Lic. Alejandro Soto Domínguez
PRIMERA PARTE
- El
hombre, como antes y ahora necesita subordinados, las mujeres
independientes son un estorbo.
- Hoy en
día, la discriminación laboral es manifiesta, la Tasa de Desocupación Real,
la general para el estado de Veracruz, es de 19 por ciento, para los
hombres del 10 por ciento y las mujeres del 32 por ciento. La diferencia es
abismal. En contra de las mujeres.
- De acuerdo con la ENOE, en el 2017, la
industria manufacturera perdió 23 mil 056 plazas de mujeres. El “cambio”
fue para mal.
Ante el trato
indigno de los partidos políticos con las mujeres capaces e independientes,
como es el caso de la diputada local Cinthya Lobato Calderón y Elizabeth
Morales García, entre otras. Motiva reflexionar que si bien hay avances en
materia de equidad de género, aún falta mucho camino por recorrer. No basta
todo el entramado legal al respecto, empezando por nuestra Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, que en su artículo cuarto a la letra dice: “El
varón y la mujer son iguales ante la ley”. Sin embargo existes grandes
obstáculo para alcanzar paridad plena en la sociedad actual sin distingos de
sexo, aún existes hombres que luchan por conservar sus privilegios como en
tiempos pasados. La discriminación para puestos de elección popular y ubicación
a nivel directivo en el gobierno y empresas, el acoso sexual, la violencia en
los hogares y fuera de ellos, donde destacan feminicidios son noticias de cada
día. El hombre, como antes y ahora necesita subordinados, las mujeres
independientes son un estorbo.
Para abordar el tema
en comento, en este primer artículo utilizare los resultados de la Encuesta
Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE-INEGI) del cuarto trimestre del 2017. Citado
el indicador denominado Tasa de Desocupación Real (TDR), misma que recomienda
utilizar el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social
(Coneval) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que consiste únicamente
de agregar al concepto de “población desocupada”, la “población disponible”. INEGI
esconde la gravedad del desempleo al sumar dentro del rubro de “población
económicamente no activa” a los trabajadores que buscas trabajo, pero que han
desistido al no encontrarlo. Dicho lo anterior, nos enfrentamos a un panorama
desolador: la TDR general para el estado de Veracruz, es del orden del 19 por
ciento, para los hombres del 10 por ciento y las mujeres del 32 por ciento. En
palabras simples uno de cada diez varones dentro de la “población
económicamente activa” conocida como la PEA está desocupado, en cambio para las
mujeres la relación es de una de cada tres: La diferencia es abismal, tres
veces más grande.
Con los resultados
antes expuestos, podemos afirmar que la mujer en el estado de Veracruz, es una
especie de bisagra. En tiempo de crecimiento económico las empresas en general
aumentas su contratación, en periodos de recesión son despedidas o les cierran
las puertas de oportunidades de empleo. Por esta razón no sorprende que la Tasa
de Participación Laboral -relación de la PEA respecto al total de la población
de 15 y más años de edad- por sexo sea tan dispar. Al cuarto trimestre del
2017, para los hombres es del 75 por ciento y para las mujeres del 33 por
ciento.
Pero estos resultados
son producto de una total ausencia de las diferentes administraciones, que han
dejado a la deriva la conducción de la economía, incluyendo el actual Gobierno
Estatal del “Cambio”. De acuerdo con la ENOE, en el 2017, la industria
manufacturera perdió 23 mil 056 plazas de mujeres. Conclusión, aumento el peso
dentro de la economía veracruzana el Sector Terciario (comercio y servicios) donde
pagan salario de miseria, con su respectivo bajo valor agregado. Por el
contrario se derrumba nuevamente la actividad del Sector Secundario
(industrial), acumulando tres años consecutivos en caída libre, precisamente en
la actividad económica donde aumenta considerablemente la riqueza y la
innovación. Las mujeres y los veracruzanos en general estamos condenados a la
pobreza eterna por falta de gobiernos eficaces y honorables. El cinismo y la
negación de afrontar los problemas siempre presente.