Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
Este lunes alrededor de las 12:30 horas, fue atacada a
balazos y herida de gravedad la reportera María Elena Ferral. Los hechos
ocurrieron en la calle Francisco Javier Mina de Papantla cuando se dirigía a su
automóvil y fue interceptada por sujetos que viajaban en una motocicleta.
María Elena fue corresponsal por más de 20 años del
Diario de Xalapa en una zona (Papantla-Poza Rica), donde son comunes las desapariciones
forzadas y levantones perpetrados no sólo por delincuentes sino por policías.
Como siempre sucede en estos casos, el gobernador
Cuitláhuac García “lamentó” el atentado y la Fiscalía General del Estado dijo
que “agotará todas las líneas de investigación para esclarecer los hechos”.
Por su parte, la Secretaría de Seguridad Pública publicó
este emotivo mensaje: “Condenamos el cobarde ataque a la periodista María Elena
Ferral… Se le brinda la atención médica necesaria. Nuestra solidaridad y
completo apoyo a familiares, colegas y amigos. Desde la SSP coadyuvamos con la
Fiscalía General del Estado para dar con los responsables de este reprobable hecho”.
Si no fueran tan ineptos en una de esas hasta se les
creería.
¿Quién atentó contra María Elena? Esa pregunta la
tendrán que contestar las autoridades si es que no echan la investigación al
cajón de olvido.
A lo largo de su carrera la combativa periodista había
recibido amenazas de muerte principalmente de políticos de aquella zona. Una de
esas amenazas la convirtió en denuncia.
En abril del 2016 denunció ante FGE al ex alcalde de
Coyutla y ex diputado local Basilio Picazo Pérez: “Yo estaba en un restaurante
de Papantla y dejé comiendo a mis hijos cuando Basilio llegó acompañado de su
esposa, con su hijo y empezó a decir que me haría daño, que ya me dejó vivir
mucho tiempo y que me desaparecería en estos días, delante de su esposa y un
niño de nueve años” manifestó en aquella ocasión.
Pero nada le pasó a Basilio que quizá en
agradecimiento al Señor de Palacio de Gobierno, en septiembre del 2017 y en la
plenitud del poder de Miguel Ángel Yunes Linares, mandó al diablo al PRI
partido por el que ganó una curul y se fue a la bancada del PAN.
A las 3:47 de la tarde, el Gobierno del Estado emitió
este comunicado: Al igual que con el lamentable asesinato del periodista en
Actopan, en que no solamente se dio con los responsables sino también con el
autor intelectual, la gravísima agresión a la periodista Maria Elena Ferral, se
investigará a fondo. Reiteramos enérgicamente que en Veracruz se acabó la
impunidad y que nadie está por encima de la Ley.
Diez y ocho minutos después, a las 16:05 horas, el
gobernador escribió: Lamento mucho que en estos momentos que estamos tratando
de salvarle la vida a la periodista María Elena Ferral, algunos de sus colegas
ya la hayan dado por muerta en sus “noticias”. ¿Tanto mal le desean a la gente
con tal de tener la oportunidad de golpear a un gobierno?
Ni cómo ayudarlo al pobre.
Si bien es cierto que algunos comunicadores no
comprobaron el hecho, lo cual es censurable, no era para que se tirara al piso.
María Elena Ferral murió la noche de este lunes en el
hospital regional de Poza Rica y nadie está golpeando al gobierno de
Cuitláhuac. No hay necesidad, el propio gobernador se golpea todos los días con
sus lamentables desatinos. Y este asesinato devalúa más a su devaluado
gobierno.
Lo que se exige es justicia, pero justicia de verdad,
no sólo para la compañera asesinada, sino para los más de 20 periodistas que
han sido privados de la vida de 15 años a la fecha en un estado donde ejercer
este oficio es de altísimo riesgo. Y además, porque cuando matan a un
periodista todos los gobernadores sin excepción han apostado al olvido.
Hasta siempre, María Elena.