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domingo, 8 de abril de 2018

Participar y elegir para reafirmar o revocar, fortalecer o corregir


Por Rafael Arias Hernández.
230 días del final nacional del PRIVERDE y estatal del PANRD; y a 84 días, de las esperadas elecciones, cuyo  clamor general es que no deben ser,  más de lo mismo ni de los mismos.
Urgen soluciones, no simulaciones ante más inseguridad y pobreza. Hechos reales y comprobables, que en todas partes, persisten corrupción e impunidad. Crecen ineficiencia y delincuencia gubernamental; se multiplican  ejemplos como Odebrecht,  que incrementan socios, cómplices e imitadores.
ELECCIONES DE DIVERSOS TIPOS.
¿Escoger entre lo mejor, o lo menos malo?
Participar y elegir. No hay de otra. No hacerlo es dejar que otros decidan y actúen por nosotros.
Desinterés, pasividad y abstención causan limitaciones y sacrificios.
Indispensable, distinguir capacidad y probidad, de ineptitud y deshonestidad. Cierto: no todos son iguales, hay unos peores.
Para elegir bien personas y equipos, hay que exigir siempre buenos resultados. Al mismo tiempo, fortalecer aciertos y corregir errores. Reconocer y sancionar. Erradicar simulación, corrupción e impunidad.
Estamos en la elección más grande de la historia de México.
No se elige solo para un cargo, ni a un solo candidato.
Hay 3,400 cargos en disputa. Desde los 629 federales como un Presidente de la República, 128 senadores y 500 diputados; hasta los cargos locales, empezando por 9 gobernadores, diputados y Ayuntamientos.  
Oportuno preguntarse: ¿Elegir por cargo o por encargo? ¿Por comprobable capacidad, o por confabulación y complicidad?
Los problemas no se solucionan solos. Menos si el remedio  resulta peor que la enfermedad. Abundan  improvisados e incapaces, que garantizan pérdidas de oportunidades y recursos públicos. El colmo es ratificar ineptos y corruptos.
Veracruz lleva 4 años seguidos de elecciones, tiempo en el que se ha comprobado que para quienes gobiernan no es prioritario  atender necesidades y resolver problemas sociales. Para ellos lo suyo. Lo primero es lo primero, les interesa alcanzar, retener y perpetuarse en el poder, incluso para no poder.
Y ahí se va, de las elecciones a las decepciones. Del fácil olvido a la costosa repetición. De irresponsables promesas y exagerados discursos, a obligaciones incumplidas y resultados insuficientes o adversos.
Inocultable Veracruz de más inseguridad, pobreza, hambre y crisis económica. Administración y finanzas públicas quebrantadas y saqueadas. De instituciones y dependencias debilitadas, paralizadas o corrompidas. ¿Cuál eficiencia y capacidad ?
Hay aspectos del proceso electoral que no pueden ni deben ignorarse o minimizarse, ya que sostienen simulación, complicidad y encubrimiento; que  conforman y fortalecen la continuidad de la impunidad.
Elecciones, en muchas formas, amenazadas e influenciadas por la costosa partidocracia y, en general, por el hampa electoral. 
Recurrentes historias de intocables y reciclables; de crímenes sin castigo, de acciones y omisiones en el cumplimiento de la ley.
No hay elecciones confiables, cuando se permiten recursos ilegales, cuando desde cualquier ámbito de gobierno se activan y apoyan  formas de condicionar, manipular, formar clientelas, comprar, sobornar  y arreglar resultados.
Imprescindible impedir el uso y abuso de recursos públicos; y  aprovechamiento y distorsión de atribuciones institucionales oficiales. O qué, ¿siguen desatención, simulación y encubrimiento en la renovación de los gobiernos?
Oportuno advertir que las elecciones legitiman, pero también fácilmente se convierten en  distorsiones y distracciones,  manipulaciones y enajenaciones de todo tipo, ante una realidad que prueba y comprueba, que predominan  resultados adversos.
¿Elecciones para justificar y sostener inseguridad y pobreza, corrupción e impunidad, determinantes de pérdidas y retrocesos, así como de limitaciones y sacrificios populares?
En todo caso. Hay que tener presente que es imprescindible participar para mejorar, no para inmolarse y condenarse a padecer  limitaciones y sacrificios crecientes.
Insistir que una y otra vez  se comprueba que realizar las  elecciones no garantiza las soluciones; las elecciones, si todo va bien, son apenas el comienzo de las posibles soluciones, que exigen esfuerzo institucional y participación social, capacidad y honestidad, no improvisaciones y ocurrencias. Se eligen personas.
Preciso entender y tener en cuenta la magnitud, dinámica y alcances del cambio social. Exigir que se atiendan  bien, las  prioridades  sociales; y  al mismo tiempo, fortalecer logros y avances, o cambiar lo que se deba cambiar. Reformarse, actualizarse y mejorar, es también, deber ineludible del gobierno. De lo contrario prevalecen  irresponsabilidad e ineficiencia; y se fortalecen delincuencia, corrupción e impunidad.
FORTALECER LO QUE NOS UNE
De las experiencias vividas,  sabemos que la democracia básicamente es construcción continua, de acuerdos y consensos,  diversos y plurales. Forma de gobierno que a diferencia del autoritarismo, requiere de participación ciudadana y social permanentes  y efectivas.
Gobernar al gobierno es origen, esencia y destino de la Democracia.
Un buen gobierno no se hace solo, ni por pedido. No es divino, ni se logra por milagro o imposición dictatorial. Se elige y construye, se hace y rehace, a partir de credibilidad y confianza popular,  basada en resultados positivos reales; de legitimación, aceptación y  evaluación social verdaderas.
La pluralidad y la libertad garantizan inclusión y consideración, de las diversas contribuciones. El respeto y la tolerancia fortalecen lo que  une e identifica, en la convivencia civilizada y la solución pacífica de los problemas y conflictos,  propios de una sociedad viva y actuante, plural y diversa.  
Diálogo y debate permanentes con y entre todas las fuerzas y representaciones políticas y sociales, facilita entendimiento y acuerdos. Lo contrario aísla y excluye, distorsiona y afecta,  afrenta y enfrenta.
No se puede atender lo que no se sabe, ni defender o corregir lo que se ignora.
Esencial contar con información actualizada y confiable, sobretodo de las actividades  gubernamentales. De ahí que se debe insistir y preguntar.
¿De qué tamaño es el daño recibido y cuál es ya, el acumulado por el gobierno actual? ¿A cuánto asciende el total-total de deuda pública estatal y municipal? ¿Dónde están los miles de millones de pesos presupuestados y desaparecidos? ¿Y los resultados de la entrega recepción? ¿Cuántos despedidos y nuevos contratados van? ¿Renovar o autorizar más concesiones y privatizaciones, para beneficiar a quienes? ¿Cuál es el costo de la reestructuración de la deuda? ¿Es obligatorio sostener a funcionarios ineptos o mediocres con ofensivos supe sueldos y beneficios especiales?

-Academico.IIESESUV @RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH