Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
En palabras llanas, el fuero legislativo se instituyó
en nuestro país para evitar que tanto diputados como senadores amanecieran
cocidos a balazos por expresar sus ideas.
Ese fue el motivo sustantivo de su creación.
Pero fueron los mismos legisladores los que comenzaron
a abusar de él al irse de las cantinas sin pagar, mearse en la vía pública,
pasarse los altos y mentarle su madre a los agentes de Tránsito.
Sin temor a exagerar, no creo que exista un mexicano
que desconozca de una arbitrariedad cometida por un diputado o senador escudado
en el fuero.
Se cuentan por miles las tropelías, iniquidades e
injusticias cometidas por estos sujetos y sujetas a lo largo de los años (aunque
lo mismo hay que decir de los alcaldes, gobernadores y hasta presidentes de la
República).
Los servidores públicos por su parte, vieron en el
fuero legislativo una manera de robar a sus anchas, irse como legisladores y
gozar de al menos tres años de inmunidad e impunidad.
De ese entonces a la fecha los Congresos estatales y
el federal se llenaron de bandidos
Quizá el ejemplo más emblemático lo es Carlos Romero
Deschamps acusado de varios delitos, pero que desde 1979 ha brincado de una
diputación a una senaduría y viceversa. Es decir, este hampón ha utilizado el
fuero como escudo para evadir acusaciones penales que van desde corrupción
hasta latrocinio, pasando por enriquecimiento ilícito y otras lindezas.
Como él hay decenas de rufianes en cada uno de los 32
Congresos locales y en el Federal. Aunque no con tantos lustros encima.
Por años, todos los partidos (a excepción del PRI), promovieron
la eliminación del fuero pero el PRI siempre los bateó. El año anterior
volvieron a promover lo mismo y esta vez el tricolor dijo “Ora va, le entro,
pero no toquen el fuero del presidente”. La oposición se negó en redondo y la
propuesta se fue otra vez a la congeladora.
Hace unas semanas el candidato del PRI a la
presidencia de la República, José Antonio Meade, mandó a la bancada del
tricolor una propuesta para la eliminación del fuero constitucional que incluye
al Primer Mandatario. La propuesta fue consultada con Enrique Peña que dijo:
adelante.
El pasado jueves, los 370 diputados que asistieron a
la sesión del Congreso aprobaron por unanimidad la enmienda constitucional que
cancela la inmunidad procesal del presidente de la República, así como de
secretarios de Estado, gobernadores, diputados, senadores, ministros,
magistrados, legisladores locales, alcaldes, regidores y concejales.
El siguiente trámite es que la apruebe el Senado y al
menos 17 municipios.
Pero ahora que está por eliminarse el malhadado fuero,
se oyen voces de connotados constitucionalistas que reprueban la medida
arguyendo que es “un acto irreflexivo y peligroso de los señores diputados”.
Y puede ser; ¿cuándo han actuado reflexivamente esos
cabrones?
Los constitucionalistas alegan que el fuero es una
especie de vacuna que protege a las instituciones y no a las personas, por lo
que eliminarlo sería un garrafal error.
Algunos manifiestan que mientras el Poder Judicial no
se independice totalmente del Poder Ejecutivo la eliminación del fuero no
servirá de nada. Y hay quienes aseguran que con su eliminación, la justicia
puede ser utilizada con criterios políticos.
Pues será el sereno, pero lo que la raza de bronce
sabe es que hay centenares de sujetos que han robado al erario por años y
siguen escudados en el fuero.
Cada uno de esos sujetos recibió de la ciudadanía su
confianza mediante el voto y en contestación, les dieron a esos ciudadanos
sufrimientos convertidos en engaños, saqueos, secuestros, violaciones y
asesinatos.
Estos tipejos sin escrúpulos se siguen burlando al
brincar de una curul a otra para seguir saqueando, secuestrando y todo lo
demás, amparados en el manto protector del fuero.
Lo que la ciudadanía quiere es que ya sin fuero, estos
delincuentes vayan a la cárcel y devuelvan lo robado. Eso es todo.
Lo demás, les vale gorro.
PD.
¿Quién ganó el debate?
Salvo tu mejor opinión lector, para mí lo ganó el
traductor para sordomudos.