Las giras presidenciales se realizarán en condiciones absolutamente adversas. Arrancan en el momento de mayor riesgo sanitario -semáforo rojo en todo el país- muy superior al que existía cuando fueron suspendidas en marzo como medida de prevención por el Covid19.
No existe garantía alguna de que no habrá aglomeraciones y presencia de personas que rebasen las medidas sanitarias en los lugares que incluyan su agenda. Hoy más que nunca lo más importante es no exponer a la población que busque trasladarse o que sea trasladada para solicitar la atención del Presidente.
Será además causa de confusión social: si con el semáforo en rojo el Presidente hace giras, ya no habrá forma de pedir a millones de mexicanos que mantengan las restricciones en sus actividades sociales y productivas, de las cuales depende su ingreso y subsistencia. Andrés Manuel debe tomar en cuenta que para que haya orden en las restricciones de movilidad humana, el compromiso y el ejemplo comienzan por el gobierno y por el Presidente.
La aprobación de parte de los responsables del manejo de la pandemia en México es un verdadero acto de irresponsabilidad con el propio Presidente y con el país entero. Como médicos, Jorge Alcocer y Hugo López Gatell, Secretario y Subsecretario de Salud debieron defender una postura negativa a las giras presidenciales en base a los riesgos de esta decisión y no lo hicieron.
La movilidad del presidente en estos momentos es un tema de alto riesgo para su persona. Lo he sostenido siempre; el Presidente pertenece al sector de la población más vulnerable para enfrentar la pandemia debido a su edad, sus padecimientos y su condición física. Tampoco se debe perder de vista el altísimo índice de letalidad por Covid19 en México que es de 11.17%, el mayor de américa latina y de los más altos del mundo. El índice de letalidad mundial es comparativamente de solo 6.2% y en algunos países como Alemania de 4.7%.
El Presidente hará largos viajes por carretera y se moverá en lugares donde no hay garantías de sanidad. Además, tendrá que interactuar con mucha gente en condiciones complicadas para preservar la sana distancia y las medidas preventivas de contagio; seguramente el Presidente evitará usar cubre bocas y con ello será el referente para que millones de mexicanos pudiesen dejar de usarlo. No olvidemos que se debe predicar con el ejemplo.
El riesgo de contagio del Presidente es también un tema de seguridad nacional y debió tomarse en cuenta, en medio de la emergencia sanitaria y de la inestabilidad económica que hoy preocupa a millones de mexicanos.
Es difícil de creer que la aprobación médica de personas como Hugo López Gatell, sea una decisión basada en criterios científicos, cuando sus mediciones estadísticas cada día son más refutadas por la realidad y por la opinión de muchos expertos nacionales e internacionales.
Cómo coloquialmente se dice: López Gatell está empinando al Presidente y pudiera llegar a contagiarse.
La aprobación para que se mueva el mandatario federal parece un mal propósito, incluso un oscuro acto de confabulación con un objetivo catastrófico y beneficiarse de ello. López-Gatell nos recuerda a Joseph Fouché, personaje del siglo XVII que prevaleció en el poder en la Revolución francesa y posteriormente en el imperio napoleónico. Fouché no tuvo inconveniente de convertirse y defender causas opuestas, obteniendo la confianza de los hombres del poder. Paso de la derecha extrema, a la izquierda extrema, y también apoyo a la monarquía.
Hugo López Gatell sería un moderno Fouché que repite la historia colaborando en puestos importantes con Felipe Calderón, con Enrique Peña Nieto y ahora convertido en el consejero de AMLO en la crisis de Salud que ha encabezado con enormes contradicciones y falta de orden.
Como Presidente nacional del Frente por la Cuarta Transformación y como médico, califico de errónea y grave la decisión de aprobar las giras presidenciales. Es una acción verdaderamente irresponsable al poner en riesgo la salud y vida del Presidente López Obrador y la estabilidad nacional.
Gobernantes de países donde se ha disminuido la afectación de la pandemia mantienen su resguardo, y quienes no lo han hecho y han desdeñado las medidas de sanidad han pagado las consecuencias como sucedió con el primer ministro inglés Boris Johnson, el presidente Bolsonaro de Brasil e incluso Donald Trump, con altos índices de contagio y severos problemas en sus sistemas de salud.
No se puede arrojar por la borda el confinamiento social con las salidas presidenciales, porque puede repercutir en el comportamiento de los ciudadanos en un momento inadecuado y podría ser factor de un rebrote de la epidemia con muchos más fallecimientos.
Le pedimos al Presidente reconsiderar. La salud, la vida y la credibilidad de Andrés Manuel López obrador estarán en juego, así como la estabilidad del país, y con ello vamos a perder todos.