RUAN ÁNGEL BADILLO LAGOS
La
hora de la acción ha llegado; algunos creerán utópica la esperanza de fundar un mundo mejor, pero por mi parte
percibo que la humanidad quiere vivir más fraterna y, a pesar de no saber cómo,
aprende de sus errores, de sus caídas en la barbarie y de sus alejados
extravíos fuera del camino que nos lleva a vivir en armonía. Así, la humanidad
se acerca lentamente, aun sin darse cuenta, hacia más y mejores formas de ordenar
las realidades temporales. ¡En esta marcha todos somos responsables y
corresponsables!
Nosotros
debemos asumir como tarea propia la renovación del orden temporal, entendida
esta como la encomienda de vivir e inculcar los valores y principios con los
que fuimos criados en todos los ámbitos de la sociedad para impregnar y
perfeccionar todo cuanto se vive y en donde se vive. Es preciso actuar con
coherencia en una sociedad que reclama justicia, con mejores condiciones de
vida, con verdadera paz social y sobre todo con respeto a la familia humana,
sin embargo, me doy cuenta de que no todo lo hecho hasta el momento ha sido
constructivo, pero al actuar con bondad, más que por severidad o rivalidad, cada
persona se acerca a cumplir con esta encomienda. “La hermenéutica de la
reforma”, desde una perspectiva para interpretar y comprender, es compleja y
conduce con frecuencia a diversos puntos de vista, no obstante, yo creo que sí
es posible alcanzar o al menos mejorar este mundo.
Ordenar
las realidades temporales no se reduce solo a la ausencia de conflictos, es preciso
combatir la miseria y luchar contra las injusticias para promover, a la par, el
bienestar, el progreso humano y el progreso espiritual. Queridos amigos, el
orden de las cosas temporales se construye día a día en la instauración de un
“orden de las cosas”, pero ¿a quién le gusta el orden?, ¿quién está dispuesto a
esforzarse para lograrlo? Todo orden se origina en razón, por ejemplo, la mente
humana debe ordenar las ideas; así se ordenan las cosas naturales. Debe existir
orden en mis conceptos y la relación con otros, orden en el actuar o en mi
voluntad, y orden en las cosas exteriores y las influencias externas, en fin,
“el principio del universo es el orden”. El orden puede referirse a la
creación, la sabiduría y la búsqueda de la verdad.
Aquí
solo hablo de las realidades temporales, de lo palpable pero transitorio, de lo
indispensable pero efímero, de todas aquellas instituciones y organizaciones
que el hombre ha creado en el mundo; la familia, la sociedad, incluso la
iglesia y todo aquel ámbito en donde se desenvuelva la humanidad.
El
orden como virtud es la recta disposición de las cosas y es la virtud que nos
lleva a poner cada cosa en su lugar, y a distribuir correctamente el tiempo y
nuestras actividades. Esto nos lleva a colaborar por el bien de todos y esto se
refleja en todos los aspectos de nuestra vida; debe haber orden en la
naturaleza, y orden en la humanidad, comenzando con la familia. ¿Cómo es tu
relación con tu familia? En la familia, el deber de los padres es educar y
dirigir a los hijos en el principio de la virtud del orden, es asumir con
responsabilidad y civilidad nuestra ciudadanía. La ciencia, el estudio y el
conocimiento tienen un orden; aunque los estilos y ritmos sean distintos, habrá
un orden de las cosas. Recuerda contribuir a ordenar las realidades temporales.