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domingo, 27 de julio de 2025

AMOR DE VERANO

 RUAN ÁNGEL BADILLO LAGOS

El verano es una de las cuatro estaciones del año; con un clima cálido, nos abriga entre la primavera y el otoño. Las temperaturas en esta época son elevadas, los días son largos y las noches cortas, lo cual obedece a la inclinación del eje de la Tierra, que hace que los rayos del sol incidan directamente en ciertas regiones. El verano coincide con la temporada vacacional, periodo de descanso que las personas aprovechan para pasear y el esparcimiento. Esta época es muy hermosa porque se celebran festivales, eventos artísticos y culturales, reuniones al aire libre o simplemente se utilizan para el descanso.

Se me viene a la memoria la famosa canción “Amor de verano” que cantaba Roberto Jordán, en la cual hace alusión a un primer amor surgido en esta estación. El amor es el motor que mueve todas las cosas; cualquier bien que una persona busca generar en otra demuestra amor hacia sí mismo. ¿Cómo puede existir un auténtico amor por otro sin salir de uno mismo? El egoísmo y el altruismo en una sociedad hedonista y materialista, habituada a sentir y actuar como un consumidor del placer, demuestran que todo es instrumental, para el propio bien; se busca un bien meramente sensible, porque el “Yo”, el cuerpo, en la búsqueda de placer, no puede salir de sí mismo para buscar el bien del otro o los otros.

El amor está entre mi bien y el bien del otro

El amor es siempre el mismo. Por amor, Dios creó la tierra y por amor envío a su Hijo unigénito para salvaros; entonces, el motor de la voluntad de Dios es el amor. El hombre, antes de llegar a esta cima, “el amor”, debe purificar las concepciones totalmente humanas que forma de este, ya que la palabra designa muchas cosas diferentes, carnales, espirituales, pasionales, pensadas, graves o ligeras. La palabra amor tiene tantos armónicos como acordes, posee una melodía, pero designa el deseo, la búsqueda y la realización del bien a otra persona para contribuir a su plena realización. Salir de uno mismo para buscar el bien del otro es una libre adhesión a la voluntad de Dios. Así como el esposo y la esposa se aman con un amor fuerte, de entrega cotidiana, que también se dirige hacia los hijos y familiares, ese amor habla por su ejemplo y sus obras. El amor de los padres se expresa entonces de una forma que no puede ser superada por nada. La gratitud que debe existir entre los que se aman es importante porque denota un amor recíproco que trasciende fronteras.

La adhesión al amor no solo es cuestión de encuentro físico ni de razonamiento; hace falta el don del Espíritu Santo que crea en el hombre el verdadero amor, así que derrama en nosotros un amor que nos apremia y sale de nosotros mismos para entregarse a los demás. La estación del verano es un periodo para amar con profundidad, amar a Dios y amar al que está a tu lado, incluido el que no te ama.