Sin tacto
Por Sergio González Levet
Platico con un viejo amigo y más viejo priista, y me hace una reflexión que me puso a pensar en ciertas posibilidades que en la antigua lógica de la política a la mexicana eran impensables por imposibles.
Los mexicanos de estas épocas hemos padecido o gozado -según- tiempos inéditos; convulsos, es cierto, pero sobre todo fuera de cualquier imaginación por más loca (de la casa) que fuera. Nos ha tocado vivir y ver lo que nunca antes había sucedido, y por eso estamos seguros de que cualquier situación, por rara e ilógica que parezca, es posible en la chifladura de nuestros días, definidos por transformaciones sin cambio y por mentiras expresadas sin medida ni concierto; hechas por un partido que no es tal sino un movimiento que tampoco es movimiento sino simplemente un partido.
Así que lo que me dijo el interlocutor del que hablé al principio, con ser difícil de asimilar o de aceptar para un cerebro hecho a lo cotidiano, termina siendo perfectamente aceptable para cualquier mente acostumbrada a la vorágine.
Según lo que me afirmó mi amigo en una charla dominical, es probable que el PRI de Veracruz termine aliado con el Partido Verde para las elecciones de 2027 o de 2030.
La afirmación me pareció bastante alejada de la realidad, jalada de los cabellos, pero nuestro filósofo del partidarismo acuñó argumentos que le fueron dando un todo de certeza.
Primero, la fugaz elección del nuevo Comité Directivo Estatal del partido dio origen a diversas sospechas y especulaciones, entre ellas la de que la democracia interna estuvo por completo ausente del proceso y que incluso dejaron fuera de cualquier posibilidad de participación a distinguidos militantes que tenían derecho a competir, como Ponciano Vázquez Parissi o Silvio Lagos Galindo. En ese orden de ideas, se compusieron las cosas para que quedaran como Presidente Adolfo Ramírez Arana y como Secretaria General Carolina Gudiño Corro.
Y aquí viene lo interesante: resulta que Fofo fue hechura indiscutible del apoyo de doña Rosa Margarita Borunda y Carolina, se sabe fue llevada a las alturas de los cargos por el impulso sostenido de Fidel Herrera Beltrán. En ese sentido, entonces, el comité impuesto esta semana que pasó es de factura indudablemente fidelista, y no es exagerado decir que está cercano al cachorro del fidelato, Javier Herrera Borunda.
De ahí hay sólo un pasito a pensar que hay una influencia flagrante del titular de la franquicia Verde sobre la dirigencia estatal del tricolor.
Imaginemos pues que en un momento del proceso electoral el PRI de Veracruz anuncia que se une a las aspiraciones de Javier Herrera Borunda y apoya su candidatura a Gobernador en 2030.
¿Qué dirían los morenos? ¡Chi lo sa!, hubiera dicho Dante en el siglo XIV (sí, Dante… Alighieri). Pero en una de ésas y en el entendido de que en estos tiempos puede suceder lo que sea, tal vez terminen aceptando que el PRI ¡se sume a una coalición con ellos, el PT y el Verde! ¡Válganos Dios!
Son reflexiones que salen de esta época descomunal, que nos obliga a pensar como no lo hicimos nunca. Y que conste que los Santos Inocentes fueron ayer, no hoy.
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