Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
Desde el punto de vista de la seguridad Veracruz es un
desastre, un desastre mayúsculo porque el problema ha crecido en cada
administración. Todo esto que padece la entidad comenzó con Fidel Herrera, siguió
con Javier Duarte, aumentó en el bienio de Miguel Ángel Yunes y ha llegado a bárbaros
extremos con Cuitláhuac García.
De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema
Nacional de Seguridad Pública, en los primeros seis meses de este año se
registraron en Veracruz 383 extorsiones, 74 secuestros, 45 feminicidios lo que
lo tiene en segundo lugar nacional en estos tres flagelos.
Sólo en el mes de mayo los homicidios dolosos fueron
en tal cantidad que la entidad entró al top ten nacional con 106 carpetas de
investigación abiertas.
De enero a junio de este año, es decir, durante la
administración de Cuitláhuac García, se han cometido el doble de los delitos
que se cometieron con Yunes; el triple de los que se cometieron con Duarte y casi
cuatro veces más de los que se cometieron con Fidel en ese mismo lapso de
tiempo.
Esto quiere decir que en ese sentido, cada uno de los
últimos cuatro gobernadores ha resultado peor que su antecesor.
A pesar de que el Consejo Nacional de Ciencia y
Tecnología, dijo que Veracruz es uno de los trece estados que más ha reducido su
movilidad durante la pandemia del Covid-19, esto no ha sido impedimento para
que aumenten los delitos.
El SESNSP dio a conocer que entre marzo y mayo -en los
primeros meses de la pandemia-, se cometieron en la entidad 17 mil 854 delitos
entre robos, asaltos, asesinatos, etc.
En junio, tercer mes de encierro obligado, se
incrementaron en un 35 por ciento los robos a negocios en relación al mes de
mayo. Y los robos con violencia aumentaron en un 21.4 por ciento, según el Informe
de Incidencia Delictiva del Fuero Común Municipal de la Secretaría de
Gobernación.
La vocera del Colectivo Solecito Veracruz, Lucía de
los Ángeles Díaz Genao, denunció que en estos tiempos del coronavirus las
desapariciones han aumentado exponencialmente ya que se registran de dos a tres
diarias principalmente de menores.
Mientras los gobiernos de otros estados han hecho lo
que pueden para inhibir los efectos del Covid-19, en Veracruz el gobierno de
Cuitláhuac hace como que hace pero le ganan la pachorra y la indolencia.
El martes 21 se contabilizaron 17 mil 406 contagios en
189 municipios y el fallecimiento de 2 mil 305 veracruzanos. El número de fallecidos
ese día fue de 80; un nuevo máximo en 24 horas. Para el sábado 25 el número de
contagios fue de 18 mil 687 en 193 municipios y se contabilizaron 2 mil 525
defunciones.
Lo anterior ubica a Veracruz en quinto lugar nacional
en contagios y en cuarto lugar por número de fallecidos.
El dengue es otro problema no resuelto; al 15 de junio
los casos confirmados en Veracruz eran de 819 lo que lo coloca en primer lugar
nacional de acuerdo con el informe de la Dirección General de Epidemiología de
la Secretaría de Salud Federal. Y esto cuando la temporada de dengue 2020
apenas empieza en México.
Y del desempleo ni hablar; el INEGI reportó que de
febrero a junio se perdieron 52 mil 427 empleos formales. Más del doble en
cuatro meses que todos los empleos perdidos en Veracruz durante la crisis
económica de 1995.
Gran parte de esos desempleados, de esas 52 mil 427
tragedias familiares, son consecuencia de la devolución de más de 3 mil
millones de pesos que el gobierno estatal no ejerció en 2019 y tuvo que
regresar a la Federación.
Y si a todo lo anterior le agregamos que el estado es
gobernado por un sujeto que ocupa en lugar 30 (de 32 posibles) en popularidad y
en confianza ciudadana, Veracruz está frito.
La encuestadora Mitofky dice que en enero de este año
Cuitláhuac ocupaba el lugar 14 en aceptación, es decir, estaba a media tabla en
el ranking de popularidad. En febrero ocupó el lugar 18; en marzo el 21; en
abril el 22; en mayo el 29 y en junio el lugar 30. En seis meses se desbarrancó
16 lugares.
A diez y nueve meses de que la 4T llegó a Palacio de
Gobierno, Veracruz está en el peor de los mundos porque tiene gobernador pero
no tiene gobierno. Los titulares de la SSP, Turismo, Salud, Obras Públicas, de
la Secretaría de Trabajo y por supuesto el de la Secretaría de Gobierno han
resultado un fraude, un timo descomunal.
Si esto no es
un desastre, un mayúsculo desastre, que alguien diga cómo se le debe llamar a lo
que está ocurriendo en Veracruz.
Pepe Yunes
El hecho de insinuar siquiera que José Francisco Yunes
Zorrilla estaría embarrado en el caso Lozoya al aceptar millonarias
gratificaciones por aprobar las reformas de Peña Nieto, es una ofensa que no se
merece el político peroteño. Tan no está a discusión su honestidad, que la
reconocen hasta sus más enconados adversarios políticos.
Quienes han seguido de cerca el trabajo de Pepe saben
que antes de votar a favor de la Reforma Energética defendió sus bondades y lo
hizo plenamente convencido de que actuó en beneficio de México y los mexicanos.
El día que Emilio Lozoya dé a conocer el nombre de los
“gratificados” no aparecerá en esa lista el de Pepe Yunes; para mala fortuna de
quienes quisieron denigrarlo. Y también para su mala fortuna, serán ellos
mismos los que resulten evidenciados, denigrados y envilecidos.