno respeto a los derechos de las comunidades tanto indígenas como afromexicanas.
Acompañado de los legisladores Miriam García Guzmán y Carlos Marcelo Ruiz Sánchez; y ante autoridades y habitantes de los pueblos originarios, el también presidente de la Jucopo dijo: “Hoy las personas indígenas ya no somos letra muerta, sino sujetos de derecho público, parte de la agenda nacional y estatal, sujetos activos, de libre determinación, pensantes, capaces de transformar la vida pública”.
Esteban Bautista agregó que por décadas los indígenas fueron engañados y utilizados como instrumento de control político, “pero después de las elecciones los diputados y gobernadores se iban y nunca regresaban. Hoy, los indígenas de Veracruz tienen abiertas las puertas del Congreso”.
Nada de lo que dijo el legislador es retórica barata lector. Los miércoles ciudadanos donde Esteban Bautista atiende personalmente a los veracruzanos (indígenas y no indígenas, y sin distinción de partidos) ya son parte sustantiva en la agenda del Congreso local.
A diferencia de Esteban Ramírez Zepeta que se ha convertido en algo más que un dolor de cabeza, Esteban Bautista Hernández es un legislador trabajador y eficiente que hace más por Veracruz, que la cúpula de Morena donde las grillas y las patadas por debajo (y hasta por encima) de la mesa son la constante.
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