v No
debe de quedar, como tantos otros, en la impunidad
v Son muchas las líneas de
investigación a seguir
v
Intervendrá
la Fiscalía General de la República
Por Miguel Angel Cristiani Gonzalez
No basta ya la tantas veces repetida
declaración de que no hay cabida para la impunidad, o que se abrió ya la
carpeta de investigación o que se está coordinando la Secretaría de Seguridad
Pública, la Fiscalía del Estado y hasta la Fiscalía General de la república
para dar la respuesta que los veracruzanos están esperando, luego del asesinato
del diputado local y destacado productor ganadero Juan Carlos Molina, el pasado
fin de semana en su rancho de Medellín.
Es verdad que son muchas las “líneas de
investigación” que se tienen que seguir, pero ojalá y que los grupos de inteligencia policíaca que se van a abocar a tratar de esclarecer y dar con los
responsables, actúen con la necesaria capacidad que el asunto demanda.
Sabemos que aquí no contamos con los sofisticados
equipos que en las series policíacas como la Ley y el Orden permiten no solo
resolver un homicidio en las primeras 48 horas, sino que localizan y detienen a
los culpables.
De acuerdo con las versiones periodísticas, el
diputado Juan Carlos Molina habría denunciado -desde hace meses- que había sido
objeto de amenazas, pero obviamente no se sabe de parte de quien.
Aunque además de entrevistar a los familiares
cercanos, con quienes pudiera haber compartido más información, se tienen que
investigar también sus actividades como dirigente de la CNC en el Estado, que
por cierto se supone estaría próxima a elegir un nuevo líder.
Otra vertiente de investigación es la intensa
actividad que venía desarrollando para denunciar y tratar de evitar la
importación de ganado desde Centroamérica, que afecta a los
productores nacionales.
Tampoco se debe de descartar el que se haya negado a ser extorsionado, ya que Juan Carlos Molina era uno de los
productores de ganado de pura raza para cría y reproducción, que tenían calidad
de exportación para la reproducción de sementales.
Como parte de la campaña en contra de la
introducción ilegal de ganado a nuestro país, en el programa de radio
Informativo Fin de Semana en El Heraldo Radio habló sobre el tema.
Molina, también líder local de la Confederación
Nacional Campesina del PRI, tenía contactos con todo el sector en el país y
denunciaba un robo creciente de reses en Veracruz. Un millón de novillos y
animales en pie, aseguró, cruzan al año de manera clandestina el río Usumacinta.
En México, con sobornos de por medio,
entran al padrón regular sanitario para su comercialización natural.
“Es una competencia desleal para los ganaderos que crían
y cumplen con todas las campañas y normas de sanidad, porque se compra a mitad
de precio y se vende al precio real”, denunció Molina, uno de los pocos
ganaderos que levantó la voz ante el crecimiento del tráfico de reses en pie.
“Además, representa un grave riesgo sanitario
como fiebre aftosa, que pondría en jaque a la ganadería nacional, cuyo cliente
principal es Estados Unidos”, agregó el ganadero que usaba sombrero de ala
ancha.
En la charla alertó que tenía información de
que el modus de introducción clandestina estaba cambiando, porque en vez de
cruzar las cabezas por el Usumacinta, el plan ahora consiste en trasladar a los
animales vivos en barco desde Centroamérica hasta Sonora.
El ganadero viajó las últimas semanas a
reuniones con la Comisión de Ganadería de la Cámara de Diputados, y con Víctor
Villalobos, secretario de Agricultura federal, quien se comprometió a abatir el
contrabando con la Guardia Nacional.
Así como son muchas las líneas de investigación
que se deben de seguir, son muchas también las razones, por las que el
asesinato del diputado local del PRI y destacado productor del campo
veracruzano, no pueden ni deben de quedar sin resolver.
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