- Se encargarán de resolver y repartir todos los programas federales
- Significa restarles poder político y económico a los gobernadores
- Lo que pasa cuando el “pinche poder” se concentra en una sola persona
Por Miguel Angel Cristiani
Este lunes se llevó a cabo la segunda reunión de
gobernadores de la famosa CONAGO a la que asistieron además de los 32 mandatarios
estatales, nueve electos y 60 colaboradores del presidente electo Andrés Manuel
López y uno de los temas que fue comentado por algunos de los mandatarios
trasbanbalinas fue el de los llamados desde ahora “Super delegados”.
Aunque hasta el momento, esa figura de funcionario no se
encuentra plasmada ni en la constitución ni en las leyes vigentes en nuestro
país, lo cierto es que la idea ya ha sido anunciada y hasta nombrados quienes
habrán de ocupar esos archirecontrasuperimportantes cargos.
Comenta Pancho López, el filósofo de mi pueblo, que la
verdad es que no se sabe a ciencia cierta de lo que se trata, porque hasta
ahora solamente ha trascendido en declaraciones mediáticas, que habrán de desaparecer
los cientos de delegaciones y dependencias federales que se encuentran en los
estados y que en su lugar se nombrará a un “super delegado” que se encargará de
resolver, atender y repartir todos los programas federales hacia los estados y
municipios.
Por eso es que algunos gobernadores -de esos que se
reunieron ayer con el presidente electo Andrés Manuel López Obrador- han
manifestado su oposición a una maniobra que más que de austeridad, significa
quitarles el poder a los ejecutivos estatales, que hasta ahora se venían
desenvolviendo como virreyes en sus respectivos territorios.
Desafortunadamente, hay muchas y muy malas experiencias en
la historia de nuestro país, desde la mismísima colonia, independencia y
revolución, de lo que ocurre cuando el llamado “pinche poder político” se
concentra en una sola persona.
Por eso es que cuando se habla de crear esos puestos de
Comisarios Políticos, de inmediato vienen a la memoria aquellos personajes que
ocuparon similares posiciones: los “jefes políticos” en el porfiriato, los “perfectos”
napoleónicos, los procónsules” romanos y los más cercanos a nosotros los “virreyes”
de la colonia.
Y es que los 32 super delegados -habrá uno por cada estado de la República-
tendrán la responsabilidad de coordinar todas las actividades, acciones y
programas del gobierno federal, además de vigilar el destino de los dineros que
se hacen llegar a las entidades y municipios.
Van a ser los ojos, oídos y vos del mismísimo presidente Andrés Manuel
López Obrador.
Por eso es que los señores gobernadores en funciones y los electos que
integrarán la CONAGO están preocupados en ese nuevo sistema de la llamada
cuarta transformación del país, porque consideran que en realidad se trata de
un atentado contra la soberanía de los estados y municipios.
Esa super centralización del poder, con la capacidad para dar y repartir
los miles de millones de los programas federales hacia los estados y
municipios, pues también facilitará la creación o afianzamiento en el poder ya
sea de un nuevo partido -que lógicamente no va a ser el PRI- o reforzar la
estructura de MORENA.
Sed de poder sin contrapesos, límites ni fronteras… Y como “los
gobernadores se han convertido en virreyes seimiautónomos”, pues machetazo a caballo de espadas: “se les
impondrá un virrey paralelo” —paralelo federalismo”. ¿No les basta con un “Ejecutivo
federal poderoso”, ¿con el “control del Congreso” y el “dominio total sobre el
partido oficial”?
Desde ahora ya podemos empezar a calcular y anticipar imaginarios desenlaces: “procónsules políticos” y
“altos burócratas federales” (secretarios y subsecretarios presuntamente “descentralizados”) destinados a
vigilar, competir y capturar, in situ,
la política parroquial. “El segundo paso sería ganar las elecciones locales,
llevando como candidatos de Morena a políticos que hayan sido ya poderosas
figuras territoriales.”
Lo quieren todo y ya. A
cualquier costo y pase lo que pase. Incluido el derrumbe de la administración
pública federal antes de consumado el asalto
al poder el 1.° de diciembre.
“La creación de un poder paralelo a los gobernadores, es uno de los mayores
riesgos de gobernanza en los próximos años” porque no solo apunta a lo que
pareciera evidente, menguar la fuerza
política de los gobernadores, sino “afectar el funcionamiento de los gobiernos,
el desarrollo de proyectos de infraestructura y hasta el sistema de rendición
de cuentas”.
Los 32 prefectos, comisarios o procónsules estarían perfilando el golpe de
la Presidencia Imperial a la soberanía de estados y municipios. Lo presiente, a
modo de exorcismo, una priista histórica, exgobernadora y portaestandarte de la
“tradición liberal” tricolor Beatriz
Paredes: “Los votos que llevaron al poder al presidente electo son tan
legítimos cómo los que llevaron al poder a los gobernadores en funciones y a
los presidentes municipales. La colaboración y coordinación entre los tres
órdenes de gobierno es consustancial a la buena marcha del pacto federal.
Espero que, por el bien del país, no exista un nuevo proceso de centralización
en México…”
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