Desde el Café
Al senador Manuel Huerta Ladrón de Guevara, lo
descoyuntó saber que a pesar de que ganó la elección interna de Morena a la
gubernatura de Veracruz, lo hicieron a un lado para darle la candidatura a
Rocío Nahle, porque “qué cree compañero, fíjese que por cuestión de género le
toca a una mujer”.
A regañadientes se “disciplinó”, pero no se ha
recuperado del golpe, y aprovecha la menor oportunidad para criticar lo que
sucede y no sucede en su partido. “Se ha convertido en el peor de nuestros
críticos y lo hace en abierto”, me dijeron.
Y es verdad.
Hace una semana al señalar el nepotismo al interior de
Morena, se refirió en específico al caso de Sayula de Alemán donde la
alcaldesa, Lorena Sánchez Vargas, pretende imponer a su tía y a varios miembros
de su parentela en la siguiente comuna, lo que el senador calificó de grotesco.
También denunció los casos de Ixmatlahuacan y Tlalnelhuayocan.
Pero como en anteriores ocasiones nadie se molestó en
contestarle.
Posteriormente denunció que diputados de su partido lo
quisieron expulsar de Morena. “Supe que los diputados federales llevaron un
debate de que yo le hago daño al movimiento. Y hubo quien se le ocurrió poner a
votación. Claro, perdieron, es una locura. Yo me dije ‘ya me quieren desaforar
de Morena’. El argumento era que me opongo al nepotismo y a la corrupción; que
me opongo a que no suelten los cargos, que me opongo al chapulineo. Y claro que
me seguiré oponiendo a todas esas prácticas corruptas y si ellos quieren
expulsarme por eso, que lo diga la militancia”.
Pero esta vez sí hubo respuesta.
El diputado federal Zenyazen Escobar lo acusó de traidor
y de mantener un doble discurso. “No llores como Magdalena mientras traicionas
al partido” le dijo. Y a renglón seguido agregó que Manuel se victimiza al
manifestar que lo quieren crucificar “como a Jesucristo”, cuando en los hechos
está respaldando proyectos políticos de Movimiento Ciudadano y moviendo piezas
fuera del partido que lo impulsó.
¡Puro mitote!
Si en verdad hubo una reunión con el fin de chispar a
Manuel de Morena, de seguro fue en torno de una mesa de cantina. Al calor de
las copas a alguien se le ocurrió la ideota que no pasó de ser una babosada.
Ningún diputado tiene autoridad para correr a un
senador. Y eso lo sabe muy bien Manuel, por lo que está de más que se rasgue
las vestiduras y se victimice.
Por otra parte, ¿de dónde sacó Zenyazen que Manuel
está respaldando “proyectos políticos” de otro partido? De su desesperación por
quedar bien con la gobernadora Nahle.
Sabe que está siendo investigado por un presunto
desfalco a la SEV, por los escuadrones de aviadores que dejó en esa secretaría
y por corrupción. Sabe que no es santo de la devoción de la gobernadora y que
podría ser el primer moreno de peso completo en ser llevado ante un juez.
Y es que a diferencia de los diputados, Rocío Nahle si
tiene autoridad como para pedir que le armen un juicio de procedencia que lo
ponga a merced de las autoridades.
Pero eso se verá después de las elecciones.
De momento, Manuel Huerta seguirá echándole el caballo
a sus compañeros de partido mientras Zenyazen buscará la alcaldía de su natal
Córdoba. Pero puedes apostar lector a que seguirá zumbándole al senador.
¿Qué tanto daño le hace este pleito a Morena en
víspera de las elecciones?
No mucho. No hay que olvidar que los piquetes de ojos
y las patadas, son parte de la idiosincrasia de la izquierda en este país.
Pero ni a Manuel lo correrán del partido, ni dijo que
lo quieren crucificar como a Jesucristo como aseguró falazmente Zenyazen.
Todo este choro no es mas que un mitote propalado por
un par de mitoteros que no han hecho otra cosa que cobrar puntualmente sus
quincenas.