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lunes, 1 de diciembre de 2025

Crecimiento de la deuda de México

 


IMPRONTA

Carlos Miguel Acosta Bravo*

Se ha preguntado usted porqué aunque la deuda de México como país ha crecido de manera importante, nuestro peso ha resistido y no se ha devaluado? La respuesta esta en que  el crecimiento de la deuda en México hasta casi el doble desde 2018, en un 84% proviene de deuda interna, significa que el país depende cada vez más de financiamiento interno para cubrir déficits crecientes. Esto genera una mayor presión sobre la economía interna y limita el margen fiscal, ya que al aumentar el gasto en el servicio de deuda se reducen recursos para inversión pública esencial en salud, educación e infraestructura.​

El predominio de deuda interna puede limitar el riesgo de fuga de capitales, pero también implica que el gobierno debe manejar cuidadosamente la carga financiera para no afectar la estabilidad económica ni elevar excesivamente las tasas de interés internas, afectando a todos los sectores productivos.​

En cuanto a la deuda creciente de PEMEX y CFE, su posible absorción por el Gobierno Federal representa una amenaza seria para las finanzas públicas. Al incorporar estas deudas, el costo financiero del Estado aumentaría considerablemente, elevando el riesgo país y presionando la calificación crediticia soberana, lo que encarecería la contratación de nueva deuda y pondría en riesgo el espacio fiscal para cumplir otras promesas gubernamentales.​

Además, la consolidación de las deudas de estas empresas públicas podría generar un círculo vicioso de mayores costos financieros y mayores necesidades de financiamiento estatal, afectando la estabilidad macroeconómica y la confianza de inversionistas en México.

 

Por otro lado, si el Gobierno Federal absorbe la deuda de PEMEX y CFE, las consecuencias para la inversión pública y los servicios sociales serían negativas en varios sentidos. Primero, el aumento en la deuda consolidada elevaría el pago de intereses del gobierno, consumiendo una parte mayor del presupuesto disponible y reduciendo los recursos para inversión en sectores clave como infraestructura, salud, educación y programas sociales.​

Esto implica un menor margen fiscal para financiar proyectos de desarrollo y mejora en servicios públicos, lo que puede traducirse en recortes o postergaciones de obras y programas gubernamentales necesarios para el crecimiento económico y bienestar social.​

Además, la absorción aumentaría la percepción de riesgo fiscal entre inversionistas y calificadoras, lo que podría incrementar las tasas de interés a las que México puede acceder a financiamiento externo, encareciendo la deuda futura y limitando aún más la capacidad de gasto público.​

En conjunto, esta situación puede afectar la calidad, cobertura y eficiencia de los servicios públicos, deteriorar la infraestructura y limitar programas sociales, impactando negativamente el desarrollo socioeconómico del país.

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cacostabravo@yahoo.com.mx

 

*Maestro en comunicación por la Universidad Iberoamericana, de la cual formó parte del cuerpo académico de la Licenciatura en comunicación, así como de la Universidad Anáhuac, campús norte de CDMX.