Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
Más que una petición unánime, fue un clamor
generalizado el que escuchó este lunes la gobernadora Rocío Nahle de parte de
los colectivos de búsqueda de personas desaparecidas: “Queremos que se vaya la
Fiscal Verónica Hernández Giadáns”.
Reunida en un hotel del centro de Xalapa con madres,
hermanas, hijas y esposas de desaparecidos, la gobernadora escuchó las quejas contra
la funcionaria. “Ha sido omisa ante nuestros reclamos… nos ha ignorado… nunca
nos ha atendido… jamás recibimos su apoyo… no nos ha escuchado”.
La presidenta del colectivo Paz por Xalapa, Sara
González, dijo: “Algo tenemos que hacer para que ya no siga” y pidió su
destitución “porque no ha tenido acercamiento por voluntad propia con nosotras
y carece de sensibilidad para con las víctimas y los desaparecidos”.
Y ni cómo rebatirle.
Verónica es la fiscal que menos ha trabajado por las
víctimas, que menos apoyo ha brindado para buscar y encontrar a los
desaparecidos y que más trabas ha puesto. Y ahí están los datos, como decía su
jefe el ingeniero mecánico electricista.
Que según la propia funcionaria está dando resultados,
úchale. ¿Dónde están los resultados cuando la Fiscalía de Veracruz es la que
tiene más rezago a nivel nacional?
Rocío Nahle, que conoce el calvario de los colectivos,
dijo: “Es un tema muy sensible, un tema del corazón que lastima a muchas
familias y vamos a trabajar con ellas. Me hicieron varias peticiones y a casi
todas les dije que sí, porque son peticiones justas”. Pero todas esas
peticiones se resumieron en una: Que se vaya la señora.
Y Verónica se tendrá que ir porque simplemente no ha
servido como Fiscal; nunca fue apta ni capaz para el puesto.
Más allá de que violó la ley, cometió injusticias y
abusó de su autoridad, se tiene que ir para evitar que (ahora sí) Veracruz
caiga en la ingobernabilidad. Dejarla hasta el 2029 es un riesgo inminente que
no tiene porqué correr la actual administración. Aguantarla, sostenerla en la
Fiscalía (en lo que buscamos a la persona idónea) será un error, un craso
error.
Si es mal vista por ocho de cada diez veracruzanos, si
está catalogada como una de las peores fiscales del país, si el gobierno de
Nahle le ha hecho un enorme vacío (no estuvo en la reunión), si no tiene el
apoyo de nadie porque corrieron a su protector Eric Cisneros y el ingeniero
mecánico ya se fue, ¿a qué se queda la señora?
Verónica tiene mala fama, está devaluada, carece de
credibilidad, su autoridad está muy cuestionada y adolece de respetabilidad
entre otras cosas, porque les falló y con mucho, tanto a los colectivos de los
desaparecidos como al resto de los veracruzanos.
Para decirlo con todas sus letras lector, Hernández
Giadáns es parte sustantiva de la tragedia que vive Veracruz.
Con estos resultados, a qué se queda la señora, a qué
se queda…
¿A que la corran?
Aclaración oportuna y fin del asunto
Rocío Nahle no esperó mucho y el pasado viernes declaró
que se da seguimiento al robo del camión que llevaba material para el concierto
que ofreció Luis Miguel en Boca del Río, con lo que reconoció que el robo sí
existió.
La gobernadora no negó el hecho, no dijo que sus
palabras (en este caso las de un comunicado) habían sido sacadas de contexto y
no culpó ni le cantó la bronca a los periodistas como lo hacía el de antes.
Simplemente hizo la aclaración pertinente y fin del asunto.
Bien por ella.