Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
Hace dos semanas escribí en esta columna que había al
menos doce aspirantes a la alcaldía de Xalapa: Ana Miriam Ferraez Centeno,
Erika Ayala Ríos, Carlos Aceves, David Velasco Chedraui, Américo Zúñiga
Martínez, Sergio Hernández Hernández, Omar Miranda Romero, Ernesto Pérez
Astorga, Dorheny García Cayetano, Rosa Linda Galindo Silva, Cinthya Lobato y Cuauhtémoc
Velázquez.
A esa lista se sumaron nueve con lo que el número se
elevó a veintiuno: Claudia Tello Espinoza, Luis Sardiña Salgado, Ricardo Ahued
Scala, Rafael Hernández Villalpando, Aníbal Pacheco López, Dulce María Méndez
de la Luz Dauzón, Carlos García Méndez, Carlos Luna Escudero y Francisco Berlín
Valenzuela.
Nada hay que reprochar a estos nueve personajes en sus
aspiraciones, acaso a Rafael Hernández Villalpando que ha dicho a sus cercanos
que quiere volver a ser presidente municipal para terminar su obra. ¿Cuál obra
si su acto más sobresaliente fue ordenar que tiraran basura en el Palacio de
Gobierno? ¿Qué méritos le asisten cuando es un cero a la izquierda como legislador
federal? Pero bueno, está en la lista, aunque con nulas posibilidades de ir más
allá.
De ellos es casi seguro que Dulce María Méndez de la
Luz aparezca en las boletas como abanderada de Movimiento Ciudadano y Carlos
García Méndez o Carlos Luna Escudero por el partido Podemos. Y párale de
contar, lector.
¿Acaso no son muchos aspirantes para una ciudad de 425
mil habitantes?
Quizá sí, y más que se van a agregar. Lo cierto es que
es la primera vez que se cuentan por decenas y todo debido al “Efecto Hipólito”.
Hipólito Rodríguez Herrero pasará a los libros de
historia como el alcalde más inepto, zafio, cerril, incapaz y torpe que ha
tenido Xalapa. Una persona sin IQ en el cerebro hubiera hecho un mejor papel
que este sujeto que ha resultado una nulidad.
Su desastroso trabajo ha movido a empresarios y
políticos a buscar sucederlo en la alcaldía, en la creencia de que por muy mal
que gobiernen, lo harán mejor que el nativo de Xochimilco.
Pero quizá no se han puesto a pensar en la ciudad que les
van a heredar.
Por principio de cuentas administrarán un municipio
ponchado, no sólo porque no se ha hecho obra pública, sino porque millones de
pesos del presupuesto han caído en subejercicio y han tenido que ser devueltos a
la Federación. Para lo único que hay dinero en las arcas es para pagar sueldos,
renta de oficinas y nada más.
Aunque en su defensa es justo decir que si los
anteriores alcaldes recibieron apoyos de gobiernos ladrones y corruptos,
Hipólito no ha recibido nada del honesto y honrado Cuitláhuac García y menos del
presidente López Obrador, que si no le da agua ni al gallo de la pasión, es
duro como una piedra cuando se trata de soltar dinero a los municipios, así
sean de su partido.
Pero también hay que decir que hay en el Ayuntamiento
casos de corrupción y bandidaje que obligarán al próximo munícipe a perder
mínimo un año de su gobierno haciendo auditorias y promoviendo acusaciones
penales.
Cuando Hipólito llegó a la alcaldía se encontró con un
colchón de millones de pesos que le dejó su antecesor para que no pasara sustos
y sofocones. En contraparte, quien lo suceda se va a encontrar las arcas
municipales más secas que la garganta de un crudo.
A Xalapa le urge un plan de pavimentación y bacheo en
el 85 por ciento de sus calles, le urge el doble de luminarias y una policía
municipal efectiva que, junto con la policía estatal y la Guardia Nacional,
saquen a la ciudad de los primeros lugares en feminicidios, homicidios
violentos, secuestros y robos. Le urge un programa de limpieza y otro para
reactivar la economía ya que hay más de 12 mil trabajadores formales y 15 mil
informales sin empleo.
Urge apoyar a familias de escasos recursos que como
consecuencia de la pandemia pasaron de la pobreza a la pobreza extrema. Hay una
severa escasez de agua principalmente en colonias de la periferia que simplemente
se ha ignorado.
Estos son algunos de los problemas que no atendió ni
atenderá el xochimilca y urge que atienda, pero a la voz de ya, quien quede en
su lugar.
La solución a todo esto se llama dinero pero el dinero
está escaso y más que va a escasear en el 2021. ¿Qué hará el próximo alcalde
sin liquidez monetaria? ¿Qué hará sin el apoyo del estado y la Federación?
Hipólito recibió el Ayuntamiento con recursos y una
ciudad pujante y dinámica, pero entregará una Xalapa rota, insegura, sucia,
dividida, corrompida y endeudada. Su sucesor administrará la quiebra.
Cualquiera de los veinte de la lista que llegue a la
alcaldía sufrirá un desgaste tremendo no sólo físico sino emocional y político,
por el tamaño del desastre con el que le tocará lidiar.
¿Esa es la ciudad que quieren gobernar las damas y
caballeros que están en los primeros dos párrafos de esta columna?
Ora pues.
Bendiciones a quien se saque al Tigre de Bengala llamado
Xalapa en la rifa que habrá en nueve meses porque las va a necesitar. Vaya que
las va a necesitar.