Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
A principios de enero el mandatario estatal Cuitláhuac
García reconoció que en diciembre, su primer mes como gobernador, hubo más de
cien ejecuciones. Si no dio cifras fue porque los números eran escalofriantes:
138 homicidios dolosos (casi cinco diarios en promedio); 38 secuestros (uno
cada día en promedio) y 19 feminicidios (uno cada tercer día, también en
promedio).
A diferencia de su antecesor Miguel Ángel Yunes que
prometió acabar con la inseguridad en seis meses, Cuitláhuac ha dicho que la
incidencia delictiva bajará en el transcurso de dos o dos años y medio.
El problema es que, así como era imposible desterrar
la enquistada violencia en medio año, dos años y medio son un mundo de tiempo
para una sociedad que ya no aguanta tanto crimen.
Los primeros 31 días de este 2019 se cometieron 99 homicidios
y 11 feminicidios. Es decir, hubo tres asesinatos diarios en promedio. Además, Veracruz
no se ha movido del segundo lugar nacional en secuestros.
¿Hay un plan para abatir la inseguridad y la
violencia? Las autoridades dicen que sí, pero el plan no se ve y tampoco hay
coordinación.
Ni el gobernador Cuitláhuac García, ni el Secretario
de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros se ponen de acuerdo. Mientras el primero declaró
más de cien muertes violentas el último mes del año anterior, el segundo quiso
corregirle la plana al manifestar que la inseguridad había disminuido… ¡un 50
por ciento!
Sí, en efecto, los homicidios dolosos de enero bajaron
en comparación con los de diciembre, pero no debemos olvidar que diciembre fue
un mes atípico por su nivel de violencia no vista en años.
“Que en enero hubiera 28 asesinatos menos que en
diciembre no quiere decir nada, no es para cantar victoria porque no se está
inhibiendo a la delincuencia. Mientras no se les persiga con un plan bien
elaborado, los criminales seguirán atacando y cada vez lo harán con mayor fuerza”
me dijo un ex jefe policiaco.
Y por desgracia parece que tiene razón.
En los primeros cuatro días este mes de febrero se
contabilizaron 24 asesinatos violentos en la entidad -dos de ellos
feminicidios- un secuestro y un atentado ocurrido este lunes contra el alcalde
de Astacinga, Antonio Ramírez Itehua, que se debate entre la vida y la muerte
con dos balazos en el pecho y uno en la cabeza.
Si en verdad hay un plan de seguridad no está dando
resultado. Las ciudades más castigadas siguen siendo las del norte y en
especial las del sur, pero poco a poco los delincuentes se han ido apoderando
de otras como Xalapa, donde en enero jalaron varias veces del gatillo, hubo
secuestros, aumentaron los robos y se registró la violación de una menor de
nueve años.
Quizá lo más grave de todo es que el Secretario de Gobierno,
Eric Patrocinio Cisneros, no tiene ni idea de dónde está parado. Alguien
debería decirle a este ingeniero agrónomo que el responsable de la seguridad
interna y de la gobernabilidad de Veracruz es él. Y todo lo que suceda o deje
de suceder en esos dos rubros es competencia suya y de nadie más.
Cada asesinato con violencia, secuestro, feminicidio,
violación, robo y un largo etcétera ocurridos en territorio veracruzano, tienen
que ver con su agenda como Secretario de Gobierno.
¿Acaso no tiene cerca a
un asesor que le diga que al faltar a esa agenda está incumpliendo con un deber
legal y eso es un delito?
Es Eric Cisneros quien debe
coordinarse con el Secretario de Seguridad Pública y con las fuerzas federales
(Ejército y Marina), para establecer mecanismos que contribuyan al mejoramiento
de la seguridad en el estado. Sin embargo no lo ha hecho porque -reitero-, no
tiene ni idea de dónde está parado.
Y mientras dimensiona lo que son sus
funciones, la violencia sigue cobrando vidas.
¿Cuántos muertos más le costará a
Veracruz tener en la Secretaría de Gobierno a este improvisado?